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El empresario taurino Simón CasasPlaza 1

Toros

Simón Casas: «Muchos políticos van contra la existencia de la tauromaquia»

El «productor artístico», como él mismo se denomina, primer extranjero en dirigir la plaza de toros de Madrid, es una rara avis en el mundo del toro

Un romántico de la fiesta, visionario, apasionado. Una rara avis en el mundo del toro que surgió de Nimes y recaló en España buscando su Ítaca cual Ulises. Ese puede ser uno de los Simón Casas, el personaje público al que no es difícil de reconocer. Pero Simón Casas hay muchos… Está el escritor, el intelectual, el productor taurino, el apoderado, el aficionado, el artista, un hombre del Renacimiento, creativo como pocos, en este mundo del toro, capaz de reventar una plaza como Valencia anunciando a José Tomás en su reaparición. 

Este año de pandemia, finalmente hubo toros en Las Ventas con festejos en junio, julio y una Feria de Otoño donde siempre ocurrió algo importante en el ruedo y donde hubo éxitos como la segunda puerta grande de Emilio de Justo en este año o la de Ginés Marín cerrando la temporada. De todo ello, de Las Ventas, sus otras plazas, sus producciones taurinas, de la tauromaquia y su esencia, del torero como héroe y del toro como tótem, así como de la juventud y el futuro del toreo habló para El Debate en una conversación auténtica, reflexiva, llena de verdad y pasión.

–Simón, por fin hubo toros en la plaza de toros de Las Ventas, en una temporada bajo los efectos de la pandemia y el lógico cumplimiento de las medidas sanitarias.

–Efectivamente, hubo toros en Las Ventas y ello es motivo de alegría porque en la mayoría de las plazas de primera como Pamplona, Bilbao, Zaragoza, Valencia se quedaron cerradas. Tanto la Comunidad de Madrid como la empresa Plaza 1 hemos conseguido elaborar una programación que nos ha permitido vivir, en la primera plaza del mundo, una temporada exitosa y de categoría de acuerdo a las exigencias de la plaza y de su afición.

–¿Cómo valora la temporada?

–Ha sido una temporada breve pero intensa. Si hacemos un balance rápido nos damos cuenta que a lo largo de la misma hubo varias salidas a hombros, la de Ginés Marín y la de Emilio de Justo, éste último salió dos veces a hombros en Las Ventas, y hubo corridas con muchos toros embistiendo. El balance es positivo porque en más de una tarde, el público ha salido pegando pases, y se han dado actuaciones realmente importantes.

Las plazas de primera conllevan muchas exigencias que se traducen en elevados costes de producción 

–¿Se trataba de dar una temporada larga o bien hecha?

–El problema en un año como éste no era dar una gran cantidad de festejos, sino que los festejos fueran de calidad y, de hecho, tanto las dos corridas de junio y julio como después los festejos de la Feria de Otoño han sido festejos de calidad por encima de la cantidad, por eso ha sido breve pero intensa.

–¿Es duro gestionar la primera plaza del mundo?

–Gestionar Las Ventas requiere una enorme experiencia profesional, acumulada a lo largo de los años gestionando plazas de primera. Las plazas de primera conllevan muchas exigencias que se traducen en elevados costes de producción porque la afición y el público de estas plazas es muy exigente, lógicamente. Y en el caso de Las Ventas esta exigencia es aún mayor, es extraordinaria, lo que le exige al empresario estar a la altura para dar satisfacción al público y cumplir con las exigencias del resto de implicados en festejos de esta categoría: ganaderos, toreros, público, todo.

–No obstante, a pesar de la exigencia han pedido y se les ha concedido la prórroga para el año que viene: ¿ya están diseñando la Feria de San Isidro próxima?

–Sí, pedimos la prórroga con Plaza 1 para gestionar un año más Las Ventas y ya estamos comenzando a pensar en cómo va a ser la Feria de San Isidro de 2022 en la cual estamos trabajando, después se convocará el concurso de adjudicación de la plaza, tal y como es preceptivo, de acuerdo a lo establecido cada cinco años.

Simón Casas y Rafael García GarridoPlaza 1

–Usted gestiona, además de Las Ventas, Albacete, Nimes, Alicante, Beziers, Valencia. Como empresario, ¿qué valoración hace en líneas generales de la actividad en ellas?

