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El arqueólogo y egiptólogo Zahi Hawass

Zahi Hawass, el arqueólogo más famoso del mundo: «Egipto quiere recuperar la piedra Rosetta y el busto de Nefertiti»

El popular egiptólogo egipcio, de visita en Madrid, explica la necesidad de detener el expolio que llevan a cabo los grandes museos, y continúa en búsqueda de las tumbas de Nefertiti y Cleopatra

No se ha dejado un tema sin tocar: el expolio de los museos, las «obras de arte robadas», el centenario del descubrimiento de Tutankamón (y los tesoros que sustrajo Howard Carter), las reclamaciones históricas de Egipto... Zahi Hawass ha venido a España a inaugurar el ciclo de conferencias de la exposición Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el antiguo Egipto, organizada por el Grupo EULEN, en el Palacio de las Alhajas de Madrid, y no ha dejado de dar titulares.

Conocido coloquialmente como «el Indiana Jones egipcio», Hawass no lleva sin embargo su famoso sombrero de aventurero explorador. El exministro de Antigüedades de Egipto y autor de grandes descubrimientos recuerda cómo fue el descubrimiento de la Piedra Rosetta, de cuyo desciframiento se cumplen ahora 200 años, y cómo cuando los soldados franceses fueron derrotados por los británicos en Egipto se vieron obligados a entregarles los bienes arqueológicos y artísticos que habían adquirido en las campañas napoleónicas en el país africano.

Desde 1802, este trozo de piedra que supuso la clave para descifrar los jeroglíficos, está en posesión de Reino Unido y permanece exhibido en el Museo Británico para orgullo del país. A sus 75 años Hawass ha decidido hacer de esta exigencia algo personal: «A finales de octubre vamos a presentar una petición formal para solicitar el retorno de la Piedra Rosetta a Egipto», explica el egiptólogo, experto en antigüedades. «Fue tomada por los franceses y dada posteriormente a los ingleses, que no tenían ningún derecho sobre ella. Lleva en Londres dos siglos, pero debería estar en el Gran Museo Egipcio».

Exigencias a Francia y Alemania

Sin embargo, las reclamaciones de Zahi Hawass, que habla en nombre de su país cuando exige la devolución de las obras de arte y antigüedades egipcias a sus «legítimos propietarios» (en sus palabras), no se limita al Museo Británico. «Además de la Piedra Rosetta, vamos a solicitar la vuelta del busto de Nefertiti, que se encuentra en el Museo Neues de Berlín, y el Zodiaco de Dendera, del Museo Louvre».

El busto de Nefertiti se exhibe en el Museo Neues de Berlín

Hawass aclara que las reclamaciones se limitan a «aquellas piezas que han sido robadas a Egipto recientemente», entrando de lleno en una problemática que se ha acrecentado en la actualidad: la del arte expoliado. «Hay muchos museos que continúan practicando el imperialismo hoy en día, comprando obras robadas, y esto no se puede consentir. Si los museos adquieren obras robadas, seguirá habiendo robos, saqueos y destrozos de importantes yacimientos arqueológicos, como pasaba con las tumbas del Antiguo Egipto».

Muchos podrían pensar que los saqueos y el tráfico de antigüedades son cosas del pasado, pero el arqueólogo llama la atención a la comunidad artística a este respecto: «El Museo Louvre acaba de comprar cinco piezas robadas bajo las órdenes del antiguo director de su departamento egipcio, y el caso se halla en los tribunales en estos momentos. Además, la Justicia de Nueva York ha obligado al Metropolitan a devolver a Egipto algunos objetos, que llegaron la semana pasada. No entiendo cómo pueden adquirirlos y mostrarlos al público, porque están arruinando otro país. Los museos deberían ser honestos y saber que tienen una responsabilidad cultural», explica, tajante.

