El desierto de Tabernas, el escenario español donde actuaron grandes como Clint Eastwood o Fabio Testi
Este enclave de Almería es conocido por haberse convertido en el lugar de rodaje de importantes películas de la historia del cine
Almería fue en los años 70 una mina de oro para el cine del oeste. El desierto de Tabernas era un emplazamiento privilegiado para aquellos directores que, como Sergio Leone, disfrutaban inventando historias de Spaghetti western —cine del oeste europeo—. Así, en este enclave andaluz se rodaron grandes cintas de la historia del Cine como El bueno, el feo y el malo (1966), De hombre a hombre (1967) o producciones más recientes como 800 balas (2002) o Juego de Tronos.
En este desierto almeriense, por donde pasearon Clint Eastwood, Lee Van Cleef, Harrison Ford, Faye Dunaway, Álex de la Iglesia o la Madre de dragones —Emilia Clark—, sigue siendo un pequeño oasis en el que recordar la época dorada del cine de vaqueros en Europa. Entre los escenarios que todavía perviven se encuentran los estudios Fort Bravo —decorados que se construyeron por iniciativa de Juan García, su propietario—.
Uno de los motivos por los que directores de otros países como Leone se fijaron en Tabernas es que rodar en España era mucho más barato. El buen tiempo del sur, por ejemplo, y las numerosas horas de luz permitían ahorrar costes en la iluminación; algo que todavía se sigue aprovechando. «La luz de aquí es una luz particular. Tú puedes rodar de las 7 de la mañana hasta las 9 de la tarde y siempre hay la misma luz», comenta el actor italiano, Fabio Testi.
Testi —que este 2024 ha recibido el premio Tabernas por el 50º aniversario Los cuatro del Apocalipsis (1975), del italiano Lucio Fulci— conoce bien el desierto almeriense, por eso destaca la importancia del enclave en los años 70 para la expansión del género. «Con el tiempo han descubierto que aquí había todos los servicios, que encontraban todo lo que necesitaban, caballos, maquinaria, técnicos, maquilladores, cualquier cosa técnica», explica el italiano.
Pero, Tabernas, fue también una mina de oro para los almerienses. Muchos preferían trabajar para el cine porque, evidentemente, se cobraba más que en otros trabajos. «Al principio, esto del cine en Almería era algo familiar. Todo el mundo quería salir en las películas porque se ofrecía lo mismo que en sus trabajos, quizá más. Hay casos, por ejemplo, en los que los trabajadores, albañiles, pedían permisos por enfermedad a sus empresas para ir a trabajar al cine porque ganaban más», explica José Enrique Martínez, profesor e historiador de Cine del Oeste.
'Cualquier tiempo pasado fue mejor'
Pero, ya en los años 80, el poblado se puso a la venta y terminó en las manos de sus actuales dueños, Rafael Molina —actual director de Fort Bravo— y Paco Ardura —empresario del cine que puede presumir de atesorar dos centenares de carruajes que fueron utilizados en infinidad de rodajes—. Gracias a ellos, Fort Bravo —y el resto de escenarios que perviven en el desierto de Tabernas— sigue siendo escenario para los actores. Ya no acoge grandes westerns, pero, como todo aquello que se basa en el famoso 'cualquier tiempo pasado fue mejor', supo crecer y reinventarse para atraer a los nostálgicos.
«Venimos caracterizados así, como unos personajes del oeste, hay que darle un impulso a nuestro pueblo en este que es su festival de cine, el único festival de cine western de Europa», dice Juan Castro, visitante a Mini Hollywood —otro de los parques temáticos de Tabernas— y profesor. Precisamente, el Almería Western Film Festival, que ya lleva catorce ediciones, es uno de los eventos que más ha contribuido a mantener vivo el legado del Spaguetti Western en España, un tesoro del que no muchos países pueden presumir.