Rosalía se transforma, y así lo canta en 'Saoko', un tema con notas jazz y reguetón clásico
El segundo single de su disco MOTOMAMI mezcla estilos para demostrar que, aunque se transforme como una mariposa, Rosalía pisa fuerte
Cualquier anticipo que Rosalía anuncia o publica se convierte en viral al instante: todo el panorama musical espera impaciente su nuevo disco el 18 de marzo. Por eso aunque acaba de estrenar Saoko, el segundo single oficial de su tercer álbum de estudio, MOTOMAMI, el vídeo oficial ya acumula millón y medio de visualizaciones (tras 12 horas publicada).
Este nuevo tema supone realmente la promesa de lo que la catalana había prometido: «un disco experimental, vanguardista y lleno de disonancias». Algo que ya habíamos podido atisbar en La Fama, el tema que sacó junto a The Weeknd, si bien los ritmos eran más clásicos y no se salían de la bachata.
En Saoko encontramos una gran evolución en cuanto a sonidos y en cuanto a imagen. En lo primero, Rosalía introduce, además de los ritmos del reguetón más clásico, que se escuchan especialmente hacia el final del tema, notas de jazz: platillos al principio, un bajo que se mantiene hipnótico durante todo el tema y unos segundos de silencio solo atravesados por un piano que parece improvisado. Ella misma canta: «Yo me transformo, fuck el estilo» y «Va a arder, por la boca muere el pez».
El inicio de la canción recuerda al tema que publicó junto a Tokischa, Linda, no solo por los ritmos y por la hermandad entre mujeres, sino también por ese «¡Chica qué dices!» repetido con un fondo jazz inesperado. A la vez, la voz de Rosalía suena procesada y distorsionada con autotune en un estilo que recuerda vagamente a su A palé.
La frase «saoco, papi, saoco» está extraída de la canción Saoco de Wisin y Daddy Yankee de 2004: esto es, en sí mismo, un gran homenaje al reguetón clásico del que Rosalía se considera sino heredera, al menos sí hija (de hecho, el tema Bizcochito es también una referencia a Wisin cuando canta: «¿Quién tú ere’? Tu bizcochito»). Según Urban Dictionary, la expresión «saoco» hace referencia a «hacer algo increíble», aunque ella le añade la grafía 'k' para acercarse a esta nueva estética menos cañí y más oriental de la que está impregnado todo el nuevo disco, donde se han anunciado otros temas como Chicken Teriyaki o Hentai, que hacen claramente referencia a la cultura oriental.
Entre referencias a la diseñadora de moda Vivienne Westwood, a su icono Kim Kardashian y al baile Sex Siren –una categoría de competencia de la cultura ballroom en la que los jueces evalúan el atractivo sexual y poder de seducción de los participantes–, Rosalía encarna la metáfora de la transformación de la mariposa, que es el símbolo que ha escogido para esta nueva era: aparece en el logo de MOTOMAMI y en las joyas dentales que luce desde hace unas semanas. Por ello canta: "Yo soy muy mía, yo me transformo / Una mariposa, yo me transformo / Makeup de drag queen, yo me transformo / Lluvia de estrella', yo me transformo / Pasá' de vuelta', yo me transformo / Como Sex Siren, yo me transformo / Me contradigo, yo me transformo / Soy to'a' la' cosa', yo me transformo. Sin embargo, hay una constante en ella: su fe. Y así lo rapea: «Sé quién soy a donde vaya, nunca se me olvida / Yo manejo, Dios me guía».
En cuanto a la imagen, Rosalía sigue su línea urbana con este pequeño giro nipón ya comentado, e introduce también otro símbolo: las «motomamis». Las mujeres han sido hasta ahora en el imaginario popular simples «paquetes», copilotos en el mundo del motor; ahora son ellas las que se suben a la moto, sin renunciar a su feminidad. Bailan, se aplauden, se acompañan, hacen acrobacias... y no hay ni un solo hombre presente en el videoclip.
Aunque Saoko ha sorprendido a gran parte de sus fans, especialmente por tratarse de un tema experimental que tiene más de interludio que de single, las reacciones se han multiplicado en todo el mundo, algo que la cantante de El Mal Querer parece estar promoviendo con sus pequeñas pistas en redes sociales, el destape de su cuenta secreta y, en general, el ruido que está acostumbrada a hacer en el espacio público. Tendremos que esperar a conocer el resto del disco para entenderlo como una obra completa, pero de momento... madre mía, Rosalía, bájale.