Los fondos europeos rescatan el patrimonio histórico español
La necrópolis paleocristiana de Tarragona es uno de los nueve proyectos del Plan de Modernización y Competitividad Turística financiado con los 'Next Generation'
Miquel Iceta dijo el pasado 30 de mayo en Tarragona que había que celebrar que, a pesar de que el museo de la necrópolis paleocristiana de Tarragona había permanecido cerrado y deteriorándose durante 30 años, «nos hayamos acordado de una deuda pendiente y la saldemos de forma definitiva».
'El Mundo de la Muerte'
Esta rehabilitación se une a la de otros nueve proyectos dentro del Plan de Modernización y Competitividad Turística pagado con fondos europeos. Siete millones para sacar del olvido al museo. La necrópolis pasó 21 años cerrado al público hasta 2013, cuando se creó una exposición: El mundo de la muerte en Tarraco, que ha permanecido abierta hasta hoy.
Las obras comenzarán en enero de 2023 y se prevé que acaben en julio de 2024. Se trabajará en el aislamiento de la cubierta y la impermeabilización de la azotea. Se restaurarán las fachadas y se renovarán los interiores y también se eliminarán las barreras arquitectónicas.
2.000 entierros documentados
En la necrópolis hay más de 2.000 entierros documentados: «Es uno de los cementerios más bien conservados del Imperio Romano. Tarraco tenía varios cementerios, aquí se enterraron los primeros cristianos», dice Mònica Borrell, directora de la necrópolis.
«Hubo una etapa importante que aprovechó el entorno extramuros para hacer el cementerio. Aquí se enterró a san Fructuoso, mártir cristiano y santo tarraconense. Los fieles construyeron una basílica y los romanos que adoptaron la religión cristiana querían descansar junto a sus mártires y fueron enterrados aquí».
11.000 metros cuadrados entre el museo y el entorno cuyo plan también servirá para restaurar o mejorar otros elementos del patrimonio arquitectónico e histórico de España. El museo de Cáceres recibirá 8 millones de euros; otros 4,7 millones irán a parar a los castillos de Sagunto, Adsubia y Santed, en Zaragoza. Otras aportaciones serán para la Biblioteca Nacional de Madrid, el Reina Sofía y el Prado.