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Isaac Asimov

30 años sin Isaac Asimov, el genio que anticipó el futuro a través de 500 libros

El más famoso escritor de ciencia ficción de la historia se atrevió a vaticinar cómo sería el mundo en la actualidad... y no andaba desencaminado

Acaba de cumplirse el trigésimo aniversario de la muerte de Isaac Asimov. El escritor y bioquímico estadounidense de origen ruso, conocido por ser un prolífico autor de obras de ciencia ficción, historia y divulgación científica, no solo inventó tramas e historias que harían soñar a tres generaciones, sino que fue capaz de anticipar muchas de las realidades que llegarían con el tiempo.

A lo largo de su vida, Isaac Asimov fue autor de 500 libros, cuentos y ensayos y más de 9.000 cartas y postales. De hecho, dentro del sistema de calificación de bibliotecas, las obras de Asimov están integradas en todas las categorías, excepto en la de filosofía.

Nacido de rusos exiliados en los años 20, claustrofílico y grafómano, junto a Robert A. Heinlein y Arthur C. Clarke es uno de los tres grandes escritores de ciencia ficción. Pero ¿hasta qué punto había ficción en las predicciones de Asimov?

La psicohistoria

Su obsesión predictiva, que se entiende en un contexto de guerra mundial, le llevó a concebir en 1941 la psicohistoria, un sistema que permitía anticipar el futuro de grandes masas de población, y que sería la base de su serie de novelas de la Fundación, donde narra la historia de un imperio galáctico que sirve como espejo y advertencia al devenir del mundo.

Asimov reconoció más tarde que la psicohistoria equivalía a una especie de consuelo emocional para él: «Hitler seguía obteniendo victorias, y la única forma en que yo podía encontrar la vida soportable en ese momento era convencerme a mí mismo de que, sin importar lo que hiciera, estaba condenado a la derrota».

Teléfonos móviles y centrales nucleares

Veinte años después de idear la psicohistoria, en 1964, Isaac Asimov profetizó, en un artículo de The New York Times, la existencia de todo tipo de avances técnicos y tecnológicos para el nuevo milenio. Desde coches no tripulados a plantas de fusión nuclear, paneles solares y teléfonos con pantalla que podrían usarse «no sólo para ver a las personas a las que llama, sino también para estudiar documentos y fotografías y leer pasajes de libros»: Isaac Asimov imaginaba un futuro posible basándose en el progreso y el avance seguro de la ciencia.

Un robot en casa

Aunque tecnológicamente inferiores y encargados del desempeño de tareas simples, Asimov predijo que en 2014 los robots ayudarían a los seres humanos en las tareas domésticas.

Además, pronosticó que los robots no sólo serían capaces de matar personas, sino de decidirlo, emancipados de los seres humanos que los crearon. Para evitar el peligro de autómatas homicidas el escritor estableció las tres leyes de la robótica: «Un robot no hará daño a un ser humano ni, por inacción, permitirá que un ser humano sufra daño; un robot debe cumplir las órdenes dadas por los seres humanos, a excepción de aquellas que entren en conflicto con la primera ley, y un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o con la segunda ley». Posteriormente introdujo una posdata: «Un robot no puede dañar a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra daños».

El auge de la psiquiatría

Isaac Asimov alertaba a menudo sobre los peligros de la superpoblación, aunque estimaba que el desarrollo traería un énfasis en las políticas de control de la natalidad, la automatización del trabajo, que dejaría a parte de la humanidad sin nada que hacer, y de un aumento de las enfermedades mentales, con el consiguiente auge de la psiquiatría, que según vaticinó sería la profesión con más futuro a finales del siglo XX y las primeras décadas del XXI.

La llegada de Internet

Asimov se refiere a Internet como «enormes bibliotecas donde la información será de libre acceso desde la comodidad de nuestras computadoras domésticas». Un lugar donde cualquiera podría obtener las respuestas y las referencias necesarias, donde estaría disponible toda la sabiduría de la humanidad, que ya se apunta en la saga Fundación.

En su obituario, en 1992, John Markoff, autor de libros como Machines Of Loving Grace: The Quest for Common Ground Between Humans and Robots, escribió: «El nihilismo del cyberpunk puede encajar mejor el mundo real actual que la visión utópica de Asimov, pero estoy seguro de que en el corazón de todos nosotros, científicos, ingenieros, escritores y otros, que estuvimos profundamente influenciados por su trabajo, existe la esperanza de que la visión de Asimov sea la correcta».