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Joaquín junto a sus hijas en un cementerio

Joaquín junto a sus hijas en un cementerioInstagram

El intento de Joaquín para que su hija superase uno de sus miedos en 'El capitán en América': «La vas a traumatizar más»

El exfutbolista trató que su familia superase sus temores en su visita al Gran Cañón

«¿Qué es lo que más temes en este momento de tu vida?» era la pregunta que lanzaban a Joaquín en la tercera entrega del El Capitán en América. Parecía que las carcajadas iban a tener un segundo plano en esta ocasión. Nada más lejos de la realidad.

En su camino a visitar el Gran Cañón, la leyenda del Betis se propuso acabar con los miedos de su esposa, Susana Saborido, y de sus hijas. Aunque en el camino, dejó como recuerdo en un establecimiento una camiseta firmada del equipo sevillano.

Mientras Susana acusaba a Joaquín de que era un desastre y no es capaz ni de recoger la habitación —a lo que este se defendía aludiendo a que simplemente es despistado— recordaron la ocasión en la que el exfutbolista se dejó olvidada durante una semana «una caja de pescado». «Tuvimos que vender el coche», se reía el marido, contando que fue imposible erradicar el olor.

Retomando sus objetivos, Daniela reconoció que le está cogiendo miedo a coger el coche a la vez que se está sacando el carné de conducir. Por ello, Joaquín se la llevó a enseñarla en una «ranchera» Ford. Entretanto, Susana y Salma lo acusaban de no tener paciencia y vaticinaban que perdería los nervios. Pese a la falta de confianza de su hija mayor en sí misma y en las habilidades de profesor de su padre, consiguieron dar unas vueltas por un aparcamiento.

«Se lo voy a multiplicar por 10»

La siguiente sería Salma, a quien le aterrorizaban los payasos. Esta vez, la leyenda bética optó por una terapia de choque. Harían noche en un hotel de carretera y, antes de alojarse, visitaron el cementerio que se encontraba al otro lado de la vía. La familia, que salió huyendo ante un grito, ingresó en las descuidadas habitaciones con el miedo en el cuerpo.

En esta ocasión, a Joaquín se le ocurrió disfrazarse de payaso para asustar a su hija menor. «No se los voy a quitar, se los voy a multiplicar por 10», comenzaba a arrepentirse. «La vas a traumatizar más», le insistía Susana. Las chicas, que salieron de la estancia, fueron sorprendidas por su padre, mientras que Salma quedaba paralizada. «Creo que lo empeoró bastante», reconoció la pequeña de los Sánchez Saborido.

La última sería su mujer, a quien le daba miedo volar. De hecho, revelaba las peripecias que tenía que montar para no coger un avión hasta Florencia, cuando Joaquín militaba en el equipo de la ciudad italiana. Tras horas de caminata por el Gran Cañón, les esperaba un paseo en helicóptero. Después de mucha insistencia de los suyos, Susana se decidió por subirse, entre las burlas de hasta el piloto.

En el camino, el exfutbolista reveló que había perdido «una oportunidad bonita» por priorizar a su familia. En vez de salir a Londres dirección al Chelsea, el extremo prefirió «ser feliz con mamá y con vosotras», les reconocía.

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