Televisión
'El silencio que habla’, la docuserie de TVE que descubre la vida de Jesús Quintero
La docuserie recuerda al mítico locutor y presentador conocido como El Loco de la Colina
«Todo lo que ves aquí es mentira, ni es el cielo, ni son las estrellas, ni es la luna, ni es la televisión, ni yo soy. Me siento como un cosmonauta perdido en una galaxia». Jesús Quintero, conocido como el Loco de la Colina, falleció a los 82 años en una residencia de Ubrique. Cero Coma Producciones y RTVE Player han reconstruido su paso por los medios de comunicación, su ilusión por ser artista, la vida privada contada por Joana Bonet, su primera esposa, y sus dos hijas, Lola y Andrea; y opiniones de famosos que tuvieron relación con él: Isabel Gemio, José María García, Vicky Martín Berrocal, Fran Rivera, Rocío Carrasco, Barceló, sus guionistas Javier Rioyo y Javier Salvago. Una interesante serie de dos capítulos.
«El loco tenía tres prioridades en la vida: la noche, la radio y sus dos hijas» cuenta Lola, por este orden. Ella y su hermana no entendían su forma de amar a sus hijas. Tenía que entender que te separas de tus parejas pero no de tus hijas. Era su obsesión por la radio y la televisión. Su hija Andrea es muy directa: «El loco salvó la vida de mi padre… quería tener un lugar en el mundo y creó un personaje para que la gente no le rechazara, siendo como era».
Recordar sus frases, sus silencios dos años después de su muerte… están de absoluta actualidad. Era un loco… cuerdo. Su independencia era a prueba de bombas. Dio un portazo a la cadena SER. «Llevaba dos años y medio, dice Quintero, sin publicidad en el programa, y vino uno y me dijo que una aspirina quería patrocinar el programa y… me marché».
La televisión le embrujó. Sus «ratones coloraos», «el perro verde», «cuerda de presos», «el gatopardo» y tantos otros mostraron a un Loco de la colina, feliz. Conoció las cámaras por dentro y le querían. Y descubrió lo que ocurría a su alrededor: «No soporto la rutina —decía—, no la soporto, los días iguales, los programas reiterativos, los presentadores que hacen y dicen lo mismo semana tras semana, la sensación de lo ya visto y oído mil veces. No aguanto la rutina».
Siempre, desde su locura, luchó por una televisión limpia, cultural, seria, sus ataques a la telebasura: «Mientras haya burros habrá basura; mientras haya bobos habrá engañabobos. Qué haces tú entre fantasmas, farsantes, entre encantadores de serpientes, qué haces rodeado de basura, alimentándote de la basura. Si no eres así, eres mejor que todos ellos».
Invitó al plató a Jorge Javier Vázquez, presentador de El Tomate en Telecinco, «A ti lo que te gusta es el tomate», le comenta Vázquez. Y el Loco le responde: «No siento mucha curiosidad por ti, por la bestia negra, por un muchacho ilustrado que en algún momento me pregunto: ¿se planteará él la ética de lo que hace y la estética?». Eran los instantes de Crónicas Marcianas, El Tomate, La leyenda del Mississippi.
La docuserie recoge pasajes de sus entrevistas con Carmen Sevilla, Antonio Banderas, Antonio Gala, Lola Flores, Rocío Jurado, Carlos Herrera, Alejandro Sanz, Fran Rivera, pero … también preguntaba a asesinos, violadores, y célebres fueron sus entrevistas con Rafi Escobedo, asesino de los marqueses de Urquijo. «Solo necesito ya una cajita y la cruz encima», le comentó Escobedo. Tres días después se suicidó en la cárcel.
Histórica fue la entrevista con el periodista José María García, que TVE se negó a emitir, porque atacaba a José María Aznar, según el propio periodista. Quintero no aceptó esa censura, lo explicó en directo y cogió la puerta.
«Realmente, estoy dispuesto a morir convencido de mis ideas, porque soy un loco libre. Moriré de pie antes que arrodillado por culpa de una sociedad que me dice a qué hora tengo que desayunar, con quién acostarme y cuántas veces al día debo hacer el amor. Soy líder de audiencia y lo mejor que tengo: la libertad, la noche, la imaginación y los ratones coloraos».
Es emocionante e interesante recordar la vida profesional y personal del loco Jesús Quintero, llena de frases, de preguntas, silencios, emociones. Descubrir su otra cara a través de la familia y los amigos… Aunque él comentó: «Por este lado de mi cara soy Paco de Lucía y por el otro, Gadafi».
Su adiós: «Ya no tendré que ir a cócteles, ya no queda ni un puto gramo de arena en el reloj, si queréis que vuelva, silbad. Amor, si quieres que vuelva, yo estaré esperando. Buenas noches, hasta siempre, hasta siempre».