Carmen Linares y María Pagés, Premio Princesa de Asturias de las Artes
El galardón distingue a la bailaora y a la coreógrafa, dos de las artistas que más han contribuido a elevar el flamenco «a la categoría de arte universal»
El flamenco es un arte reivindicado, peor también olvidado por los grandes premios. Hasta hoy. Convertidas en dos de las figuras más importantes del flamenco de las últimas décadas, en Carmen Linares y María Pagés converge el espíritu de varias generaciones que, desde el respeto por la tradición y la hondura de las raíces del flamenco, han sabido modernizar y adaptar su esencia al mundo contemporáneo, elevándolo, aún más si cabe, a la categoría de arte universal.
Así lo considera la fundación presidida por la Infanta Leonor, que le ha otorgado a coreógrafa y bailaora, respectivamente, el Premio Princesa de Asturias de las Artes 2022. «Con su labor, ambas han abierto caminos de repercusión no solo artística sino también social y se han convertido en ejemplo de trabajo, talento y dedicación para futuras generaciones», destacaba el jurado, reunido hoy para comunicar su fallo.
Carmen Linares, una cantaora a la altura de Camarón o Enrique Morente
Carmen Pacheco Rodríguez, conocida como Carmen Linares, nació el 25 de febrero de 1951 en Linares, Jaén. Comenzó a cantar en compañías como la de Paco Romero o Carmen Mora y en tablaos madrileños populares, como Torres Bermejas y Café de Chinitas. En estos templos del flamenco compartió escenario con Enrique Morente, Camarón de la Isla o los Habichuela.
Según los expertos del cante, es una de las voces más importantes del cante flamenco, a la altura de nombres como Enrique Morente, Camarón o La Niña de los Peines. Fue la primera cantante flamenca en actuar en el Lincoln Center de Nueva York, invitada por la Orquesta Filarmónica de la ciudad, y ha actuado en los más importantes escenarios de todo el mundo, como el Teatro Colón de Buenos Aires, la Ópera de Sídney, el Palau de la Música de Barcelona, el Teatro Chaillot de París, el Barbican Center de Londres o el Teatro Real de Madrid.
En su discografía destacan los álbumes Cantaora (1988), las Canciones populares antiguas (1993) –con textos de Federico García Lorca–, Antología de la mujer en el cante (1996), Que no he muerto (2003) –con textos de Juan Ramón Jiménez–, Oasis Abierto (2011) y Verso a verso (2017).
Sin embargo, lo que más destaca de Linares es su extensa evolución: el premio solo viene a refrendar un reconocimiento popular por el que se la considera una de las mejores cantaoras debido a su repertorio y la amplitud de su espectro. Ha sido uno de los nombres tutoriales para grandes artistas españoles, algunos de la talla de Estrella Morente, Miguel Poveda o Pitingo, entre otros.
Ha participado, además, en proyectos escénicos con artistas como Manolo Sanlúcar o Blanca Li o la Compañía Nacional de Arte Dramático. En la actualidad está de gira con un espectáculo que celebra sus más de cuarenta años sobre los escenarios. El 8 de marzo de 2022 fue una de las nueve mujeres elegidas por el Instituto Cervantes (Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2005) para depositar símbolos de su legado en la Caja de la Letras de la institución. Entre otros galardones, Carmen Linares es la única mujer del flamenco que ha logrado el Premio Nacional de Música de España en la categoría de interpretación (2011).
María Pagés: el duende, el virtuosismo, la emoción
Valiente, comprometida y moderna, así es la bailaora y coreógrafa María Pagés, quien con su duende e hipnótico movimiento ha demostrado a lo largo de los años que puede convertir lo tradicional en contemporáneo.
«Que en María Pagés habita el genio del baile, todos los sabemos y proclamamos. Pero hay algo más en esta mujer: ella baila, y bailando mueve todo lo que la rodea. Ni el aire ni la tierra son iguales después de que María Pagés haya bailado», decía el Premio Nobel de Literatura José Saramago.
«El baile cultiva sentimientos y emociones y, además, contribuye a que el ser humano sea mejor persona», decía hace apenas unas semanas en su ultima entrevista a Efe la bailaora, que considera que «hay que impulsar la danza, que todavía está vetada».
María Jesús Pagés Pedregal, conocida como María Pagés, nació el 28 de julio de 1963 en Sevilla. Comenzó a bailar en la compañía de Antonio Gades y fue primera bailarina en la compañía de Mario Maya, en el Ballet Español Rafael Aguilar y en el Ballet Español de María Rosa. En 1990 creó su propia compañía, en la que ha producido numerosos espectáculos y con los que ha renovado, según los críticos, las formas del baile flamenco a través de la mezcla de tradición y modernidad. Una labor que le ha otorgado el reconocimiento internacional y la ha llevado a actuar en los espacios escénicos y festivales más importantes del mundo.
Ha colaborado con artistas de la talla de Mijaíl Barýshnikov, Carlos Saura, Tamara Rojo –Premio Príncipe de Asturias de las Artes 2005 – o Ángel Corella. Algunos de sus montajes destacados son Sol y sombra (1990); Autorretrato (2008), fruto de su residencia en el Barýshnikov Arts Center; Soleá pas de deux (2010); Mirada (2010); Utopía (2011), estrenado en el Centro Niemeyer de Avilés; Casi divina, leve (2012); La alegría de los niños (2013); Siete golpes y un camino (2014); Visages (2016), o Una oda al tiempo (2017).
En mayo de este mismo año está previsto que estrene en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona su nuevo espectáculo titulado De Sheherezade, y prepara otro nuevo montaje, Oda a la flor del naranjo, que pondrá en escena en el Festival Pentecostés de Salzburgo en junio. Pagés desarrolla además una importante labor solidaria y educativa a través de su asociación Artedea (Asociación Arte y Dignidad de Acción).