Harvard cede a la dictadura de las «minorías» con una nueva presidenta experta en políticas raciales
Claudine Gay es la decana de la facultad principal de Ciencias y Ciencias Sociales de la universidad bostoniana
El rumbo «minoritario» de la educación superior en Estados Unidos continúa su hoja de ruta. Por primera vez en la historia de Harvard una mujer negra va a presidir siglos de enseñanza, una cuestión positivamente noticiosa, que sin embargo es sospechosa por la especialidad en política racial de la nueva presidenta, una formación idónea en el tiempo de la cancelación y de la reversión de los principios por razón de cuota, que supera a una meritocracia, en horas bajas, acorde a la posición adquirida.
Una meritocracia en horas bajas en la universidad resuena a tiempos oscuros porque la paridad, la integración sin más, no es una característica esencial de la excelencia que es el motivo de los templos del saber. Que un puesto de prestigio sea noticia por la especialidad en los problemas de discriminación de raza y de sexo de su ocupante en la época en que la raza y el sexo (en realidad cierta raza y mayormente un sexo relativo: el género) ya no son objeto de discriminación, sino todo lo contrario, dice muy poco de esa excelencia suplantada por el monstruo woke.
Especialista en políticas de minorías
Claudine Gay, la nueva presidente de Harvard, es hija de inmigrantes haitianos y profesora de estudios africanos y afroamericanos, además de ser considerada una especialista en políticas de minorías y ocupar el puesto de decana de la Facultad de Ciencias y Ciencias Sociales.
«La señora Gay es una maestra y mentora dedicada cuyas clases han cubierto temas como la política racial y étnica en Estados Unidos, la política negra en la era posterior a los derechos civiles, los comportamientos políticos estadounidenses y la ciudadanía democrática», ha dicho la misma universidad.
Miembro de la Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias, Gay fundó y dirigió la Iniciativa sobre las Desigualdades en Estados Unidos de Harvard, «un esfuerzo multidisciplinar para dinamizar la enseñanza y la investigación sobre la desigualdad social y económica», subraya Penny Pritzker, al frente del comité de selección de la nueva presidenta.
Al parecer su nombramiento se produjo tras varios meses de selección entre 600 candidatos. Una elección significativa que se produce en el mismo momento en que se debate en la Corte Suprema de Estados Unidos los procedimientos de admisión en las universidades más antiguas del país, como Harvard (hay que recordar que es una universidad privada), que supuestamente tienen en cuenta el color de la piel o el origen étnico de sus candidatos en la evaluación de sus expedientes.
El objetivo es corregir las desigualdades derivadas del pasado segregacionista de Estados Unidos y aumentar la participación de estudiantes negros, hispanos o nativos americanos en la educación superior, y quién mejor que alguien con las características de Claudine Gay, hija de inmigrantes haitianos, profesora de estudios africanos y afroamericanos y, sobre todo, especialista en políticas de minorías: la nueva meritocracia.
En contra de los asiáticos
Un debate dudoso sobre una práctica dudosa en Harvard, la de la tenencia en cuenta del color de la piel o el origen étnico de los futuros estudiantes, de la que se ha descubierto que afecta solo a los asiáticos. Una curiosa discriminación de asiáticos por la que un grupo de estadounidenses de este origen, Students for Fair Admissions, ha demandado a la universidad.
Al parecer el concepto de diversidad que defiende Harvard es el de querer reducir las poblaciones más representadas, como es la de los estadounidenses de origen asiático (exigiendo mayores requisitos), a favor de las minorías menos representadas, como es la de los estadounidenses de origen hispano y negro, el caso de la decana y próxima presidenta: lo woke en estado superior.
Más mujeres presidentes que hombres
Claudine Gay asumirá su cargo el 1 de julio de 2023, y además de la primera presidenta (y presidente) negra de la universidad bostoniana, será la segunda mujer en dirigir una escuela de la afamada Ivy League, la conferencia formada por siete universidades privadas representativas del elitismo académico y social con el que se pretende acabar cambiando, cancelando, diversificando en cuotas raciales, su esencia.
Con el nombramiento de Gay, las mujeres superarán en número a los hombres como directoras de las ocho escuelas de la citada Ivy League. Dartmouth y la Universidad de Pensilvania nombraron mujeres a principios de este año, uniéndose a Brown y Cornell. Columbia, Princeton y Yale son las únicas que continúan siendo dirigidas por hombres.