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El filósofo y novelista Fernando Savater

El filósofo y novelista Fernando SavaterEFE

10 escritores sobre la idea de España (IV)

Fernando Savater: «Ante el separatismo, la mayoría de los intelectuales españoles han sido unos cobardes, unos bribones»

El filósofo y escritor piensa que hay demasiados intelectuales faltos de intelecto en este país, y que «todo lo que suponga disminuir el peso de la lengua castellana es un atentado contra la ciudadanía»

Fernando Savater ha sido uno de los más tajantes defensores de la unidad de España, el Estado de Derecho y la lengua castellana. Como él mismo reconoce, más «señalado» no puede estar, pero el autor de obras como Ética para Amador o Las preguntas de la vida cree que la única vía para vivir es pensar, y viceversa.

Representante de la defensa de un pensamiento libre de ataduras ideológicas, el filósofo donostiarra ha centrado su vida y su estudio en la lucha contra el nacionalismo, el separatismo y el terrorismo: fue impulsor del Manifiesto por la lengua común, además de ser uno de los primeros intelectuales en firmar en 2017 el manifiesto Paremos el Golpe, que denunciaba la deriva de Puigdemont y el Govern catalán. Nadie como él para reflexionar sobre España.

–¿Qué es para usted España?

–España es mi patria. Creo que los seres humanos tenemos un entorno cultural, político e histórico que compartimos con los ciudadanos que nos son más próximos. Para mí el contexto social en el que vivo es mi patria.

–¿Por qué cree que la mayoría de los intelectuales españoles hablan mal de su país?

–Creo que son tontos. He conocido a tantos intelectuales que me he dado cuenta de que no son inteligentes. Una cosa es estar descontento, querer mejorar tu país, y en eso estoy de acuerdo. Bertrand Russell decía que el patriota es el que quiere que su país sea el mejor del mundo, y el nacionalista el que cree que ya lo es. Yo soy de los que quieren que sea el mejor país del mundo para convivir y vivir, y aunque sé que no lo es, me gustaría contribuir a que lo fuera. Quien cree que España es peor que todo lo demás, o quien cree que una partícula o región del país es mejor que el conjunto, es bobo.

–¿Se está apoyando lo suficiente la lengua española?

–La lengua española en sí misma es excelente. Es la lengua más hablada del mundo; no va a desaparecer. Curiosamente, donde está más amenazado y más dificultado su uso es en España. La lengua es un derecho de los ciudadanos españoles, no una posibilidad entre otras: no es un capricho, es un derecho cultural y político. Todo lo que sea disminuir el peso de la lengua castellana, tanto en la educación como en la relación con la administración, es un atentado contra la ciudadanía. No es una lengua más, es la única lengua cuyo uso y conocimiento es una obligación y derecho para todos los ciudadanos españoles, y además la lengua es la riqueza de los pobres. Si te quitan eso y te enseñen el euskera te hacen una faena, porque te han quitado tu riqueza.

–¿Cuál es hoy la mayor fortaleza y debilidad de la creación literaria española?

–Los gustos literarios cambian: yo siempre he echado de menos más fantasía; la literatura española ha sido demasiado realista. La ficción pura ha tenido pocos cultivadores, y eso es una debilidad. Yo he leído más literatura anglosajona, porque aquí en España había muy pocos nombres, salvando a Wenceslao Fernández Flores y a Pilar Pedraza, una excelente novelista de género extraño, fantástico. Nuestra fortaleza es que vivimos un momento con muy buenos escritores, que no desmerecen nada de lo que se hace en Europa. Hay escritores de primer nivel, incluso hoy en los periódicos escribe muy bien, con un nivel muy alto. Me gusta leer el periódico no solo por informarme: me produce placer literario.

–¿Es la literatura española actual mejor o peor que la que se hacía hace 70 años?

–Eso no se puede decir. Los libros tienen que resistir el paso del tiempo. Si tienes costumbre de repasar publicaciones antiguas, es curioso ver lo que hace 70 años se consideraba

que iba a vivir para siempre... En su época Pío Baroja tuvo éxito y hoy se sigue manteniendo, pero otro autores que eran buenos han decaído, como Benjamín Jarnés.

–¿Qué tres escritores españoles actuales cree que sobrevivirán al paso del tiempo?

– Felix de Azúa, un excelente escritor tanto en una especie de ficción novelada autobiográfica como en ensayo. Los diarios de Andrés Trapiello. Y Javier Marías es un autor de primera fila, sus novelas serán eternas.

–¿Qué opina de los escritores que se meten en trifulcas en las redes sociales?

–Que es inevitable. Al menos por lo que yo conozco, y eso que me he mantenido al margen, porque lleva muchísimo tiempo. De joven me metía en todas las peleas y me encantaban las broncas, pero es que se te va la vida en ello. De viejo, cuando ves que te queda poco tiempo, no lo gastas en andar peleándote. Yo leo algún blog de algún amigo y me mandan tuits, pero poco más. Las redes son estupendas para algunas cosas y si las sabes manejar: si te dejas arrastrar por todo, es un agotamiento y una pérdida de tiempo.

–¿Han estado demasiado tímidos los intelectuales españoles a la hora defender a su país durante el pulso separatista catalán?

–No es que hayan estado tímidos, es que se han portado como unos cobardes, unos bribones. Hay intelectuales que han dicho cosas sensatas e interesantes, pero poquísimos han tenido una actitud decente ante el momento separatista. De ahí la importancia de Mikel Azurmendi. Han sido poquísimos y la mayoría han sido de una villanía y un rastrero inenarrables.

–¿Están hoy demasiado politizados los premios nacionales?

–Los dan las autoridades, y algunas veces empresas privadas que lo que buscan es ganar dinero. Otros premios están claramente escorados, y si tienes la fama de meterte con los que convierten las lenguas regionales en competidoras privilegiadas del castellano, como yo, entonces no te dan premio porque eres «malo». Recibir un premio es un dulce estupendo, pero no se puede vivir pendiente de ello.

–¿Teme ser señalado por haberse atrevido a opinar de estos temas?

–Más señalado que estoy no puedo estar. Como no llegue una bomba a casa... A estas alturas yo digo lo que me da la gana. Lo único bueno que tiene ser viejo es cada vez te importan menos las opiniones de los demás. 

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