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Lola Flores en una foto de archivoGTRES

Se cumplen veintisiete años de la muerte de Lola Flores

Terenci Moix la describió como «un jaleo rebelde, un derrame constante; la insolencia y el descaro popular» frente a la imagen de decencia ofendida de otras tonadilleras

Lola Flores fue una artista de las que hoy llamaríamos multidisciplinar. Porque, además de ser gran bailaora, rapsoda jonda de la poética andaluza sobre compases de soleá, rumbera desatada y actriz, sabía contar su vida sin las connotaciones ideológicas ni los victimismos con los que hoy en día se salpimentan todas las decisiones personales, como si estas tuvieran que tener siempre y en todo momento el sostén de lo racional.

La naturalidad perdida

Martingala, Niña de la Venta, Estrella de Sierra Morena, con Pena, penita, pena de Morena clara, y Torbellino; María de la O gitana y, por supuesto, señora estupenda de las de antaño, sin trampa ni cartón, ni impostura que hoy sería escándalo en boca de todos, por sus declaraciones y por su desparpajo sin medida ni cálculo, a la hora de explicar lo que dijo hacer y por qué lo hizo a lo largo de toda su vida.

Lola Flores nació el 21 de enero de 1923

Con la naturalidad de su bandera jerezana, podía contar sin inmutarse cómo perdió la inocencia entre rasgueos y trémolos del tocaor sevillano Niño Ricardo en una pensión inmunda de Valladolid, o cómo relatar su abrupta convivencia con el Niño Caracol, Manolo el de La Salvaora y La niña de fuego, o cómo escaparse con El Pescaílla, padre de sus geniales hijos Lolita, Rosario y Antonio.

Las hijas de Lola Flores y 'El Pescaílla', Lolita y Rosario..Gtres

Personalidad de la cultura española

Desde la certeza de saberse querida, pudo llegar a pedir una peseta por español para finiquitar aquél disgusto de apenas unos millones de nada, cuando Hacienda se puso seria en este país con el dinero moreno en sobres. Hoy sería impensable; impensable su naturalidad, e impensable la normalidad con la que se reconocía la débil naturaleza, sin la necesidad de exculparse. Pero Lola Flores pedía porque lo dio todo a lo largo de una carrera artística reconocida, incluso, por aquellos a los que no les llamaba la atención, que ya era raro.

En palabras del escritor Terenci Moix, Lola Flores «fue uno de los personajes más atractivos de la España contemporánea, cuya historia recorrió aupada en su propia leyenda.», creyendo que, en el fondo, ese atractivo siempre proviene de la originalidad con la que uno recoge su propia tradición y la revitaliza con su propia carne y su propio sentir, aderezando lo recibido sin perderse o confundirse en las formas.

Y sigue Terenci Moix intentando describir el misterio del mito, a veces, demasiado manoseado de «la insolencia y el descaro popular de un volcán incandescente, un jaleo rebelde, un derrame constante» frente al que cualquier artista debería medirse, si quiere permanecer en la memoria y el afecto de los españoles, más allá de un disco o algún que otro escándalo por enseñar una cacha.