Fundado en 1910

Muere Ricardo Bofill, el arquitecto del brutalismo

Sus obras van del Hotel Vela o el Teatre Nacional de Catalunya, en Barcelona, al Parque Manzanares de Madrid y la Muralla Roja de Calpe

El arquitecto y urbanista catalán Ricardo Bofill ha muerto este viernes a la edad de 82 años, según han confirmado fuentes de su familia. Nacido en Barcelona en 1939, estudió en la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona, centro del que fue expulsado en 1957 por su militancia política.

Metido en los círculos posmodernistas de la Ciudad Condal, decidió entonces terminar sus estudios en la Escuela de Ginebra. Su visión de la arquitectura estuvo marcada por un alejamiento progresivo del Movimiento Moderno y una ruptura de los límites hasta entonces establecidos, creando un estilo ecléctico con referencias al brutalismo, al clasicismo y al futurismo, y. Comprometido con su visión, desarrolló un nuevo lenguaje en el que el edificio debía dar una respuesta a las necesidades de sus habitantes, sin olvidar el pasado histórico y la tradición del lugar donde se ubica, denominando este enfoque «Memoria-Futuro»: sin olvidar para qué fue concebida la estructura y la historia que contiene, la reinventa dándole un nuevo uso.

Ricardo Bofill Levi en su tallerRBTA

En la obra de Bofill, la Historia ha sido una constante manifiesta, no sólo en el continuo análisis e interpretación de la cultura y la arquitectura del pasado, sino además por su interés por las nuevas tendencias, por su implicación en los movimientos sociales de su tiempo y la propuesta de respuestas alternativas a los problemas contemporáneos. En sus primeros años, Bofill recuperó los elementos artesanales característicos de la arquitectura catalana tradicional. Más tarde, empezó a abordar los problemas de planificación urbana a nivel local dentro del contexto político y social español.

Taller de Arquitectura

Bofill creía que la arquitectura era, antes que nada, un trabajo en equipo. No se concebía solo, sino que buscaba sinergias con urbanistas, filósofos, diseñadores gráficos, ingenieros, cineastas y sociólogos, entre muchos otros. Por ello, fundó en 1963 el Ricardo Bofill Taller de Arquitectura (RBTA) para dar respuestas urbanísticas y arquitectónicas a la realidad española de la década de los 60.

El propio edificio del taller fue una de sus primeras grandes obras arquitectónicas. Escogió una antigua fábrica de cementos Portland abandonada en Sant Just Desvern y la transformó en su estudio en una obra en la que ya aparece su tendencia al brutalismo. Allí hace realidad su «Ciudad del espacio» que en un principio estaba pensada para el barrio madrileño de Moratalaz.

Walden 7 se levantó al lado de una antigua fábrica de cemento, en la que Bofill estableció su estudio y viviendaRBTA

Dentro de estos terrenos se edifica su proyecto Walden 7, como proyecto de vivienda social, dejando una parte del solar para uso del Taller de Arquitectura y como vivienda-estudio, que será conocido como la Fábrica, integrando en el mismo La Catedral, que será concebido como un espacio de conferencias y exposiciones.

El cemento domina la estructura, principal característica que lo vincula al brutalismo, pero el proyecto de la Fábrica se concibió con la idea de «aprovechar las sobras», en palabras de Bofill. Comienza un programa de limpieza y, más tarde, se redefinen los espacios, en lo que Bofill entiende como una disociación de la forma y función: el arquitecto le da la función que quiere al espacio, sin depender de la forma.

Walden 7: un proyecto artístico y social

Preocupado por la situación social española de los 70, Ricardo Bofill quiso buscar una respuesta a través de sus construcciones al boom poblacional y, por lo tanto, al aumento de demanda en el mercado inmobiliario. Su primer proyecto buscaba aunar un complejo vecinal de alta ocupación con los espacios abiertos, basándose en las premisas del socialismo utópico. Así, las viviendas se establecen en torno a un espacio conjunto central que incide en la idea de comunidad.

