Francia valida el polémico proyecto de remodelación del interior de Notre Dame
Obras de arte contemporáneas, frases bíblicas en los muros proyectadas en varios idiomas y otras experimentaciones podrían verse en el interior de la catedral gótica, algo contra lo que se han alzado historiadores de arte y especialistas
El plan para transformar el interior de la catedral de Notre Dame en una «moderna experiencia para los visitantes», que fue denunciado en Le Figaro como un «desastre» por cien figuras de las artes y el mundo académico, fue aprobado ayer, «con reservas», por la Comisión Nacional de Patrimonio y de Arquitectura francesa en medio de numerosas críticas.
Después de tres horas y media de debate, el comité de 26 miembros validó el programa de rediseño del interior de la catedral de París. «Hemos acordado los principios fundamentales sin cerrar el expediente», anunció a la salida de la reunión a puerta cerrada el senador y presidente de la comisión, Albéric de Montgolfier, quien prevé una nueva junta después de que se haya «afinado» el proyecto promovido por la diócesis de París.
«Tuvimos un intercambio racional a partir de una exposición seria y reflexiva», destacó Constance Le Grip, diputada del partido Les Republicáins (LR). «La comisión validó un programa, no un resultado final. La diócesis concretará ahora su proyecto», insistió Montgolfier, también senador del LR.
Se ha decidido que todas las obras presentes antes del incendio deben continuar, aunque no todas en el mismo lugar. Los confesionarios también serán movidos y se sacarán algunos tapices de las capillas para exponerlos.
La comisión rechazó el proyecto de izado destinado a almacenar los bancos de la cripta, que «afectaba a partes del siglo XVIII y a las bóvedas de la cripta», y también expuso sus reservas sobre trasladar las estatuas de los santos fuera de las capillas, confirmando, además, su oposición a las nuevas vidrieras.
La petición en contra del proyecto, firmada por intelectuales, artistas, escritores y académicos en Le Figaro ya había acusado a la Iglesia de querer vandalizar el monumento:
«La diócesis de París quiere utilizar la restauración para convertir el interior de Notre Dame en un proyecto que distorsiona por completo la decoración y el espacio litúrgico», dijeron. «Considera que la destrucción del fuego es una oportunidad para transformar la forma en que el visitante entiende el monumento, mientras que el fuego se limitó al techo y la aguja y no destruyó ningún patrimonio en su interior».
La renovación tiene como objetivo destruir el rediseño del interior del siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc
Los firmantes incluyeron a Pierre Nora, un historiador y miembro de la Academia Francesa, Alain Finkielkraut, un filósofo-ensayista, y Stéphane Bern, asesor del presidente Macron y especialista en preservación de lugares patrimoniales.
«La renovación tiene como objetivo destruir el rediseño del interior del siglo XIX por Eugène Viollet-le-Duc, el arquitecto que también construyó la aguja de estilo gótico», escribieron los firmantes, quienes agregaron que los planes para la proyección de video en las paredes, la iluminación ambiental y los bancos móviles era algo más propio de lo «kitsch».
El plan ha creado tensión en la Iglesia, con tradicionalistas que se oponen ferozmente a la modernización impulsada por Michel Aupetit, el ya exarzobispo de París, del que el Papa Francisco aceptó la renuncia el pasado 2 de diciembre debido a los rumores de relación con una mujer, que el renunciante negó.
El proyecto de la nueva Notre Dame está dirigido por Gilles Drouin, canónigo de la catedral y experto en arquitectura eclesiástica, quien afirma que el rediseño haría que el interior se pareciera más a su espacio medieval original.
«Algo ni revolucionario, ni rehecho de forma idéntica, pero modernizado con mucho arte contemporáneo», anunciaron al principio los defensores del proyecto. Un proyecto que The Telegraph describió como un nuevo «Disneyland políticamente correcto».
El clero tiene derecho a decidir ciertas cosas pero hay una cuestión que se impone: la historia, el monumento
El conservador general honorario del patrimonio, Alfred Pacquement, ya se mostró partidario de una renovación «que respete la arquitectura, la historia y el carácter sagrado» del edificio religioso. Y añadió que le parecería «una lástima que nada cambie». Por su parte el padre Drouin ya había abundado en la idea de que se trata de «acoger mejor» al público en «respeto al culto», apegándose a soluciones funcionales, pragmáticas y didácticas como proyectar en las paredes frases bíblicas o tradiciones espirituales cristianas en varios idiomas.
Según Le Monde, el Ministerio de Cultura no se ha opuesto a que se añadan obras de artistas urbanos como Ernest Pignon-Ernest y otros contemporáneos como Anselm Kiefer o Louise Bourgeois. Frente a lo que opina el fundador de la revista La Tribune de l'Art, Didier Rykner: «El clero tiene derecho a decidir ciertas cosas pero hay una cuestión que se impone: la historia, el monumento». Para Rykner, el proyecto supone una «ruptura de la unidad» de la catedral.
El interior del templo, en el que se celebraban unas 2.400 misas y aproximadamente 150 conciertos al año, está previsto que se reabra al público en 2024, cinco años después del incendio. Una restauración total del edificio que podría llevar más tiempo, teniendo en cuenta el retraso acumulado por la pandemia y la contaminación por plomo del edificio.