–El balance es positivo, a pesar de las circunstancias por las que estamos pasando. Hemos tenido que hacer frente a muchos hándicaps como ha sido dar festejos con aforos limitados, y muchas ciudades han anunciado festejos y se han celebrado ferias taurinas fuera del calendario festivo en el que habitualmente se celebraban, y eso es anacrónico. Sin embargo, tengo la satisfacción de hacer un balance positivo tanto en Beziers, donde hubo una feria importante, como en Nimes donde dimos las dos ferias, la de Pentecostés y la de la Vendimia de septiembre. También hemos dado toros en Albacete con una feria que tuvo muchos éxitos artísticos y en Alicante con una feria importante a pesar de los pocos festejos que se dieron y, finalmente, Las Ventas. Es casi un milagro, pero puedo afirmar que –a pesar de la coyuntura pandémica que estamos viviendo– he podido abrir todas las plazas que gestiono con un balance que, a grandes rasgos y desde el punto de vista empresarial, arroja una temporada positiva en mis plazas, con un índice de éxito muy elevado. Y por lo que respecta al capítulo económico el hecho de no perder dinero casi era un sueño, pues todo estaba en contra de la economía de producción de la tauromaquia y de la creación y organización de festejos, por lo tanto, estoy muy contento.

–Valencia no abrió sus puertas y la afición está contrariada por ello.

–Valencia no abrió sus puertas al igual que otros cosos de primera categoría como Pamplona o Bilbao. Las plazas de primera categoría tienen unos costes de producción muy elevados y no podemos abrir estas plazas sin un aforo mínimo con el que poder disponer de unos ingresos mínimos para tener garantías que permitan amortizar la organización de esos ciclos, con la categoría que les corresponde a esas plazas. Valencia no ha sido un caso excepcional ya que casi ninguna plaza de primera ha abierto sus puertas en esta temporada, ni Pamplona, ni Bilbao. En el caso de Málaga y de Córdoba sí que lo han hecho, pero ha sido para dar dos corridas de toros. A la hora de organizar festejos dos y dos son cuatro y si no existen los ingresos mínimos para celebrar los festejos con un mínimo de calidad y de garantía y capacidad para amortizar los costes de producción de los festejos de primera categoría resulta muy difícil poder abrir estas plazas con garantía.

«Un día de toros es mucho más que el propio festejo»

–Hasta hace unos meses usted ha sido el presidente de ANOET, la asociación de empresarios taurinos que aglutina cerca del noventa por ciento de la patronal taurina. Desde su experiencia como empresario y su conocimiento del sector empresarial taurino, ¿cómo ha visto la temporada empresarialmente?

–Se ha podido ver cómo las plazas de tercera o cuarta categoría y alguna de segunda sí que han podido abrir sus puertas, ofreciendo una programación limitada de acuerdo a las exigencias de prevención pandémica. Todos ellos han podido abrir las puertas de estas plazas porque los costes de producción de los festejos son bastante más bajos que cuando se anuncian toros en las plazas de primera categoría. Ellos han podido organizar festejos y es muy meritorio, hay que darles la enhorabuena por ello, pero por las propias circunstancias del momento tampoco se han podido celebrar los festejos en todo su esplendor, como es lógico y normal. Estamos en una situación en la que aún no hay normalidad y tenemos que pensar que estas mismas circunstancias van a seguir impactando en el futuro de la celebración de festejos taurinos tanto en la temporada de 2022 como en la de 2023 y las siguientes, hasta que no exista una normalidad sanitaria total, lo cual estamos aún lejos de conseguir. En estos días, sin ir más lejos, volvemos a ver cómo se incrementa el número de contagios por coronavirus tanto en España, Francia, Inglaterra, China, objetivamente la situación pandémica no está totalmente controlada y falta mucho para que así sea.

–Con la pandemia, ¿cree que el sector taurino ha perdido una oportunidad para repensarse y prepararse para una mejor y mayor recuperación cuando se vuelva a esa normalidad de la que estamos hablando?

–No cabe duda que se ha perdido una oportunidad, pero cabe destacar que antes de la pandemia sanitaria existía ya una pandemia en la economía de producción de la fiesta. Al contrario de lo que pasa con otros espectáculos como el deporte o los culturales, no hay ninguna institución que acompañe realmente el mantenimiento y la coherencia de la economía de producción del mundo del toro. Aquí, en el mundo del toro y al contrario que en los teatros, el cine o en las salas de espectáculos, el empresario taurino es el único soporte económico de la producción de la tauromaquia, arriesgando su capital y su propio futuro. El empresario tiene que hacer frente a unos contratos de explotación de las plazas de toros que son abusivos y que no se corresponden –para nada– con la realidad de la fiesta de los toros y la realidad económica actual. La fiesta de los toros no está subvencionada y entiendo que no se subvencione porque es una actividad peculiar que, incluso, ha sido relegada un poco al margen de las demás actividades, pero si asfixiamos su economía de producción con costes de producción no controlados con son los cánones por el piso de la plaza tan elevados y fuera de la realidad económica del sector y del momento actual, y se imponen condiciones de gestión abusivas, al final se llega a una asfixia en la creación y organización de la fiesta. Y si no hay economía en la fiesta, el futuro será gris para el espectáculo.

