Cristina Martín Jiménez: «Debemos rebelarnos contra las normas morales injustas que atentan contra el ser humano»
La periodista y escritora publica 'La tercera guerra mundial ya está aquí', en el que detalla cómo las luchas de las élites por el poder, la censura y el control de la ciudadanía a través del miedo y la manipulación son las nuevas batallas de la debilitada sociedad actual
Impulsora del pensamiento crítico y de la rebelión contra las élites del poder, Cristina Martín Jiménez presenta La tercera guerra mundial ya está aquí. Escritora y periodista, lleva toda su vida investigando sobre la economía, el alma y la política. Como experta en geopolítica, analiza las maniobras de control de los más poderosos. Para ella, la manipulación y propaganda son armas de esta tercera guerra mundial. La escritora asegura, en esta entrevista concedida a El Debate, que «la sociedad es obediente y está adormecida», y alienta la búsqueda de una solución audaz.
–En su libro habla de luchas de las élites por el poder, el control de la ciudadanía a través del miedo… ¿Cuál es el objetivo principal de las élites? ¿Hay una lucha de poder en España?
–El objetivo principal es dominar el mundo. Ya están hablando de una especie de gobierno mundial, al que llaman gobernanza global o cogobernanza. Hace unos años, Javier Solana dio una charla en ESADE en la que afirmó que la Unión Europea era el laboratorio del posible gobierno mundial. Eso consistiría en ceder parte de la soberanía, en lo que ya ocurre en la Unión Europea. Los países anteriormente soberanos, los Estados-nación, ceden parte de su soberanía a un supra Estado multinacional y, de esa manera, se va transformando el mundo. Pedro Sánchez, en una de sus apariciones en el Congreso, habló de que la pandemia había acelerado formas que ya estaban iniciadas como el teletrabajo, la teleducación, las compras online... En ese sentido, hay que buscar una táctica o una serie de mecanismos y estrategias para conseguir que las personas cedamos parte de nuestras libertades por un bien mayor. La pandemia se presenta como una táctica diseñada, que ya se había practicado anteriormente con la gripe A o con el ébola, pero que, en esta ocasión, gracias a la coordinación entre políticos, propietarios de medios de comunicación y grandes organismos como la OMS, conlleva que el resultado haya sido más exitoso. Cuando ves las estadísticas de fallecidos, desafortunadamente, no dan para una pandemia.
–El Papa Francisco hace tiempo que habla de que estamos asistiendo a una tercera guerra mundial por partes, a pedazos. Parece que usted también. ¿Cómo es la guerra que usted esboza?
–Yo ya hablaba de la tercera guerra mundial en mi libro Perdidos y justo seis meses después, el Papa habló de esta guerra, pero diciendo que se daba a pedacitos. El endeudamiento de los países, la manipulación y el control de la educación son armas de guerra ya están integrados en la Agenda 2030. Habla de una educación universal, es decir, lo mismo para todas las personas del planeta. También habla del ataque a las personas religiosas; de hecho, se cerraron las iglesias durante la pandemia. Forma todo parte de las estrategias de guerra, porque lo que se intenta es cambiar la cultura. Estamos en la cultura de la muerte: la presencia del aborto y la eutanasia en la Agenda 2030 es algo asombroso. Se habla del «riesgo de longevidad»: es decir, que las personas vivan demasiado es un riesgo para la economía. Todos estos conceptos se utilizan para destruir la mente y manipular las voluntades sin disparar una sola bala.
–Ha explicado las principales armas en esta confrontación. ¿Quiénes son sus víctimas y sus verdugos?
–La víctima es, sobre todo, la clase media. Nos estamos enfrentando a un desmantelamiento del estado de bienestar y la clase media es la que más soporta la gran subida de impuestos con cada nueva crisis. En este sentido, el endeudamiento, que se ha incrementado con la pandemia, ha sido muy alto. Además del cierre de los establecimientos, que atenta contra la libertad del individuo.
–¿Estamos adormecidos como sociedad?
–Así es. En España nos hemos encontrado con una sociedad absolutamente obediente que no se ha rebelado cuando le han cerrado los negocios. En Egipto se desobedeció de manera silenciosa, porque allí si no abres tu comercio ese día tus hijos no comen. O te vas a Rusia o Rumanía y la gente no se quiere vacunar, esto se debe a que son sociedades muy fuertes y vienen de una historia completamente distinta. En momentos duros y de obstáculos crean sociedades fuertes. Nosotros venimos de una comodidad absoluta, donde no nos falta nada, y eso provoca el debilitamiento de la sociedad.
–En su último libro habla de la sugestión inducida. ¿En qué consiste este concepto?
–Hablo de la guerra psicológica. Eisenhower dijo que la tercera guerra mundial se ganaría a través de esta guerra psicológica. Consistía en que la gente del mundo creyese la verdad oficial y a través de esas armas, se pudieran ganar las voluntades de las personas. Ahora vamos un paso más allá: entramos en el ámbito del alma, de lo irracional, y aquí entra la sugestión inducida. Cómo las personas inteligentes son capaces de ser vencidas por el miedo. Hoy la pandemia, mañana el cambio climático, pasado las revueltas sociales. Es un miedo constante donde la otra parte de la historia la creas tú con tu imaginación.
Según la Agenda 2030, que las personas vivan demasiado es un riesgo para la economía
–Por lo que apunta, ¿se refiere a que estamos dirigidos?
