Arcadi Espada: «La debilidad de nuestra literatura es el escaso estatus, calidad y prestigio de la no ficción»

El estilo afilado, lacerante e incluso mortal de Arcadi Espada (Barcelona, 1957) hace honor a su apellido. Columnista y opinador profesional, combina –como tantos otros– su labor periodística con la escritura ensayística, lo que le ha llevado a ganar los premios Francisco Cerecedo y Ciudad de Barcelona de Literatura por Contra Catalunya y Espasa de Ensayo 2002 por Diarios. Ahora publica La Verdad (Península), una recolección de artículos cuyo asunto es la verdad fáctica, que es la que concierne al periodismo.

La obra de Arcadi puede entenderse como una batalla perpetua contra el relativismo y la posmodernidad en el campo del periodismo, de la fotografía, de la política y de la literatura. En ella, transpira siempre una reflexión sobre la España heredada y el devenir ideológico del presente.

– ¿Qué es para usted España?

– Una casualidad, una cocina y una lengua.

– ¿Por qué cree que muchos intelectuales españoles hablan mal de su país?

– Porque son españoles.

– ¿Se está apoyando lo suficiente la lengua española?

– Américo Castro decía que cuando alguien tiene que ocuparse de un idioma, ya no vale demasiado la pena, porque ese idioma agoniza. Y no es el caso del español.

– ¿Cuál es hoy la mayor fortaleza y debilidad de la creación literaria española?

– La mayor fortaleza es la evidencia de que hay muchas Españas literarias y lingüísticas a un lado y a otro del océano. La debilidad fundamental es el escaso estatus y la escasa calidad y el escaso prestigio de la no ficción.

– ¿Es la literatura española actual mejor o peor que la que se hacía hace 70 años?

– Es mejor. Pero eso no sucede solamente con la literatura, sino también con la cocina y con la práctica de la esgrima.

– ¿Qué tres escritores españoles actuales cree que sobrevivirán al paso del tiempo?

– No puedo contestar a esta pregunta porque debería haber pasado el tiempo.

– ¿Qué opina de los escritores que se meten en trifulcas en las redes sociales?

– Nada en particular. El bar en España siempre ha tenido muy buena prensa.

– ¿Han estado demasiado tímidos los intelectuales españoles a la hora defender a su país durante el pulso separatista catalán?

– No, tímidos no; han estado cobardes.

– ¿Están hoy demasiado politizados los premios nacionales?

– Por supuesto. Basta ver que se llaman «nacionales».

– ¿Teme ser señalado por haberse atrevido a opinar de estos temas?

– No, es una justa correspondencia: yo señalo y me señalan.