Simón CasasPlaza 1

–Nuevamente, la clave está en los pliegos de explotación de los cosos.

–Sí, está en los pliegos y en la necesidad de que los estamentos que conformamos el sector de la tauromaquia tengan capacidad para actuar convergentemente con responsabilidad y de una manera positiva. Sabemos que hay cierta clase política que está radicalmente en contra de la fiesta y hay otra que se mantiene en un termino medio, ni a favor ni en contra. Como el sector de la tauromaquia depende –en un gran porcentaje– de las decisiones políticas, nos damos cuenta de que cada día hay muchas actuaciones políticas que están dirigidas contra la existencia de la tauromaquia. En este sentido, el intervencionismo negativo de cierta clase política en contra de la tauromaquia es patente, es real, y, por eso mismo, nos corresponde a todos los profesionales de la tauromaquia, aficionados y a la prensa especializada que aborda la tauromaquia, buscar unión de todos y defender los valores positivos que encarna la fiesta de los toros.

–Un ejemplo de ese intervencionismo negativo es, recientemente, la creación del bono cultural joven del que la fiesta ha quedado excluida y también, ahora con el Anteproyecto de Ley de Protección y Derechos de los Animales que prepara el actual Gobierno peligra hasta las retransmisiones de los festejos taurinos, con lo que ello implica de ingresos –por festejo televisado– que dejarían de percibir los empresarios que organizan las ferias y que les sirve para cuadrar sus balances.

–Son dos ejemplos graves, pero hay muchos más. Por ejemplo, recuerde este verano cuando la alcaldesa de Gijón decidió unilateralmente y de manera inconstitucional no dar toros en su ciudad, cuando constitucionalmente la fiesta de los toros forma parte del patrimonio cultural nacional, por ley. Como he comentado, ante el intervencionismo negativo de cierta clase política en contra de la tauromaquia, el mundo del toro debe unirse en su defensa. Es cierto que el mundo del toro es peculiar, en el sentido de que, muchas veces, hay debates internos negativos donde parece que el mal de la tauromaquia está dentro del propio mundo del toro, pero la unión hace la fuerza y estamos en un momento donde debemos estar unidos para protegernos de los adversarios a la tauromaquia.

«El empresario tiene que hacer frente a unos contratos de explotación abusivos»

–Para usted, ¿qué significa la tauromaquia?

–Para mí la tauromaquia es una escuela de vida, una enseñanza permanente cultural. Lo poco que sé me lo ha enseñado la tauromaquia porque la tauromaquia pone en juego la universalidad de conceptos tan fundamentales como la vida, la muerte, la búsqueda de belleza y, por lo tanto, la búsqueda de sentido. Por todo esto es por lo que la tauromaquia es cultura porque lo que nos ofrece la tauromaquia, el espectáculo que se desarrolla delante de nuestros ojos es el mas allá de la representación. Aquí la muerte es real, la del toro o la posible del torero, la entrega es radical, la belleza es extrema, y crear belleza con la muerte es el arte de las artes, tal y como afirmaron muchos creadores, entre ellos el propio Lorca. Tenemos la suerte de gozar de la tauromaquia no por conceptos negativos sino por conceptos positivos universales, porque el teatro es una representación, el cine es una representación, el deporte es deporte, pero la tauromaquia es el teatro de la belleza, de la verdad, de los sueños, el teatro del humanismo que nos permite nutrirnos de lo más significativo de la filosofía, de la poesía, y de la belleza. Los toreros son poetas silenciosos que se expresan no con la palabra sino con su entrega a través del lenguaje gestual llegando a la mente y al sentimiento de quienes lo contemplan sobre el albero ante el toro, y eso es sublime, es auténtico, es verdad.

–Actualmente, ¿le falta un héroe a la tauromaquia?

