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Fotograma de la película Red (2022), de Pixar

Disney paga en Florida su «cesión» ante las exigencias del lobby LGBT

Los que se oponen al movimiento woke que parece haber abrazado la compañía estudian eliminar sus privilegios fiscales como medida de presión, lo que podría conllevar pérdidas millonarias

el pasado 8 de marzo, Florida aprobó la Ley de Derechos de los Padres en la Educación que prohíbe orientar en las clases a los niños en materia de «identidad de género» y orientación sexual hasta llegar a la adolescencia, edad a la que se les podrá orientar de acuerdo con sus años.

El proyecto de ley, oficialmente llamado Proyecto de Ley de los Derechos de los Padres aunque rebautizado como Don't Say Gay Bill por los que se oponen a él, establece que «las enseñanzas del personal de la escuela o de terceros sobre orientación sexual o identidad de género no pueden ocurrir desde la guardería hasta el tercer grado [cuando los niños tienen entre ocho y nueve años] o de una manera que no sea apropiada para la edad o el desarrollo de los estudiantes de acuerdo con las normas estatales».

En un primer momento, la empresa Disney, cuyo público objetivo se encuentra en las edades recogidas en la ley, se alineó con el contenido de la misma. Sin embargo, las crecientes críticas y la presión del lobby LGBT, también entre sus trabajadores, les obligaron a claudicar, incorporando, entre otras cosas, escenas de amor homosexual, como tendrá lugar en la nueva película de Pixar, Buzzlightyear.

¿El fin de los privilegios de Disney?

Debido precisamente a su carácter familiar y a que Disney promocionaba «ocio blanco» y no se alineaba políticamente, la empresa ha disfrutado durante años de privilegios, como exenciones fiscales.

Ahora, al entrar en las dinámicas del movimiento woke, diversos políticos americanos, en su mayoría republicanos, han pedido la retirada de dichos privilegios. El gobernador de Florida, Ron DeSantis, ha prometido que cancelará un acuerdo de 1967 entre el estado y Walt Disney Co. que podría dejar a la compañía en apuros económicos, ya que supondría que dejaría de ingresar millones de dólares al año en impuestos locales, además de que tendría una menor autonomía sobre su propiedad.

Los legisladores tanto a nivel estatal como nacional han criticado el estatus fiscal único de la compañía en Florida, hogar de su parque temático más grande, y el copyright de Mickey Mouse: el copyright del nombre y la imagen de Mickey Mouse expira a finales de 2023. Igual que otros productos de la compañía, el Congreso les ha prorrogado su copyright en varias ocasiones. Esta vez, el representante republicano por Indiana, Jim Banks, ha pedido que al convertir al ratón Mickey en un símbolo de una lucha política, se cancele la nueva prórroga de su copyright y pase a ser de propiedad universal y de uso libre por cualquiera. .

Entrada al parque temático Disney World, en Florida

La medida implica revisar también el distrito especial Reedy Creek Improvement District, una comunidad para personal retirado al norte del complejo de Disney World, en el estado de Florida, que permite a Disney supervisar su propiedad –que abarca dos condados y unos 65 kilómetros cuadrados– como una agencia cuasi gubernamental, construyendo carreteras y recaudando impuestos. La medida fue aprobada en el Senado el martes, en lo que la senadora demócrata Janet Cruz calificó de «la forma más grande de bullying vista jamás».

Los demócratas se han apresurado a defenderse. La representante estatal Anna Eskamani se apresuró a declarar que la naturaleza apresurada de la propuesta plantea banderas rojas: «Estoy a favor de asegurar que haya un campo de juego uniforme para todas las empresas de Florida, pero esto es un mazazo que castiga a una empresa porque se atrevió a hablar de los niños LGBTQ +», sentenció Eskamani, saliendo en defensa de Disney.

La neolengua: de «niños y niñas» a «soñadores»

Para añadir más pólvora a los fuegos artificiales, Disney también ha decidido cambiar un pequeño detalle para ellos, que ha sido tomado como una nueva claudicación ante las presiones de la ideología de género: cuando el parque temático se dirija a sus visitantes, ya no lo hará con el acostumbrado «Damas y caballeros, niños y niñas», sino con un «Soñadores de todas las edades» neutro, que busca no ofender a nadie.

Las protestas siguen creciendo, con el vicegobernador de Texas, el republicano Dan Patrick, promoviendo la campaña «I'm done with Disney!» (¡He terminado con Disney!) y con manifestantes rodeando los complejos de la compañía tanto en California como en Florida, donde apareció un Mickey Mouse gigante con un sombrero en el que se leía el eslogan utilizado por Donald Trump en su campaña, «Make America Great Again».

La compañía ha ido cediendo en sus concesiones LGBT, aunque no siempre fue tan «progresista». En los últimos años, ha añadido bodas para personas del mismo sexo a los paquetes de Disney Fairy Tale Weddings en 2007, lanzó el vídeo «It Gets Better» apoyando a la comunidad en 2011; lanzó una colección de productos de consumo que apoyan a los grupos LGBTQ en 2018 y organizó Magical Pride, un evento patrocinado por un parque LGBT en París en 2019. El año pasado, la compañía actualizó sus pautas para los empleados, llamados «miembros del elenco», para permitir «una mayor flexibilidad en el vestuario con peinados, joyas, uñas y disfraces inclusivos de género».