Crítica de cine
'Jurado Nº2', otra lección magistral de Clint Eastwood
El director aborda de nuevo la difícil tarea de encontrar redención a los errores de un pasado que pesa mucho
Para los que amamos el cine clásico -el de John Ford, Frank Capra, George Cukor…- Clint Eastwood es una suerte de último superviviente. Con más de 90 años acaba de entregar otra gran película, Jurado Nº 2, que por formas, fondo y sobriedad se convierte en otra lección magistral de este genio del séptimo arte.
Jurado Nº 2 es un alarde de no intervención por parte del director. Hace algunas semanas, en un sesudo seminario de filosofía, alguien afirmó que el estilo del filme es vulgar, refiriéndose a que apenas hay efectos, artificios, adornos… Eastwood ha convertido en la economía de medios la seña de identidad de este filme. Uno de los elementos -si podemos llamarlo así- que demuestra su genialidad es que no tiene un estilo definido, sino que se pone siempre al servicio de la historia que debe contar.
Por eso en Jurado Nº2 tampoco recurre apenas a sus habituales bandas sonoras, tan tenues, tan emotivas, tan notables. Aquí, simplemente, permite que una serie de escenas se sucedan, en aparente silencio, para contar cómo un hombre corriente se enfrenta a la dura tarea de juzgar a otro ser humano sabiendo que es inocente pero sin poder descubrir su propia verdad. Se cuentan los hechos de manera sencilla para dejar en el espectador la responsabilidad de juzgar a los personajes.
Como suele ocurrir en el buen cine, los personajes son sólidos en su mayoría. Con tenues pinceladas, guionista y director nos presentan a una serie de personas cercanas, aquí sí que hasta un tanto vulgares, en su particular lucha por la vida, sin que, y eso es lo demoledor del retrato, no haya ningún personaje esencialmente bueno; prácticamente todos tienen algo que esconder o, cuando menos, algo que les impide ser dignos del todo. Y, Eastwood de nuevo, con algunas memorables interpretaciones, como la de Toni Collette.
Jurado Nº2 es una de estas películas que te reconcilia con el cine. Huye de los efectismos, barroquismos, manipulaciones, trampas, fórmulas, comercialismos y demás afeites artificiosos de los tiempos que corren. Es una película sencillita que, simplemente, cuenta una historia que le ocurre a gente corriente.
Y, sobre todo, sin intención panfletaria. El tema es el habitual en muchas obras maestras de Clint Eastwood -Mystic River, Million Dollar Baby, Sin perdón, Gran Torino o, incluso, Los puentes de Madison-: la difícil tarea de encontrar redención a los errores de un pasado que pesa mucho. Es una película que da que pensar, y que deja que sea el espectador el que tome la última decisión… algo de agradecer en estos tiempos en que tanto creador nos quiere imponer su propia manera de ver/entender la vida.
Jurado Nº2, que se rumorea podría ser la película de la retirada de Eastwood, se iba a estrenar tan solo en una plataforma. Pero el éxito del tráiler la llevó a las salas de cine. En cualquier caso, está teniendo más éxito en Europa que en Estados Unidos… lo que supongo es algo bueno. El viejo mago, fiel a sus maestros, a los que realmente nos mostraron nuevos modos de soñar, nos ha regalado otra joya… quizás no a la altura de sus mejores filmes, pero sí en ese otro espléndido estante en el que se encuentran, por ejemplo, Mula, Invictus o Poder absoluto.