–Héroes hay y son los toreros. La figura del héroe es necesaria en la propia sociedad. Fíjese, la juventud siempre busca héroes, y toma como héroes a los grandes deportistas, a los futbolistas, pero el auténtico héroe actual es el torero porque llega a los límites de lo que es un héroe, al poner en juego su vida para crear arte y belleza con la embestida de un animal como es el toro. Ir más allá de lo convencional y de lo normal es lo que hace un torero y esto me da esperanza en el futuro de la fiesta. En la ultima corrida de toros celebrada en Las Ventas triunfó Ginés Marín y en su salida a hombros pude observar cómo lo llevaron en volandas por la puerta grande centenares de jóvenes y eso es significativo y positivo. A pesar de que, en las últimas décadas, la fiesta de los toros ha sido marginada y criticada, observo cómo existe una identificación de la juventud con el torero como héroe y eso es muy bueno para la fiesta. Lo que pasa es que habría que adaptar también las plazas de toros a los nuevos tiempos y, en concreto, a los modos de divertirse y de relacionarse que, actualmente, exhibe la juventud.

Simón Casas, Mario Vargas Llosa y Morante de la PueblaPlaza 1

–Ella es el futuro de la tauromaquia.

–Efectivamente, así es y por ello en Las Ventas hemos intentado darles algo más que el festejo taurino al que asisten, abriendo los bares en las terrazas para que miles de jóvenes que van a los toros después se queden en la plaza conviviendo y compartiendo afición y diversión. De esa manera, la juventud no solo tiene el aliciente de lo visto en el ruedo, sino que puede compartir su tiempo con sus amistades, y eso hemos visto que ha dado buenos resultados en Las Ventas. En ese sentido, hemos intentado adaptar una tarde de toros a las necesidades y costumbres de nuestra juventud actual porque un día de toros no empieza a la hora del paseíllo y termina con el último toro, sino que es mucho más que el propio festejo. Si observamos otras actividades que se celebran en Madrid ha ocurrido y ocurre igual, por ejemplo, en el Hipódromo de Madrid donde la juventud se desplaza porque es un lugar lúdico más allá de las propias carreras.

–Hay que entender los modos y formas de vivir y relacionarse que tiene la juventud en pleno siglo XXI, ¿no?

–Así es, cuando los jóvenes van a una plaza, aunque sea para tomar una copa con sus amigos, se pueden terminar haciendo aficionados a los toros y nosotros con estas iniciativas lo que estamos intentando es impulsar un nuevo modo de ofertar la fiesta de los toros a esa juventud que, no cabe duda, es el futuro de la tauromaquia. Nosotros debemos intentar centrar nuestros esfuerzos en ofertar, más allá del propio espectáculo, una experiencia de toros completa y lo más próxima a sus gustos e intereses. Debemos adaptarnos a los nuevos modos y las nuevas realidades que existen.

Debemos estar unidos para protegernos de los adversarios de la tauromaquia

–Pero, de todos modos, para un joven ir a los toros puede ser caro.

–Eso es rotundamente falso. Hay que acabar con los tópicos para poder reflexionar de manera positiva y constructiva. Eso de que la tauromaquia es un espectáculo demasiado caro es falso, solo hay que comparar el precio de las entradas con lo que puede costar un partido de fútbol emblemático, un concierto de un grupo importante o una noche de fiesta en una discoteca donde cualquier copa cuesta quince euros. Eso de que es caro para la juventud es falso. En Las Ventas se puede ir a los toros por un precio muy asequible a través de un abono joven con el que se puede ver toda la feria o toda la temporada. Es cierto que no la verán desde la barrera, pero podrán ver todos los festejos a precios asumibles, por eso no es cierto que la juventud no puede ir a los toros porque las entradas son caras para ellos. Ya está bien de falsas reflexiones. La tauromaquia es cara, no por el precio de las entradas sino por el coste que conlleva ir a una feria que no es la de tu ciudad donde tienes que hacer un desembolso por desplazamiento, por el hotel, por las comidas, por eso sí que es cara, pero no por entrar a disfrutar de un festejo taurino.

–El futuro de la fiesta pasa por cuidar de la juventud, acercarla al mundo del toro y que lo conozca, que lo viva, pero también preocupa cómo hacemos para que la fiesta de los toros vuelva a ser bien vista por la sociedad y por el mundo de la cultura, siempre ligado a ella través de los artistas, de los intelectuales… ¿Cómo recuperamos ese terreno perdido?

