Fundado en 1910

El escultor Javier Viver, en la jornada inaugural del Observatorio de lo Invisible 2022

Arte, espiritualidad y comunión: así es el Observatorio de lo Invisible

La escuela de verano promovida por la Fundación VIA del Arte congrega en el Monasterio de Guadalupe a cien alumnos ávidos de encontrar en lo trascendente una respuesta a sus inquietudes artísticas

Amanece en el Monasterio de Guadalupe (Cáceres). Desde primera hora se aprecia una mezcla entre silencio contemplativo, casi reverencial, y un éxtasis impaciente por ver y vivir todo lo que va a tener lugar en el interior de un santuario que tiene casi diez siglos de historia. Una joven cruza corriendo el claustro, violoncelo al hombro, hasta llegar al oratorio, presidida por una Virgen de tamaño natural en actitud orante, Santa María de la Paz, sentada junto al resto de asistentes. A las 8 comienza la misa y la adoración, y como no podía ser de otra manera, música, expresión artística y fe van unidas.

Es la segunda edición del Observatorio de lo Invisible, una escuela de verano que trata de unir dos conceptos que últimamente han aparecido desligados: arte y espiritualidad. Durante una semana, los asistentes acuden a diferentes talleres artísticos en los que hay siempre una mirada trascendente. Entre taller y taller, encuentros, coloquios, mesas redondas, visitas guiadas y foros, en los que participan grandes figuras del mundo del arte, como el pintor Antonio López, o del canónico, como el Arzobispo de Toledo, Francisco Cerro Chaves.

Pintura, escultura, fotografía, teatro...

La idea de esta semana no es sólo reflexionar sobre el arte y sobre su pertinencia o no para introducir al hombre contemporáneo en un plano ambital: también hay que ponerse manos a la obra. Por ello, los talleres son prácticos: siete espacios de creación artística en los que los alumnos, que este año rozan el centenar, son guiados por grandes figuras del mundo artístico.

El de fotografía, titulado 'Luz, emoción y tiempo', lo imparten los hermanos Sema y Eduardo D'Acosta, que trabajan con la luz como elemento constitutivo de la fotografía. «Estudiamos su genealogía pictórica y su aplicación hoy. El objetivo final es que los participantes entiendan que la luz es el puntal clave que contribuye a potenciar la fuerza expresiva de una imagen, y en las prácticas nos inspiraremos en los cuadros de Zurbarán y el ciclo de pintura de los Jerónimos».

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«A partir de la observación del natural, en este entorno único como es el Monasterio de Guadalupe, vamos a aprender a mirar para ver. Un pintor tiene que saber mirar para poder ver, pero también nos vamos a centrar en el ser, en nosotros mismos y en quien tenemos enfrente, para conocernos a través de la pintura». Esta es la propuesta de la pintora Elena Goñi, que en el taller 'Saber mirar para ver' pone a sus alumnos a observar primero y a plasmar después el fruto de su mirada. «Educar la mirada es lo primero».

También educa la mirada Izara Batres, doctora en Literatura, escritora y poeta. En el taller 'El pasaje invisible' desarrolla la creatividad de sus alumnos a través de tres perspectivas: la poesía, la narrativa y el guion de cine. «Son tres lenguajes diferentes y complementarios que nos ayudan a establecer un diálogo con lo trascendente».

En teatro, el afamado Joaquín Notario, que ha desarrollado gran parte de su carrera en teatral en el seno de la Compañía Nacional de Teatro Clásico con obras como La Vida es Sueño, El alcalde de Zalamea, El perro del Hortelano, la Dama Duende o La Discreta Enamorada, y en cine se ha puesto a las órdenes de David Trueba o Pedro Almodóvar, busca el acercamiento de los asistentes a los textos textos místicos y de contenido espiritual en lengua española. «En 'Escena y Alma' vamos a entender cómo nuestro teatro es espejo hacia fuera, pero también hacia dentro. Todo ello aderezado con un trabajo intenso de técnica de verso».

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El taller de escultura corre a cargo de Pedro Quesada, ayudante de Antonio López, y el de encuadernación y bordado de Natalia García Vilas y Yolanda Andrés. Por último, en 'Para ti es mi música, Señor', el compositor Ignacio Yepes, director fundador de la Orquesta Filarmónica del Arte, de la agrupación coral Koiné Ensemble y director musical del grupo internacional Donaires Ensemble, aborda este taller desde la escucha y la interpretación coral e instrumental de su obra, «para profundizar en el misterio de la relación del hombre con Dios».

El lugar del arte en el mundo contemporáneo

«El arte no está para hacer visible lo evidente. Para eso ya está la realidad», explica el escultor e imaginero Javier Viver, alma del Observatorio de lo Invisible. «Lo invisible es precisamente de lo que habla el arte, del misterio, de lo que no se puede hablar, pero sí se puede contemplar. Eso no quiere decir que se llegue a entender, pero sin duda es un grado de conocimiento directo por la presencia y su figura».

El Observatorio de lo Invisible es un proyecto de la Fundación VIA, fundada por un grupo de artistas de distintas disciplinas entre los que se encuentran el compositor y director de orquesta Ignacio Yepes, el arquitecto Benjamín Cano, la pintora María Tarruella o el escultor Javier Viver. «Buscamos la promoción del arte y los artistas mediante la renovación e integración de las diversas disciplinas artísticas y la investigación, formación e intercambio de experiencias y conocimiento», explican sus fundadores.

«Hay que comunicar esperanza. Principalmente en una sociedad vieja, que ya está de vuelta de todo, el arte muestra retazos del paraíso, lugares de justicia, de amor inesperado, de verdadera belleza», añade Javier Viver. Eso es lo que sucede estos días en el Monasterio de Guadalupe: un encuentro entre el hombre y la Belleza con mayúsculas.