Orson Welles emplaza Sed de mal en una fronteriza ciudad entre Estados Unidos y México, donde un atentado con coche bomba desencadena una tensa investigación. La historia sigue al agente de narcóticos mexicano (Charlton Heston), quien, durante su luna de miel con su mujer, Susan (Janet Leigh), se ve envuelto en el descubrimiento de las prácticas delictivas del jefe de la policía Hank Quinlan (Welles). Una demostración de cine negro impecable que muchos definen como obra maestra por su brillante narración, especialmente gracias a su famoso plano inicial, que tardaron en rodar dos semanas a pesar de durar en pantalla apenas tres minutos.