Fundado en 1910

Sharon Tate y Roman Polanski el día de su boda en 1968

La horrible matanza de la secta de Charles Manson que Tarantino vengó en el cine

El 9 de agosto de 1969 cuatro miembros de 'La familia' entraron en casa del director Roman Polanski, que se encontraba rodando en Europa, y asesinaron salvajemente a su mujer embarazada, Sharon Tate, y a cuatro personas más

Antes de ponerse a cantar Helter Skelter en su álbum Rattle & Hum, Bono dice que Charles Manson le robó esa canción a Los Beatles y que ellos, U2, se la quieren devolver. Y es cierto, no tanto quizá que se la devolviesen, pero sí que Manson les había robado a los de Liverpool el título (el tema lo escuchaba al parecer obsesivamente) para que uno de los miembros de su secta lo escribiera en la pared con la sangre de sus víctimas.

Eso fue un día después de que Manson enviara a cuatro miembros de la secta que lideraba, 'La familia', a casa del productor musical Terry Melcher, en el 10050 de Cielo Drive, en Beverly Hills, para que mataran a todos sus habitantes en venganza por haberse negado a grabar su disco, la gran aspiración de Manson. Imposibilitada su carrera musical, en vez de a componer y tocar, se dedicó a manipular mentes impresionables.

Ficha policial de Charles Manson

Pero aquel 9 de agosto resultó que Terry Melcher ya no vivía en aquella dirección, sino Roman Polanski, el director de cine, y su mujer, la actriz Sharon Tate, embarazada de ocho meses. Polanski estaba de viaje y Tate había invitado a unos amigos, el peluquero Jay Sebring, Abigail Folger y Voytek Frykowski. El productor Quincy Jones y el actor Steve McQueen también estaban invitados, pero no acudieron.

La casa de Roman Polanski y Sharon Tate en el 10050 de Cielo DriveTwitter

Steve Parent, un amigo del encargado del mantenimiento de las fincas fue el primero al que «Tex» Watson apuñaló y disparó cuatro veces a bocajarro mientras aquel se marchaba con su coche. Luego vino la indescriptible masacre de Tate y sus amigos. Disparos y puñaladas a discreción después de introducirse en la casa por una ventana.

Antes, Watson había cortado los cables de teléfono. Él mismo, Susan Atkins y Patricia Krenwinkel fueron los asesinos a quienes Manson había ordenado la matanza que comenzó cuando Watson, delante de sus víctimas, dijo: «Soy el diablo, estoy aquí para hacer negocios con el diablo».

Ficha policial de «Tex» Watson

Manson no se mostró satisfecho con el espeluznante resultado y al día siguiente él mismo (aunque tampoco participó en ninguna muerte), junto a los cuatro de la noche anterior y dos miembros más de 'La familia', fueron a casa del ejecutivo de supermercados Leno LaBianca, en el 3301 de Waverly Place. Rosemary, la mujer de LaBianca, recibió 41 puñaladas.

Condenados a muerte

Después de aquello «Tex» Watson, el lugarteniente de Manson, quien escribió con una bayoneta la palabra «War» en el abdomen de Leno, decidió ducharse mientras los otros asesinos escribían con sangre en las paredes frases como «Death to pigs» («Muerte a los cerdos») o «Helter Skelter (en realidad lo escribieron mal: «Halter Skelter» fue la monstruosa incorreción ortográfica), el título de la canción de los Beatles que obsesionaba a Manson.

Solo cuando Susan Atkins fue condenada por otro asesinato en diciembre de aquel año, confesó haber estado involucrada en los sucesos de las noches del 8 y del 9 de agosto. A cambio de no ser condenada a muerte le contó todo al fiscal. Todos los participantes, incluidos Charles Manson y Leslie van Houten, que tomó parte en el asalto a los LaBianca, fueron condenados a muerte.

Posteriormente, Atkins se retractó de sus declaraciones y entonces se anuló su pacto con la fiscalía, pero, en 1972, el estado de California anuló la pena de muerte y las sentencias se convirtieron en cadenas perpetuas. Ninguno de ellos salió nunca de la cárcel. Atkins falleció en 2009 y Manson en 2017. Watson y Krenwinkle continúan en prisión.

La mansión del 10050 de Cielo Drive fue demolida y nunca se ha vuelto a construir nada en ese lugar. En 2019, Quentin Tarantino escribió y filmó su última película hasta el momento con un final justiciero y puramente tarantiniano, con Leonardo Di Caprio, Brad Pitt y un lanzallamas como fantásticos héroes sobrevenidos en un final que no se contará, por si acaso, y que ojalá, pese a todo, hubiera sucedido.