Feria de San Isidro
Otros dos toros con opciones de Pedraza de Yeltes en una tarde plomiza en Las Ventas
Ambiente veraniego en una plaza que vio como los toreros no remataban la oportunidad de triunfar en la feria más importante del año
Otros dos toros con opciones de triunfo, de la notable lista que ya ha generado la feria de San Isidro en once tardes, salieron hoy al ruedo de Las Ventas en una corrida del hierro de Pedraza de Yeltes que transcurrió plomiza y sin resultados artísticos destacables.
De hecho, con el calor bochornoso que dominó la tarde y la medida respuesta del público, que cubrió algo más de la mitad del aforo, las escenas de hoy en Las Ventas recordaban, más que a la feria de San Isidro, a las típicas corridas de verano, en una sensación que se acrecentaba también por la composición del cartel.
Pero, dado que estamos en la cita más importante de la temporada taurina, hay que reseñar que esos dos toros de Pedraza ofrecieron a sus respectivos lidiadores la posibilidad de alcanzar un triunfo resonante que, finalmente, no llegaron a concretar.
El primero de los destacados abrió el lote de Javier Cortés, aunque el desabrido comportamiento del animal en los primeros tercios no hiciera sospechar el buen fondo que terminó sacando en la muleta.
El diestro madrileño, que entró en el cartel en sustitución del lesionado Diego Carretero tras cortar una oreja en su anterior actuación, toreó a éste con mucho más temple y reposo que al de aquella tarde en dos tandas con la mano derecha y, especialmente, una de naturales en los medios de la plaza.
Pero a partir de ese momento se empezaron a producir ciertos desacoples que hicieron caer una faena que, además, Cortés alargó sin mucho sentido, difuminando las expectantes ovaciones que sonaron antes.
Inmediatamente después salió el otro «pedraza» notable, este en el lote del venezolano Jesús Enrique Colombo, que aprovechó su buena condición para banderillearlo con un estilo espectacular aunque con desigual ajuste en los embroques.
Consciente de lo que le ofrecía el castaño, le abrió también en los medios un trasteo muy ligado, aprovechando la inercia y el empuje de las primeras embestidas, pero también marcado por cierta ligereza y por la brevedad de las tandas, de apenas tres pases y el de pecho, lo que no contribuyó ni a que lo macizara ni a que el público se le entregara.
El resto de la corrida, con astados de feas hechuras y un escaso depósito de raza, tuvo muy poca historia, salvo la manera en que el salmantino López Chaves intentó mejorar, con paciencia y oficio pero sin éxito, la sosa nobleza de sus dos toros, así como el empeño vano de Cortés con el quinto y el percance, sin aparentes consecuencias, sufrido por Colombo al intentar banderillear al manso sexto.
Ficha del festejo
Seis toros de Pedraza de Yeltes, de descompensadas hechuras, muy desiguales de volumen y de poco cuajo, que dieron un juego soso y descastado, a excepción de tercero y cuarto, con duración y entrega en el último tercio.
López Chaves, de pizarra y oro: estocada desprendida (palmas); estocada baja (silencio).
Javier Cortés, de negro y oro: estocada atravesada y dos descabellos (ovación tras aviso); estocada baja (silencio).
Jesús Enrique Colombo, de azul noche y oro: estocada desprendida delantera (palmas tras aviso); estocada chalequera y dos descabellos (silencio tras aviso).