¿Ha leído la Constitución? ¿Y los estatutos de autonomía? Teófilo Edicións los publica en una colección única

Imagine una colección que recoja no solo la Constitución de 1978, de la que este 6 de diciembre se cumplen 43 años, sino todos los estatutos de autonomía. Una colección cuidada que recoja el marco legal y democrático de la nación española. Pues la editorial compostelana Teófilo Edicións acaba de hacerlo realidad: ha lanzado una compilación  inédita en España hasta la fecha con los textos completos de los 19 estatutos de autonomía actuales de nuestro país (los de las 17 comunidades autónomas más los de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla), en libros de formato reducido con el escudo de las comunidades en la portada de cada uno de ellos, así como con un ejemplar de la Constitución.

La obra, que complementa a la anterior colección, en la que se reunían los textos de las constituciones aprobadas a lo largo de la historia de España, se presenta en una única caja ilustrada por el cuadro «Jura de la Constitución de 1876 por S.M. la reina regente doña María Cristina de Habsburgo» (1897), de Francisco Jover y Joaquín Sorolla, que está expuesto en el salón de Pasos Perdidos del Palacio del Senado de España.

En el prólogo de la colección, firmado por Roberto Blanco Valdés, el catedrático de Derecho Constitucional de la Universidad de Santiago de Compostela (USC) afirma que la Constitución de 1978, además de inaugurar «el período democrático más extenso, estable y venturoso» de la historia de España, permitió transformar «de modo tan radical como pacífico la España que habíamos heredado de la dictadura franquista, y que aquella heredó, a su vez, de una Guerra Civil devastadora».

Entre los cambios propiciados por la actual Carta Magna, Blanco Valdés destaca la construcción de una democracia «entre las mejor valoradas del planeta»; el asentamiento de la monarquía parlamentaria; la resolución del problema religioso; la creación de un régimen fiscal moderno; la mejora de los sistemas de cobertura, o la erradicación de ETA. Destaca también la creación de la España autonómica, «una verdadera revolución territorial» para una España centralista.

El constitucionalista recuerda los dos intentos previos, frustrados, de descentralización en España, en 1873 y 1931, para valorar que la consolidación de nuestra España autonómica fue resultado de lo previsto en la Constitución del 78, «en el marco de su espíritu de acuerdo y reconciliación» y porque «nació de un amplísimo acuerdo político y social».

En ese sentido, el autor del prólogo remarca el hecho de que el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones es la emanación y desarrollo del artículo 2 de la Constitución, que establece la indisolubilidad de la nación española. Y realiza un recorrido por el camino de los hitos que permitieron, primero, el reconocimiento de los hechos autonómicos y, después, la aprobación de los sucesivos estatutos de autonomía de los distintos territorios, hasta calificar a nuestra actual organización territorial como «un Estado, de hecho, claramente federal».