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Francisco Martínez Moncada en su caseta Tunicia, en el número 33, del Paseo de Recoletos de Madrid

Presidente de la Asociación de Libreros de Lance

Francisco Martínez: «El Ayuntamiento no ha dicho nada de los destrozos en la Feria del Libro Antiguo por el alirón del Madrid»

Tras cumplir 25 años al frente de la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión en el Paseo de Recoletos, recuerda el vandalismo de algunos energúmenos durante la celebración del título de Liga

Entre grabados, incunables y primeras ediciones de escritos que ilustraban otras épocas y, de paso, inconscientemente, reflejan también la nuestra con sus hallazgos, traiciones, aventuras, ensayos y desengaños políticos o de ficción, la XLIV Feria del Libro Antiguo y de Ocasión abre sus tiendas para todos los lectores, a pesar de la indiferencia aparente del mundo por la cultura, y el parking inmisericorde que los libreros deben pagar para llegar a abrir sus tiendas de delicatessen editoriales en pleno Paseo de Recoletos de Madrid.

En la Feria se pueden encontrar desde caprichos de Goya en litografía, hagiografías de santos de otro tiempo, poesía, novela, ediciones gordas de exposiciones de las estrellas del arte plástico, y todos y cada uno de los libros que han de leerse a lo largo de los siglos para acercarse a lo que dicen ser alguien «leído». Pero también se puede encontrar a Francisco Martínez Moncada, presidente de la asociación que levanta cada año esta feria que, es un canto de amor al libro, y su fisonomía ancestral.

La XLIV Feria del Libro Antiguo y de Ocasión, en el Paseo de Recoletos hasta el 16 de mayo

La Asociación de Libreros de Lance hace posible cada año la cita con el libro antiguo en Madrid

Francisco es una institución en esto de los textos con solera y las publicaciones de antaño, que ahora cumple un cuarto de siglo como presidente de la Asociación de Libreros de Lance, la responsable de levantar esta ristra de casetas literarias en pleno centro de la capital.

Aficionado desde niño

Francisco ve cómo decae la afición a la lectura y la pasión por las ediciones del pasado, aunque en él no ha desaparecido aquella fiebre que mamó ya, de niño, entre las paredes de su casa gracias a sus abuelos, padres y tíos: «Yo empecé en casa; mi abuelo era un gran lector; mi abuela también, así que mis padres y mis tíos se criaron en una gran biblioteca en los años 40 y 50».

Después, la consecuencia, es la esperada, y del ejemplo nace siempre otro aficionado y defensor de una tradición apasionante: «Empiezas como lector y acabas como profesional del libro. Desde el año 74, ahí seguimos; también con el establecimiento Tunicia 19 de la Cuesta de Moyano, aunque los años ya van pesando más».

Sin embargo, ese cansancio no se percibe a simple vista, cuando uno se acerca a Francisco y le ve charlar con los curiosos o clientes que, como él mismo dice, «vienen a por cosas determinadas, empiezan a buscar, porque eso es lo mejor de la feria: venir a buscar, y sorprenderse de lo encontrado».

Vandalismo madridista

Por su manos han pasado muchos incunables y muchas de las primeras ediciones más ansiadas por coleccionistas, de hecho recuerda muchos pero, por discreción con el comprador y el ejemplar, «no lo puedo decir, porque en este mundo todo se sabe, y luego te dicen los clientes que por qué lo has contado...».

Lo que sí es necesario es que Francisco nos cuente los lamentables episodios de algunos energúmenos durante la celebración del título de Liga por parte del Real Madrid, y que produjo bastantes daños en las casetas de la feria. Según un comunicado de la Asociación del Libro de Lance, «varias casetas sufrieron graves desperfectos y, en algunos casos, saqueos por parte de los aficionados congregados en las inmediaciones de Cibeles. De hecho, la caseta de Información fue destrozada por completo y la mayoría de sus libros robados o tirados por los suelos».

A propósito de tan lamentables sucesos, Martínez Moncada ha terminado recordando que «las reparaciones han costado una fortuna de la que nadie se ha responsabilizado todavía. La presidenta Díaz Ayuso vino a vernos y estuvo toda la mañana, lo cual se agradece. Pero del ayuntamiento todavía no sabemos nada. Nadie ha pagado todavía nada de los destrozos. Y hay que ver quién es el culpable, quiénes se han subido a las casetas, que luego se ha sabido que ha habido incluso heridos, casi con una pierna casi seccionada por una chapa.» Esperemos, por tanto, que todo se solucione y lleguen las ayudas que estos valientes del libro antiguo reclaman por tan injustas y lamentables.