La clave para restaurar una tumba de Miguel Ángel en Florencia: una bacteria
Los científicos recurren a un gel hecho con bacterias para eliminar «siglos de suciedad» en el monumento de la familia Medici de la Basílica de San Lorenzo
En ocasiones, la única forma de resolver un problema antiguo es encontrar una solución nueva. Y eso ha ocurrido con la tumba de Miguel Ángel y con otros monumentos afectados por la suciedad del mármol, enquistada a lo largo de siglos.
Tras más de ocho años de restauración, el resultado de la limpieza de la capilla de la familia Medici, ubicada en la basílica florentina de San Lorenzo y una de las obras cumbre de Miguel Ángel, ha sido presentada al público con motivo del 545 aniversario del nacimiento del maestro renacentista. Pero lo más interesante ha sido el método de limpieza: se ha empleado una bacteria para acabar con las manchas negras que el mármol tiende a acumular con los años.
Miguel Ángel recibió el encargo de esculpir la Sacristía Nueva, ubicada en las capillas de los Medici de la Basílica de San Lorenzo en Florencia, en 1520. La tumba está adornada con esculturas que representan a dos duques de la poderosa familia Medici, Giuliano di Lorenzo y Lorenzo di Piero, además de cuatro figuras alegóricas que representan diferentes momentos del día y a la Virgen y el Niño.
11 cepas de bacteria
La restauración comenzó en en 2014, cuando un equipo de científicos comenzó a abordar la mejor manera de devolver al monumento el aspecto que tuvo en el siglo XVI. Los restauradores se esforzaron por limpiar la suciedad y la mugre que se acumularon a lo largo de los siglos, y dieron con una solución: un gel infundido con bacterias, que emplearon en la etapa final del proyecto, para eliminar las marcas de suciedad más rebeldes.
Hasta dar con la solución final, los científicos probaron 11 cepas de bacterias en el mármol. Finalmente, se decantaron por tres variedades no tóxicas: Serratia ficaria SH7, Pseudomonas stutzeri CONC11 y Rhodococcus sp. ZONT . La primera de ellas, Serratia ficaria, una bacteria que causa infecciones del tracto urinario, logró quitar la suciedad de la tumba en dos días.
Uno de los grandes problemas de la degradación del monumento tuvo que ver con la mala conservación de uno de los cadáveres: los restos de Alejandro de Médici, llamado «el Moro», un gobernante de Florencia que fue asesinado, fueron enterrados en la tumba sin ser eviscerados, como era costumbre en ese momento para los miembros de la familia Medici. Con el tiempo, los líquidos orgánicos del cadáver comenzaron a filtrarse y a manchar la obra de Miguel Ángel.
Monica Bietti, historiadora del arte y ex jefa del museo de las capillas de los Médici, que ha dirigido el proyecto de restauración de la tumba, ha expresado su satisfacción con el resultado final: «La restauración de uno de los lugares de arte más simbólicos ha requerido conocimiento, experiencia y ciencia combinados con las cualidades de sensibilidad e inteligencia. Por eso, el trabajo fue probado desde el principio y luego sometido a constantes controles ópticos, metodológicos y científicos».