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Morante de la Puebla el pasado sábado en la Feria de otoño de Madrid

Morante de la Puebla el pasado sábado en la Feria de otoño de MadridEFE

Morante señala en público a Abellán por el mal estado del ruedo de Las Ventas

El sábado el diestro sevillano tuvo una discusión en el callejón del coso con el Director de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid al terminar la corrida

No era la primera vez que Morante de la Puebla, ¿el torero de la década?, se iba de vacío total en Madrid. Nunca el matador sevillano ha abierto la Puerta Grande de Las Ventas, algo que sí hizo Miguel Abellán, el señalado el sábado por el dedo del cigarrero. Sí era la primera vez (o de las primeras) que, terminada la corrida, cuando la actuación de los toreros sin triunfo se va diluyendo en el paseíllo de despedida entre pitos y alguna almohadilla de la vergüenza, como si fuesen volatilizándose hasta que finalmente lo hacen tras cruzar el umbral del callejón, un torero se vuelve para mostrar un desacuerdo antiguo con alguien concreto.

El vestido señalando el traje

Morante se fue al callejón, donde se apuesta cada corrida el director de Asuntos Taurinos, a hablar con este. A juzgar por su cara impertérrita, no eran cosas bonitas las que escuchaba. No pareció decir nada Abellán, aunque probablemente lo dijera, al contrario que el de la Puebla, que acabó alejándose para darse la vuelta y señalar sin ambages con el dedo desde la distancia. Era el vestido de luces, brillante por la luz de los focos, señalando al traje y la corbata. Una imagen poderosa. que había que aclarar. Se dijo que mientras Morante se quejaba, Abellán le dijo: «Lo que tienes que hacer es no anunciarte», lo que desmintió tajantemente el aludido. Según él, simplemente escuchó lo que tenía que decir el maestro andaluz.

A quien sí parece ser que le dijo: «Lo que tienes que hacer es no anunciarte» fue al apoderado del de la Puebla, Pedro Marqués, por la mañana cuando se presentó en el ruedo para comprobar el estado del piso. Una cuestión con solera pues ya se había advertido, principalmente Morante, que el suelo del primer coso del mundo era demasiado duro y que por ello los toros se lesionaban las pezuñas. El mal estado de conservación de la plaza, en general, destapó la caja de partidarios y detractores; de Morante, de Abellán, de la empresa y de los políticos.

Según dijo Abellán en Carrusel Taurino: «Es una situación que viene cada vez que actúa en la plaza de toros de Madrid a intentar interesarse por el ruedo de la plaza de toros de Madrid, y aquí desde el mismo día de la corrida los operarios trabajaron con mucho cariño, con mucha profesionalidad para intentar adecuar a los deseos y peticiones del maestro Morante de la Puebla a que estuviera acorde a sus peticiones”.

«El piso está duro»

«El piso está duro, muy duro. Lo llevo viendo todo este tiempo y lo habéis subido un tanto así (se refería al grosor), así que para que os voy a decir », le dijo Morante en el callejón, del que no se ha vuelto a saber nada al respecto de la polémica después de cruzar, por fin, el umbral del callejón, y tampoco hace falta porque ya estuvo todo en ese dedo acusador en la distancia, del que ya casi se ha hablado tanto como del de Dios que pintó Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Como si en vez de La Creación de Adán se tratase de La Creación de Abellán (quien aguantó en estatuario la arremetida del artista), el rifirrafe que no irá a más, no debería, del feo colofón de las cuitas internas que no interesan a la Fiesta.

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