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J.K. Rowling y Emma Watson en el estreno de 'Harry Potter y las Reliquias de la Muerte'GTRES

CULTURA DE LA CANCELACIÓN

De cómo los pequeños magos de J.K. Rowling se revolvieron contra ella en favor de las políticas de género

La autora de Harry Potter, situada en el centro de la polémica por defender la identidad del sexo biológico, ha recibido fuertes críticas de los actores que han interpretado a los personajes de sus novelas

En diciembre de 2019 la escritora J.K. Rowling se manifestó públicamente a favor de Maya Forstater, consultora del think tank Centre for Global Development, que había perdido su empleo por decir que las mujeres transgénero no pueden cambiar su sexo biológico. «Mi creencia es que el sexo es un hecho biológico inmutable. Hay dos sexos: masculino y femenino. Los hombres son hombres y las mujeres y niñas son mujeres. Es imposible cambiar el sexo», declaró Forstater.

La autora de la saga de Harry Potter se expresó en Twitter en defensa de la mujer despedida: «Vístanse como quieran, por favor. Llámense como quieran llamarse. Acuéstense con cualquier adulto al que brinden consentimiento. Vivan su vida en paz y con seguridad, pero no fuercen a que despidan a las mujeres de sus trabajos por decir que el sexo es algo real».

Meses después, Rowling  criticó en un artículo la expresión «personas menstruantes», en donde se incluye a mujeres y a hombres trans. «Si el sexo no es real, las vivencias de las mujeres en todo el mundo resultan borradas», afirmó. Una de las primeras en reaccionar a estas palabras fue la actriz Emma Watson, que interpretó a la pequeña maga Hermione, la amiga de Harry Potter, en las distintas versiones cinematográficas: «Las personas trans son quienes dicen ser y merecen vivir sus vidas sin ser cuestionadas constantemente», lo que en realidad es el cuestionamiento del diferente (Rowling) que se dice combatir o la cancelación parcial de su argumento y de Rowling, a la que define con la impopularidad del distinto del que se proclama expresamente abanderada.

Emma Watson y J.K. Rowling en los BAFTAGTRES

A las críticas de Watson se sumaron las de sus compañeros de reparto, Rupert Grint y Daniel Radcliffe. Este último, el intérprete del personaje más importante en la vida de Rowling (y de Radcliffe), Harry Potter, se manifestó en un extenso comunicado a modo de carta en la web de la ONG Trevor Project, donde la adversativa («a la que se veía obligado») que seguía a la introducción donde se refería a la buena relación personal con Rowling y todo lo que había significado en su vida afirmaba que «las mujeres transgénero son mujeres», en un ejercicio woke de conmiseración hacia la escritora: «A todas las personas que ahora sienten que su experiencia con los libros se ha visto empañada o disminuida, lamento profundamente el dolor que estos comentarios les han causado. Realmente espero que no se pierda por completo lo valioso que hubo para usted en estas historias», un mensaje que recuerda, en versión buenista, a la imagen del niño que lanzaba una piedra a su viejo profesor al final de La Lengua de las Mariposas.

No mucho después Rowling contestó a sus ya no tan pequeños magos revueltos en un artículo en su página web, donde se declaraba seguidora de las tesis de Magdalen Berns, una feminista transexcluyente británica conocida por su rechazo hacia las mujeres transgénero. En el texto acusaba a las redes sociales de fomentar las dudas por las que muchos jóvenes acaban declarándose transgénero. La revista The Day perdió la demanda por difamación contra Rowling en un proceso en que la escritora, en este caso, fue apoyada por uno de los actores de la saga, Robbie Coltrane, el intérprete de Hagrid, el gigante guardabosques de Hogwarts.

Discurso del odio

Más adelante, Rowling devolvió el premio concedido por la fundación Robert F. Kennedy luego de que su presidente la tildara de «transfóbica». 58 representantes de la cultura británica, como el escritor Ian McEwan, publicaron una carta en el Sunday Times en favor de Rowling«J. K. Rowling ha sido objeto de una oleada de abusos que ponen de relieve una tendencia insidiosa, autoritaria y misógina en las redes sociales», rezaba el comunicado, que ponía el acento en la libertad de expresión y de elección a la que se refería Rowling al principio de la controversia en su defensa de Forstater.

El «discurso del odio» por el que se llegó a amenazar de muerte a la escritora: «He recibido tantas amenazas de muerte que podría empapelar la casa con ellas, y no he dejado de hablar. Quizás, y solo estoy lanzando esto, la mejor manera de demostrar que su movimiento no es una amenaza para las mujeres es dejar de acosarnos y amenazarnos», respondió en Twitter, donde llegaron a publicar la dirección de su familia. El mismo discurso por el que muchos de los que habían mostrado su desacuerdo con las opiniones de Rowling cambiaron el fondo de la disputa situándose al lado de la autora pese a mantener sus discrepancias ideológicas, entre los que, de momento, no se ha visto a los antiguos magos agitando sus varitas.