Fundado en 1910

Castillo de Zorita de los CanesCreative Commons

Encuentran medio centenar de cuerpos de caballeros medievales en el Castillo de Zorita

Un equipo de investigadores ha descubierto restos de miembros de la Orden de Calatrava. También se han hallado fragmentos de cuerpos de mujeres y de cinco bebés en el cementerio de la fortaleza en Guadalajara

Tras la terrible derrota cristiana en la batalla de Alarcos (Ciudad Real) en 1195 frente a las tropas comandas por el califa almohade al–Mansur, los caballeros de la Orden de Calatrava tuvieron que replegarse al Castillo de Zorita de los Canes en la actual Guadalajara. Una sede temporal donde tuvieron que permanecer hasta el 1212, año en el que se produjo la batalla más crucial para los reinos cristianos de la península. Alfonso VIII de Castilla nunca pudo olvidar esa batalla perdida (la de Alarcos) que frenó el avance de la Reconquista, y años más tarde tomaría revancha en la Batalla de las Navas de Tolosa.

Los caballeros de la Orden de Calatrava, comandada por Rodrigo Díaz de Yanguas, sexto maestre de la orden y natural de Soria partió del castillo de Zorita y se unió a los ejércitos cristianos, teniendo una participación destacada en la batalla y en toda la campaña contra los almohades.

El castillo fue en su origen fortaleza musulmana erigida por los Banu Dil-Nun en el año 852, una tribu bereber que estaba en constante rebelión contra el califato de Córdoba. Se construyó encima de un cerro rocoso que guardaba el paso del río Tajo en la Cora de Santaver, una de las divisiones territoriales del Califato de Córdoba que se encontraba en la frontera. La fortaleza sería continuamente ocupada por diferentes facciones, pasando de manos cristianas a moras y viceversa durante años.

Más de un centenar de huesos

Más de dos mil años después de esta batalla, un equipo de arqueólogos ha excavado por primera vez el cementerio de la orden del Castillo de Zorita de los Canes, hallando diferentes restos humanos: mujeres, bebes y varios caballeros de la Orden. Algunos huesos aún contaban con las marcas que les produjeron la muerte. Los arqueólogos han descubierto hasta un centenar de huesos de los cuales había 50 cuerpos completos. Los resultados de la excavación muestran a individuos que no superaban el 1,70 de altura, diferentes monedas y objetos de la época, también se descubrió que tenían una dieta rica en carne y que había diferentes restos (en las tumbas) de mujeres y niños dentro de algunas tumbas, mostrando una excepción de la regla que dictaba que sólo los miembros de la Orden religiosa podían ser enterrados.

Con las diferentes excavaciones realizadas en el lugar a lo largo de los años, se han descubierto las diferentes estructuras que daban forma al conjunto: un gran aljibe, puertas de hierro, el atrio de una iglesia, los muros… Una mirada al pasado a una fortaleza que llegó a albergar entre sus paredes al mismo Alvar Fáñez, lugarteniente del Cid, que llegó a ser sede de una gran orden religiosa como es la de Calatrava, y más tarde, propiedad de la princesa de Éboli. Una villa donde convivieron moros, judíos y cristianos llegando a alcanzar una población de más de 2000 personas.