Zahi Hawass tiene él mismo a sus espaldas alguno de los grandes descubrimientos arqueológicos del último medio siglo. En abril de 2021, cuando se encontraba buscando el templo funerario de Tutankamón al norte de Medinet Habu, el templo de Ramses III, dio por casualidad con una «casa». «Resulta que no era una casa, sino que excavando descubrimos una ciudad enorme bajo la arena: la Ciudad dorada perdida de Luxor», explica con orgullo. Y no es para menor, ya que se trata de uno de los mayores descubrimientos del mundo. «Había un área administrativa, otra destinada a la vivienda y el resto eran talleres, de joyería, ropa, sandalias, amuletos, estatuas, ladrillos... También descubrimos el nombre de la localidad, la denominaban Atón o Ciudad dorada perdida, y data del reino de Amenhotep III».

La ciudad dorada perdida de Luxor es uno de los grandes descubrimientos de Zahi Hawass

A día de hoy continúan las excavaciones en la ciudad: «Recientemente encontramos el nombre de Semenejkara y creemos que puede referirse a Nefertiti. También estamos trabajando en el Valle de los Reyes en busca de la tumba y en Saqqara, cerca de la pirámide de Teti, así como en otra zona donde hallamos ADN de los ancestros de la reina y su hija. Además, estamos esforzándonos por obtener más datos sobre Tutankamón».

Respecto a Nefertiti, además de querer recuperar el busto de Berlín, Hawass continúa investigando la que supone una de las figuras femeninas más importantes del antiguo Egipto, y así lo explicó en su conferencia. «Sabemos muy poco sobre ella. Espero que, cuando descubramos su tumba, podamos tener más detalles. Lo que sí conocemos a ciencia cierta es que fue la esposa del faraón Akenatón durante 17 años, en los que tuvieron seis hijas. Se piensa también que sobrevivió a su esposo, y yo personalmente creo que reinó en Egipto durante tres años bajo el nombre de Semenejkara. No obstante, sigue siendo un misterio, hasta que hallemos su sepulcro y su momia, que nos revelará sus secretos», ha destacado el arqueólogo.

Las mujeres en el antiguo Egipto

Tanto en la exposición 'Hijas del Nilo' como en su conferencia, Zahi Hawass ha hecho hincapié en la importancia de conocer realmente cómo se organizaba el poder político, económico y social respecto a las mujeres en Egipto. «Las mujeres en el antiguo Egipto tenían más derechos que en Europa en el siglo XVI», explica el arqueólogo. «Solo hubo cinco reinas porque, en aquella época, la religión marcaba que solo el hombre podía convertirse en faraón, pero no podía serlo sin una presencia femenina a su lado. De hecho, la sociedad definió un papel para las mujeres. En primer lugar, tenían que ocuparse de la casa y de sus hijos y, si después de eso tenían tiempo, podían ser abogadas, juezas, sacerdotisas, trabajar en la construcción de las pirámides... Por eso, su civilización era muy sana y consiguió desarrollarse tanto», continúa, antes de aclarar que a día de hoy tienen los mismos derechos que cualquier otro ciudadano del mundo.

Zahi Hawass

El mismo misterio que rodea a Nefertiti cubre de misterio la figura de Cleopatra. «Durante 12 años estuvimos buscando la tumba junto a la arqueóloga dominicana Kathleen Martínez, pero yo acabé renunciando. En el templo encontramos monedas y estatuas de Cleopatra y, recientemente, Kathleen halló túneles de tres kilómetros de largo desde el templo hasta el agua a 10 metros por debajo del suelo», revela Hawass, que a pesar de haber abandonado el proyecto confía en que los restos de la mujer de Marco Antonio estén ahí. «Yo sigo creyendo que su tumba está ahí y que su momia permanece enterrada cerca de su palacio», confiesa, a la vez que reconoce que él mismo cree en «la maldición de Cleopatra»: «Cuando estaba excavando en búsqueda de Cleopatra, una gran piedra me golpeó en la cabeza y tuvieron que operarme el ojo. En una segunda ocasión, estaba descendiendo en una grúa y la máquina se detuvo durante una hora en el túnel en la oscuridad». Es posible que, tras las reclamaciones, el siguiente gran paso de Zahi Hawass sea regresar al proyecto y descubrir las tumbas de Nefertiti y Cleopatra, dos de las mujeres más importantes del antiguo Egipto.