La residencia privada de Ricardo Bofill dentro de La Fábrica

La imagen exterior del Walden 7 se caracteriza por su monumentalidad y apariencia de fortaleza, en la que los volúmenes geométricos se repiten y destaca el color rojo de la fachada. Varios niveles unidos por puentes conectan la estructura, dando lugar a espacios interiores y una apariencia de laberinto. El edificio consta de 16 plantas y se fue formando a partir de una estructura geométrica básica: el cubo. Sin embargo, la falta de presupuesto y algunos problemas de estructura, como las humedades, provocaron que el proyecto, que iba a componerse de varios edificios, se quedara en uno.

La Muralla Roja, el paraíso de los 'influencers'

Al igual que el Walden 7, la Muralla Roja respondió a una concepción brutalista de la arquitectura. El edificio se encuentra en la urbanización de La Manzanera, en Calpe, enclavado en un acantilado. El proyecto comenzó en 1968, pero fue finalizado en 1972. Bofill encontró inspiración en el legado árabe y la arquitectura mediterránea de la zona y lo trasladó a la construcción, aunque tomando sus colores característicos: los diferentes tonos de rojos, rosas y azules se funden con el paisaje.

Este edificio, también con forma de fortaleza aunque con grandes espacios abiertos, ha encontrado en los últimos años un nuevo uso como lugar al que acuden hordas de influencers a realizarse fotografías para colgar en sus redes sociales, y ha sido una de las formas en las que se ha dado a conocer el trabajo de Bofill.

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Más allá de sus obras brutalistas, y dentro y fuera de nuestras fronteras, destacan el entero barrio de Antigone en Montpellier; el Hotel Vela y el Aeropuerto de Barcelona; el Teatre Nacional de Catalunya o la sede del INEFC, ambos también en la capital catalana; los jardines del Túria, en València; el Parque del Manzanares de Madrid; el Casablanca Twin Center, en la ciudad marroquí, o el complejo Citadel Center de Chicago. Estas y otras obras le convierten en el arquitecto barcelonés de proyección más internacional.

Implicación social

Interesado por los problemas urbanos de los países en vías de desarrollo, Bofill trasladó a parte de su equipo a Argelia, donde colaboró con el gobierno en proyectos de planificación urbana y vivienda social. Su trabajo culminó dos años más tarde con la construcción del Pueblo Agrícola Houari Boumédienne en el sudeste del país. Como respuesta a los encargos de varios proyectos para las «Nuevas Ciudades» francesas, en 1971 formó un equipo complementario en París. Durante esta etapa, Bofill introdujo en sus propuestas arquitectónicas elementos simbólicos directamente relacionados con la arquitectura monumental gala. La Petite Cathédrale y La Maison d’Abraxas son ejemplos de estos monumentos habitados.

Boceto de Ricardo Bofill de La Petite Cathédrale, en ParísRBTA

A partir de 1979, las actividades del Taller de Arquitectura de Bofill se concentraron principalmente en Francia, con la construcción simultánea de cuatro proyectos: Les Arcades du Lac y Le Viaduc en Versailles; Le Palais d’Abraxas, Le Théâtre y L’Arc en Marne-la-Vallée; Les Echelles du Baroque en el distrito XIV de Paris y Antigone en Montpellier.

Los estudios de Bofill sobre la utilización de unidades de hormigón prefabricado contribuyeron durante los años 80 a la afirmación de la validez de las formas clásicas y la geometría en la arquitectura contemporánea. En los 90, la introducción del vidrio y del aluminio supuso el resultado de un proceso marcado por el estudio y la investigación de las formas y los materiales.

Con el inicio del milenio, el Taller de Arquitectura de Ricardo Bofill reagrupó sus actividades en su sede y manteniendo su espíritu y filosofía para realizar proyectos internacionales desde la escala urbana, contribuyendo así a un nuevo «urbanismo integrado»: proyectos como la Place de l’Europe en Luxemburgo, la Prolongación de la Castellana en Madrid, Central Artery en Boston; infraestructuras del transporte, como la reciente terminal 1 del Aeropuerto de Barcelona; equipamientos culturales, deportivos y comerciales en Europa, Estados Unidos y Asia; edificios de viviendas sociales y de Clase A, desde Dakar a Estocolmo, desde Pekín a París; edificios de oficinas y sedes de importantes compañías en los Estados Unidos, Francia, España…

Ricardo Bofill en la sede de Taller de Arquitectura en Barcelona en los años 80RBTA