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El actor californiano James Franco y el líder cubano Fidel CastroPaula Andrade

El actor John Leguizamo lleva al extremo la «apropiación cultural» porque James Franco va a interpretar a Fidel Castro

El actor colombiano dejó escapar toda su ira en Instagram porque un actor no latino va a hacer el papel del líder cubano, a pesar del enorme parecido de ambos

El actor colombiano John Leguizamo entró en cólera al enterarse hace unos días de que su colega, el californiano James Franco, había sido elegido para interpretar a Fidel Castro en la película Alina of Cuba. «¿Cómo sigue pasando esto? ¿Cómo Hollywood nos excluye, pero también roba nuestras narrativas? ¡No más apropiación de Hollywood y streamers! ¡Boicot! ¡Esto es una mierda! ¡Además es una historia difícil de contar sin caer en el engrandecimiento, que estaría mal! No tengo problemas con Franco, ¡pero no es latino!», escribió el famoso intérprete de Bogotá, que ha desarrollado la totalidad de su carrera, y con gran éxito, precisamente en Hollywood.

El actor John Leguizamo en los premios Tony en 2018GTRES

Llama la atención que un actor con tan extensa y prolija filmografía en la meca del cine desarrolle un argumento sobre lo que a él mismo jamás le afectó: «Crecí en una época donde la gente latina no podía interpretar a gente latina en el cine (...) No podíamos hacer nuestros propios papeles. Había gente pintándose la cara de marrón para parece latina en West Side Story, o Eli Wallach en Los siete magníficos. Esa es la época en la que crecí. La época donde te decían que tenías que cambiar tu nombre, estar lejos del sol, que solo los latinos con piel blanca conseguirían trabajos».

El enorme parecido entre James Franco y Fidel Castro invalida de raíz la argumentación impositiva de Leguizamo, quien habla de una época no solo pasada, sino superada

El enorme parecido entre James Franco y Fidel Castro invalida de raíz la argumentación impositiva de Leguizamo, quien habla de una época no solo pasada, sino superada hasta los límites en que él mismo se pasa de frenada de un modo casi humorístico como el del Coyote persiguiendo al Correcaminos. A principios de los 50 el actor mexicano Anthony Quinn se enfadó porque no fue elegido para interpretar a Emiliano Zapata en la adaptación de la novela, Viva Zapata!, de John Steinbeck, dirigida por Elia Kazan.

Marlon Brando como Emiliano Zapata

El papel fue al final para Marlon Brando, el intérprete de Omaha, rubio y de ojos azules, que fue caracterizado para parecerse al revolucionario mexicano. Brando era el actor preferido de Kazan y la estrella cinematográfica del momento. Quinn terminó interpretando a Eufemio, el hermano de Zapata, un trabajo por el que ganó el Oscar al mejor actor secundario. Brando también fue nominado, aunque no consiguió la estatuilla.

Pero Marlon Brando y Zapata no fue ningún caso de «apropiación cultural», del mismo modo que no lo es James Franco y Castro, sino de cinematografía, arte e interpretación, dentro de unos límites razonables. ¿Podría el latino y moreno Leguizamo interpretar al latino y rubio Luis Miguel? En La Casa Gucci, por ejemplo, un irreconocible Jared Leto interpreta con brillantez a Paolo Gucci sin tener nada que ver con él, ni en la raza, ni en el físico, ni en el origen, ni en la condición.

Jared Leto como Paolo Gucci en 'La Casa Gucci' (2021)GTRES

Siguiendo el ejemplo del mismo actor estadounidense que se metió en el cuerpo de El Padrino, resulta que, un año después de recrear al mito mexicano, hizo lo propio con Marco Antonio en la adaptación shakesperiana de Mankiewicz de Julio César. ¿Fue también «apropiación cultural» el hecho de que un norteamericano del medio oeste interpretara a un italiano? Las críticas vinieron también por el hecho de que se requería una pronunciación inglesa clásica para una obra inglesa clásica como la de la mayoría de actores de la película como James Mason o John Gielgud, un acento que ni por asomo tenía el estadounidense y que sin embargo logró.

Pero tanto en Viva Zapata! como en Julio César, Brando dio una lección interpretativa que es el quid de un arte cuyo centro es interpretar, valgan todas las redundancias, independientemente de razas o características físicas. Unas veces pueden coincidir o no, porque se habla de arte, de interpretación, y no de cuotas que cercenan esa libertad creadora de arte. Con el mismo argumento de Leguizamo, y al paso que se va, se podría llegar al absurdo de acusar también de «apropiación cultural» a Peter Mayhew, el actor que hizo de Chewbacca en La Guerra de las Galaxias, por no ser en realidad un wokie.