Las mejores frases de Antonio Escohotado: del comunismo a la conquista de América
El filósofo fue un firme defensor de la libertad y endureció su discurso contra el comunismo a medida que fue investigando
Muchos le consideran el último liberal, otros simplemente un sabio... Antonio Escohotado falleció este domingo a los 80 años tras una vida dedicado a la exploración (llevada a veces hasta extremos insospechados), la lectura y la reflexión. Defensor de la libertad en su sentido más puro, contrario al comunismo a medida que iba acumulando lecturas, en los últimos años dejó reflexiones notables sobre la educación, la extrema izquierda, el revisionismo histórico o la propia muerte.
- Sobre la educación, en una conversación con el escritor Fernando Sánchez Dragó:
«Un país no es rico porque tenga diamantes o petróleo. Un país es rico porque tiene educación. Educación significa que, aunque puedas robar, no robas. Educación significa que tú vas pasando por la calle, la acera es estrecha y tú te bajas y dices: 'Disculpe'. Educación es que, aunque vas a pagar la factura de una tienda o de un restaurante, dices 'Gracias' cuando te la traen, das propina y cuando te devuelven, lo último que te devuelvan, vuelves a decir 'gracias'. Cuando un pueblo tiene eso, cuando un pueblo tiene educación, un pueblo es rico».
- Sobre el concepto de valor económico y el intervencionismo estatal, en una conversación con Daniel Lacalle:
«No se dan cuenta de que el ser humano es innovador y de que si tú le quitas la iniciativa le quitas la fuente de riqueza. A mi juicio, el factor que realmente define el valor no es nada sólido o tangible ni mucho menos inmuebles. El valor es la capacidad que tiene un ser humano de hacer más barato algo que se hacía más caro. Eso es el valor».
- Sobre el comunismo, en una entrevista en Libertad Digital:
«Es increíble que hayan ensayado la vía de Marx fácil 60-70 países, y algunos durante 80 años, como la URSS. Y que a todos les haya ido no mal: lo siguiente. Y sin embargo, ahí están (...). Es que es una religión. Es la religión del no ser. La religión de que parece que hay sustancia, parece que hay naturaleza... Grave error. No hay nada. Es la nada lo que reina. Y dentro de esto, pues si conseguimos robar y matar lo bastante a lo mejor aparece algo».
- Sobre la libertad, en una entrevista con Juan Ramón Rallo hace apenas un mes:
«Sin libertad no hay nada (...). A mí me gustaría definirla como el arte de hacer posible lo que debo hacer, que es lo que vas encontrando en cada momento: ahí donde te va llevando la investigación, ahí donde la pesquisa te pone (...). El que pise la libertad de mi vecino me está pisando el cuello. Lucharé a muerte por la libertad de mi vecino. Es reconocer que el otro es por lo menos tanto como tú».
- Sobre el comunismo, en una entrevista con Juan Ramón Rallo hace apenas un mes:
«Es fobia a la riqueza, fobia al autosuficiente, al dichoso... Hay como un rebote de los que no han conseguido llegar a la madurez y están todavía de alguna manera unidos al cordón umbilical. Pero ese cordón se va pudriendo porque se ha muerto la madre. Es rabia. Yo creo que detrás del comunismo, después de tanto investigar, porque han sido más de 20 años investigando qué es el comunismo, hay un feeling más que otra cosa. No es una doctrina, no es un conjunto de criterios articulados. Es como un ruido, como una interjección, como un grito de protesta que luego se disfraza de 'quiero a todos' (...). El comunismo es un movimiento del alma muy próximo a la desesperación que se trasviste. Así es como lo he visto yo en cada una de sus manifestaciones históricas después de pesquisar muy en detalle».
- Sobre el presunto auge de la extrema derecha, Ciudadanos y Santiago Abascal en una entrevista en la Sexta Noche:
«Eso no existe, es un invento de la extrema izquierda. La extrema izquierda necesita un reflejo especular. Y donde no hay algo pues se lo inventa (...). ¿Quieres decir que hay algún parecido entre Ciudadanos y el fascismo italiano? Tú mientes o no sabes nada del fascismo italiano. O no quieres mirar lo que hace Ciudadanos. O lo de Abascal y Hitler. Abascal es un político conservador, menos hipócrita que los conservadores del PP a mi juicio, pero desde luego no tiene ningún parecido con Hitler (...). No tiene nada que ver. Pues resulta que gran parte del pueblo español se lo cree y les acabar de dar las elecciones. Así como suena, a aguantar».
- Sobre el revisionismo histórico de Manuel López Obrador y la Conquista de América:
«Ahí sí me pareció un miserable. Primero porque fue él quien se quedó allí, no nosotros. Yo no me he quedado en México. Segundo: ¿le gustaría una cultura como la azteca? ¿Deberíamos recordar al señor López Obrador que tenían 18 fiestas de guardar cada año con sacrificios humanos? ¿Debemos recordar al señor Obrador que a Tlaloc, el dios de la lluvia, había que inmolarle criaturas con menos de un año? Los inmensos osarios que descubren cada día los arqueólogos demuestran que los aztecas no solo sacrificaban una media de 50.000 personas al año sino que se los comían porque, entre otras cosas, eran tan barbáricos que no habían descubierto la rueda. No tenían ganado como en Europa o en otras partes del planeta existe (ovino, caballar...). La sociedad más monstruosa que los tiempos recuerda, con mucha diferencia, mucho peor que la espartana, es la azteca. Eso el señor López Obrador no lo sabe o lo quiere ocultar. Me parece una miseria y una maldad».
- Sobre el miedo a la muerte, en conversación con Jesús Quintero:
«Antes me daba miedo morirme. Cuanto más he ido aprendiendo a saber, menos miedo me da morirme (...). Luego hay que reconocer una parte de ternura, de adiós, de despedida, que siempre siempre me ha inquietado. La verdad es que me gustaría morirme solo para evitarme ese trance. Como un perro: eso que el perro de repente, de la noche a la mañana, está ahí enroscadito donde siempre pero un día ya no se mueve. Así tuve yo un hámster, que un día dejó de moverse. Eso no está mal».