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Antonio de Nebrija, apasionado de la verdad y de la libertad de pensamiento

Quinto centenario de Antonio de Nebrija, el defensor de la libertad de expresión contra la censura

«¿Qué diablos de servidumbre es esta, o qué dominación tan injusta y tiránica, que no se permita, respetando la piedad, decir libremente lo que pienses?»

En este año 2022 se conmemora el Quinto Centenario del fallecimiento de Antonio de Nebrija, después de que en 2021 se reconociera como «Acontecimiento de excepcional interés público» en los Presupuestos Generales del Estado y se alcanzara el consenso unánime, y sin excepción, de divulgar la obra de Nebrija en todo el mundo.

Por eso, se ha creado una comisión formada, entre muchos otros, por el Ministerio de Cultura, el de Hacienda, el de Asuntos Exteriores, el Instituto Cervantes, o la Fundación Antonio de Nebrija para gestionar esta efeméride, que puede cogernos, quizá, un poco a contrapié.

Para la ocasión, se proyecta una gran Gala Nebrija en el Teatro Real el próximo día 21, una exposición en la Biblioteca Nacional, una serie de televisión, documentales, presencia en el Congreso Internacional de Hispanistas, conciertos, obras de teatro, emisión de moneda y todo tipo de material audiovisual y editorial.

Todo esto para glosar, de alguna manera, la relevancia de esta olvidada figura del Renacimiento patrio y su influencia incalculable para la cultura española y americana. Pero, ¿por qué tanto fasto en torno al humanista lebrijano?

Nuestro Erasmo antes de Erasmo

Antonio de Nebrija era hijo de agricultores sevillanos que, gracias a una beca consigue estudiar en Bolonia, centro intelectual de la época y que vuelve a España para impartir clase en Salamanca, en el contexto de la revolucionaria aparición de la imprenta. Como humanista, no se limitó al estudio filológico de las lenguas, sino que, como estudioso superdotado, su investigación abarca la Historia, la Pedagogía, el Derecho, la Medicina, la Astronomía o la Teología; campo éste que le dará los peores disgustos y los más graves quebraderos de cabeza, ya que, en su afán por la verdad en la traducción de los textos bíblicos, se topa con la interesada oposición de los inquisidores, que retuercen la inspiración divina de los textos hasta hacerlos decir lo contrario de la voluntad de Dios. El de Lebrija es acusado de herejía, procesado en Salamanca y salvado por el cardenal Cisneros, en última instancia.

Perseguido por su deseo de conocimiento

Hay quien, como Américo Castro, afirma que la persecución y destrucción de la reputación del estudioso, no se debió tanto a su deseo de limpiar la traducción bíblica, sino por su ascendencia judía en el contexto de una España enemistada entre cristianos nuevos y viejos, y las sospechas de falsa conversión.

Lejos de acobardarse, publica su Apología como un desafío a sus perseguidores en el que reivindica la libertad en todas sus formas contra la tentación censora del poder político o eclesiástico por imponer una verdad. A modo de declaración periodística del propio Nebrija, éste se pregunta: «¿qué puedes hacer en esta república donde se ofrecen premios a los que corrompen las Sagradas Escrituras; y por el contrario a quienes restituyen lo alterado, a quienes depuran lo que está lleno de errores se les impone la tacha de la infamia?».

Antonio de Nebrija es un enamorado de la verdad; un apasionado del conocimiento que, liberado de prejuicios, valora lo mejor independientemente de su procedencia. Por eso, él es ejemplo del buen investigador, apasionado, pero libre de los intereses personales o de la parcialidad.

Una búsqueda de la verdad a través del conocimiento y del «sentido común», que se resalta en sus razonamientos sobre la «verdad religiosa», le llevó a explorar todo lo nuevo sin renunciar a la ortodoxia, matizada por el deseo de profundizar en la «verdad histórica» de la Biblia, a través del análisis lingüístico o filológico y de la fidelidad a los clásicos.

Su legado alcanza a las gramáticas europeas y a la preservación de las lenguas indígenas precolombinas gracias, en gran medida, a la consignación normativa del idioma que acomete el investigador sevillano a lo largo de toda su vida.

Depósito con el legado del humanista Elio Antonio de Nebrija en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes de MadridEFE

Para acercarse a su vida

Una forma de acercarse a la inmensa figura de Antonio de Nebrija es leyendo la novela recientemente publicada El manuscrito de niebla (Espasa, 2022), de Luis García Jambrina que comienza, justamente, con la intriga del asesinato de un pobre impresor que trata de esconder los manuscritos del humanista, y cuya trama gira en torno a la persecución del maestro lebrijano por sus obras.

Otra manera es hacerlo a través del cómic de Agustín Comotto, Nebrija (Nórdica Libros, Madrid, 2022), en el que se relata las aventuras y desventuras de la persecución que sufrió este gigante y que, ojalá, sirva paraque los lectores más jóvenes puedan encarnar y poner rostro al hombre de las estatuas y las universidades, sin el cual no hablaríamos ni escribiríamos como lo hacemos, y cuyo único deseo era comprender lo humano en su más profundo misterio.