A priori, Crimen es una serie policial estándar: una niña desaparecida, una lista de sospechosos, un investigador experimentado que lucha con sus propios demonios y una compañera tan novata como incorruptible. Sin embargo, lo que eleva esta historia por encima de lo común es la actuación incendiaria de Dougray Scott. El actor revitaliza su apagada carrera con su papel de un inspector de policía empedernido que, en su lucha por mantener la cordura y la sobriedad, resuelve los crímenes de su ciudad, Edimburgo. Que esté basada en una de las mejores novelas de Irvine Welsh (Trainspotting) solo mejora la ecuación.