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Teresa Berganza durante una actuación en el Teatro Real de Madrid en 1983EFE

Muere Teresa Berganza a los 89 años

Aunque su mayor reconocimiento fue su vida entregada al canto, la mezzosoprano madrileña era Premio Príncipe de Asturias y Premio Internacional de la Ópera

La mezzosoprano Teresa Berganza ha fallecido en la localidad madrileña de San Lorenzo del Escorial a los 89 años. Su larga y exitosa carrera musical ha ido unida a las obras de Rossini, Mozart y Bizet, y siempre fue reconocida como una de las grandes del mundo operístico.

Una vida entregada al canto

Desde su debut en 1957 en el Festival de Aix-en-Provence, ha conquistado el afecto de los aficionados al bel canto con sus papeles de Cherubino en Las bodas de Fígaro, Rosina en El barbero de Sevilla o Angelina en La Cenerentola, y en muchas ocasiones bajo la dirección del maestro de la dirección Claudio Abbado.

Estudió piano, armonía, música de cámara, composición, órgano y violoncelo. Sin embargo, tras su paso por el magisterio Lola Rodríguez Aragón, se entregó al canto como todos los aficionados y la crítica saben: en alma y cuerpo.

Teresa Berganza deja vacía la historia operística de los últimos sesenta años, por su presencia digna y grácil sobre el escenario, y a la vez tan rigurosa y ordenada con la técnica. Poseía en sí misma el amor y la tradición recibida por los maestros para llevar al presente y al futuro la belleza de la ópera. Esta conjunción le sirvió para recorrer el mundo entero en giras internacionales y multitudinarias, sin perder al mismo tiempo su acento y su idiosincrasia castiza y española. Desde la calle de san Isidro número 13 de Madrid donde nació, recorrió los teatros y auditorios con las mejores programaciones y los más exquisitos compositores.

Premiada por la crítica

Aunque su mayor reconocimiento fue su vida entregada al canto, la mezzosoprano madrileña tuvo el privilegio de recibir el premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1991, junto a Montserrat Caballé, Pilar Lorengar, Victoria de los Ángeles, y los tenores José Carreras, Plácido Domingo y Alfredo Kraus.

María Berganza, entre muchos otros, tiene el Premio Nacional de Música, es miembro del Instituto de España y Comendador de las Artes y las Letras de Francia, ostenta la Gran Cruz de la Orden de Alfonso X y el Premio Internacional de la Ópera por toda su trayectoria en el mundo de la música. Además, fue nombrada por unanimidad académica de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, convirtiéndose en la primera mujer y cantante perteneciente a la institución. Descanse en paz.