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La Casa Encendida

La Casa Encendida se «incendia» en contra de Bolsonaro en pleno proceso electoral brasileño

Una película, Olho da Rúa, obra de un artista afín a Lula, hace campaña en el centro cultural madrileño a favor del expresidente y en contra del líder conservador

«Olho da Rúa» es una expresión popular que significa «ojo de la calle» y que los brasileños utilizan cuando les despiden del trabajo o les expulsan de algún sitio. También es el título de una película del artista Jonathas de Andrade, estrenada en el Festival Internacional de Artes Escénicas ÍDEM, que se celebra hasta el 30 de septiembre en La Casa Encendida de Madrid.

Un centro cultural en contra de un líder político, como ya se manifestó en un encuentro en 2019 (coordinado por la Asociación de Mujeres de Guatemala) con Luiza Carvalho, docente e investigadora (en cuestiones de «género», «familias con jefatura femenina» y políticas sociales) y extrabajadora y exdirectora regional de la ONU.

Sesgo político

Llama la atención, o no tanto, que un lugar que «ofrece artes escénicas, cine, exposiciones y otras manifestaciones de la creación contemporánea, en apoyo a jóvenes artistas», según la tan de actualidad Wikipedia por el manifiesto en que se denuncia su sesgo político de izquierda, ponga en marcha distintas muestras y actividades en contra de un político conservador.

Da la casualidad, o no, de que De Andrade, el autor del filme-documental-denuncia ad hoc, donde mayormente aparecen brasileños criticando e incluso insultando a Bolsonaro (de quien afirma el director que es un «enemigo de los Derechos Humanos»), admite sin reparos que se hizo artista con el Brasil de Lula: «Yo solo me pude convertir en un artista profesional porque el suyo era un gobierno que miraba a la cultura y los programas sociales».

Bolsonaro y no Maduro

En pleno proceso electoral, con las encuestas en Brasil reflejando un empate entre ambos candidatos, De Andrade dice (en su «obra de arte vanguardista de creación contemporánea») que «han sido años terribles, desastrosos, que destruyeron parte de Brasil, que ocasionaron muertes y un retroceso gigantesco, y yo no sé si el arte cambia, pero el arte activa subjetividades, el arte emociona y el arte nos hace pensar, y me gustaría que esta película contribuyera a una vibración y a llevar un mensaje sobre la urgencia del cambio».

La misma Casa que no se enciende por Maduro, por ejemplo, o por el nicaragüense Ortega, sí se enciende por Bolsonaro (no por los asesinatos sistemáticos, incluso masivos, o la diáspora venezolana provocados por el líder bolivariano), sino por las «frases nostálgicas» sobre la dictadura o por las «declaraciones de admiración a personajes autoritarios» o por oponerse «a enseñar en las escuelas sobre derechos de la población LGTBI y a desarrollar políticas públicas para combatir la homofobia y otras formas de discriminación».

Una Casa Encendida, casi se diría que incendiada, en un impulso de inocultable dirección que poco o nada tiene que ver con «las artes escénicas, cine, exposiciones y otras manifestaciones de la creación contemporánea, en apoyo a jóvenes artistas».