–Estamos siendo dirigidos y tenemos que aprender cuál es el mecanismo con el que consiguen esto para poder defendernos. Utilizan armas muy sutiles, invisibles y muy estudiadas. Si no averiguamos cuáles son, nos van a ganar.
–Se ha podido ver durante la pandemia que el Gobierno de España no nos ha ofrecido todos los datos reales. ¿Se han institucionalizado la falacia, las fake news, la mentira?
–Efectivamente, y eso también es un peligro para las sociedades. Si a ti te mienten y no haces nada, eres responsable de esa mentira. Además, a aquellos que investigamos se nos censura, persigue e intentan ridiculizarnos. No se permite el pensamiento crítico ni la investigación a la autoridad. Y eso no es periodismo, porque entonces te conviertes en un lacayo del poder.
–¿En qué grado los medios de comunicación han colaborado a todo ello?
–Los medios son parte de esta guerra. Los propietarios de los grandes medios de comunicación buscan su propio beneficio y ellos no te van a contar la verdad. Hay muchas personas que ya se están dando cuenta de que nos están mintiendo y atacando.
–¿Hay que recuperar la conciencia moral individual y la conciencia social?
–Vienen a por tu alma. Es la conciencia del ser humano, en el camino moral, la que puede decir «basta». Mientras la conciencia no esté despierta no podemos ganar en esta guerra.
–Hoy continúa la lucha por bloques entre comunismo y Occidente en lo que parece una pugna entre el Viejo Orden Mundial y un Nuevo Orden Mundial que podría resurgir. ¿Qué papel van a jugar Europa, Estados Unidos y Reino Unido –después del Brexit–?
–Estamos viendo movimientos característicos de una guerra: cómo los mismos que son aliados también son enemigos. Y no sabemos cómo va a acabar. Hemos visto cómo China quiere apoderarse de Europa, que es el gran motín, y no solo por el comercio. Cuando al principio de la declaración pandémica veíamos este país tan afín al establishment estadounidense, a las familias Warburg y Rockefeller, a la OMS… Y después han dicho que quieren ser la primera potencia mundial; es decir, ahora el aliado también se convierte en enemigo. Y en mitad de esta guerra mundial, vemos cómo se establecen y rompen alianzas propias de toda guerra.
–Una de sus frases es «pensar por uno mismo; negarse a ser cómplice». ¿Cómo podemos no caer en la trampa de ser manipulados?
–Debemos aplicar la rebelión contra las normas morales injustas que atentan contra el ser humano. Para eso, hay que estar informados, porque la información es poder. Si realmente no sabes lo que está pasando, poco vas a poder hacer. Si no valoras tu vida, la vas a entregar al primero que pase. Este nuevo orden mundial se presenta de corte teocrático porque unos dioses invisibles, que están manipulándolo todo, a través de sus sacerdotes que son los políticos y los tertulianos, te están diciendo qué hacer por tu bien y por el bien común de la sociedad. Pero si tú no te preocupas en investigar y ver cómo es realmente el teatro, poco vas a poder hacer por tu vida. Que tú te rindas no significa que yo me tenga que rendir.
–¿Cree que vivimos en una sociedad de ignorantes?
A mí me ha sorprendido mucho la sumisión de la juventud. En mi época esto no habría pasado. Habríamos salido a la calle y protestado. Lo que pasa es que ahora la juventud tiene unas herramientas que se llaman redes sociales. Salgo a la calle y enseguida veo a los jóvenes con el móvil. Han salido extrabajadores de Facebook y han dicho que atentan contra la libertad y, en realidad, están perjudicando a los jóvenes. Realmente el futuro que les espera es de esclavos y de sumisos. Van a tener un sistema cultural que no les va a dejar discrepar, ni tener un pensamiento libre, ni poder expresarlo. Me preocupa su futuro.
Me ha sorprendido la sumisión de la juventud. En mi época esto no habría pasado: habríamos salido a la calle y protestado
–Sus teorías pueden llegar a sorprender a mucha gente, ¿no tiene miedo de que la etiqueten de conspiranoica?
–No tengo ningún miedo porque sé de donde procede esa palabra. Surge de la CIA con la muerte de Kennedy: muchos ciudadanos no se creyeron la verdad que les dijeron. Por tanto, el servicio de inteligencia americano se tuvo que inventar este término para desacreditar a los periodistas que querían investigar, y ahí surge el concepto de Teoría de la Conspiración. Con esto me refiero a que yo no tengo ninguna teoría: lo que hago es presentar pruebas de mi investigación a las élites del poder.
–¿Ha sufrido ya la censura?
–Mi libro fue censurado, pero lo que no han podido atacar nunca es el contenido de mis investigaciones, porque las pruebas son evidentes. El que se preocupa por leerlas, las constata. En cambio, como no pueden hacer eso, pasan al ataque personal. Pero yo tengo una gran vocación periodística, y mientras pueda seguiré investigando y denunciando a estos abusones del poder que obviamente quieren coger lo que no es suyo.
–¿Cuál va a ser su próxima investigación?
La verdad es que no lo sé. Después de haber escrito tanto sobre política y economía, y estudiado tanto sobre el alma y lo espiritual, cuando tenga fuerzas y descanse un poco me gustaría que ese fuese el ámbito de mi trabajo.