–Es cierto que la tauromaquia es cultura, pero poca gente es capaz de explicar por qué lo es. Si somos un mundo de cultura debemos ser cultos y ser culto no significa saber de muchas cosas o tener una capacidad intelectual extraordinaria, sino que ser culto quiere decir vivir con el alma, el sentido, la representatividad de nuestro arte que es la tauromaquia. Ser culto quiere decir adaptarse a nuestra época y a los modos de vida actuales entrando en diálogo con todos. Ser culto es tener la capacidad de hablar de nuestra pasión por la tauromaquia, aunque sea en términos sencillos, porque la pasión es una expresión, no es una explicación intelectualizada, y actualmente, la tauromaquia –que es cultura– no va acompañada de la demostración de por qué es cultura y ahí, está el problema.

Simón Casas en Las VentasPlaza 1

–Tenemos que contarla entre todos, ¿no?

–Tenemos que contar lo que es la tauromaquia con pasión, con ilusión, con una capacidad de trascendencia onírica. La cultura es todo lo que hace que nuestro ser evolucione porque lo que no evoluciona, no puede ser cultura, ya que la cultura está en una dinámica permanente. En el siglo veintiuno no se puede ser aficionado a los toros con un discurso de los años cincuenta.

–¿Qué hacemos entonces?

–Adaptarnos. Antes no existían los vuelos low cost, ni se podía viajar a un lugar de vacaciones por un módico precio y ahora todo eso es lo que hace que exista una oferta cultural y lúdica diversificada que hace que el ciudadano tenga mucho y bueno donde elegir, por eso debemos adaptar la fiesta a los tiempos actuales en los que estamos. Es preciso y es necesario. Y es muy curioso que nadie se de cuenta de esos cambios y los intente asimilar al desarrollo de su actividad empresarial dentro del mundo del toro. Aquí en Las Ventas, por ejemplo, se organizan festejos en agosto y quienes ocupan los tendidos son los turistas asiáticos y no los aficionados habituales, ¿de verdad eso es hacer afición? Hay espectáculos donde hay mil quinientas personas viéndolo y la mayoría son turistas. ¿Es eso lo que queremos para preservar la fiesta de los toros? ¿Es eso bueno para la tauromaquia? Radicalmente, no. Y en paralelo a eso hay muchas plazas de la Comunidad de Madrid que están cerradas, ¿no sería mejor cerrar Las Ventas durante una semana de verano y que abrieran esas plazas de toros? ¿Eso no posibilitaría que otras ciudades cercanas a la capital organicen festejos taurinos de categoría y creen riqueza en el propio sector, diversificando la celebración de los mismos? La mentalidad conservadora del mundo del toro es lo que no permite avanzar. Hay que ser conservador para la ética y grandeza de la tauromaquia, para defender y visibilizar su sentido profundo, el del toro de lidia, el de la entrega de los toreros, pero no hay que ser conservador para la puesta en escena, su difusión, su promoción, su acercamiento a la juventud y al aficionado, en la coyuntura contemporánea.

«Existe una identificación de la juventud con el torero como héroe y eso es muy bueno para la fiesta»

–Usted que está al frente de la primera plaza del mundo y también dirige otras de primera categoría, ¿cómo vislumbra la temporada próxima?

–No va a ser una temporada en la que se alcance una normalidad total. Y no va a serlo porque la pandemia y el virus no están vencidos. Hasta que no haya una inmunidad colectiva a nivel planetario y hasta que no existan medicamentos que –por vía oral– puedan curar cualquier malestar producido por el virus, la situación no estará superada y por tanto habrá rebrotes y nuevas olas como ya se está viendo durante estos días en Europa. Yo creo que será una temporada en la que en las plazas importantes deberán apostar por la calidad de los festejos antes que por la cantidad porque muchas veces estamos pidiendo siempre que una plaza sea de temporada, cuando los tiempos actuales igual están pidiendo una adaptación del modelo productivo en cuanto a los festejos, buscando menos festejos pero de mayor calidad y categoría, por eso creo se va a tener que apostar por festejos de calidad y categoría, frente a la cantidad, en una temporada que aún no va a ser normal.

–Y, ¿desde el punto de vista personal? Usted siempre ha parecido un Ulises buscando su Ítaca particular: ¿cuál es el próximo objetivo que le gustaría alcanzar?

–Me gustaría seguir defendiendo la tauromaquia, hasta que deje de trabajar, de la mejor manera posible. ¿Cómo se hace eso? Compartiendo aquello en lo que creo; comunicando siempre la realidad de mi pasión, tal y como antes la compartía con usted; y actuando, en mi trabajo de productor, constructivamente y buscando siempre el bien de la fiesta a través de la creatividad, programando festejos que sean atractivos para el público y de máxima categoría, siempre de acuerdo a esta arte único y sublime.