El adiós de la adolescencia y el principio del verano. Turín. Un descubrimiento vital. La vida cotidiana, humilde. La clase trabajadora. El realismo de una Italia que es en la escritura de Pavese lo que reflejan las películas de De Sica. Las amigas, la libertad, las salidas, el calor, los vestidos, los tranvías y el fin de todo ello. La pérdida de la inocencia, de la ingenuidad en una bohemia atrayente que es la puerta por detrás de la que se ve el futuro inevitable.