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Entrevista a Juan Eslava Galán

Juan Eslava Galán: «La última revisión que se ha hecho del sistema educativo es demencial»

La Reconquista contada para Escépticos es la última entrega de la saga escrita por el famoso historiador, que aborda un tema crucial de España: «El concepto de que este reino era nuestro, que nos lo arrebataron los moros y que se tenía que recuperar existió desde el principio»

Dice el escritor e historiador Juan Eslava Galán que «nosotros somos lo que somos porque somos también producto del pasado». Algo que, según defiende, es más importante que nunca recordar, especialmente por la tergiversación y el revisionismo al que se somete nuestra historia y por decisiones políticas como la que implica que los estudiantes de Bachillerato sólo conocerán lo acontecido en España a partir del siglo XIX, tras la Constitución de 1812.

Con su saga Para Escépticos, el jienense Eslava Galán pretende abordar la historia partiendo de un punto de vista, el mayoritario, que pone todo en duda, incluso la propia Reconquista: existe una fuerte contestación al uso de ese término entre bastantes historiadores. La obra La Reconquista contada para Escépticos trata un pasado clave para la construcción de la identidad de la nación española: 800 años de guerra para que los cristianos recuperaran sus reinos. Hoy más que nunca, es necesario refrescar este periodo de la historia ante la amenaza de un premeditado olvido en el sector educativo.

¿Por qué decidió tratar el tema de la Reconquista?

–Siempre me ha interesado el tema, además de Roma y la etapa de la de la Edad Media, sobre todo, la española que me parece interesantísima. Luego también porque es un episodio crucial de nuestra historia. Y finalmente, también hay otro motivo: últimamente hay historiadores, sobre todo jóvenes, que ponen en duda el concepto de la Reconquista. Yo lo que quería era reivindicar esta idea, aunque ellos llevan razón cuando dicen que la palabra sólo existe desde el siglo XIX. Sin embargo, el concepto de que este reino era nuestro, que nos lo arrebataron los moros y que se tenía que recuperar existe siempre a lo largo de la Reconquista.

Respecto al comienzo de la invasión musulmana de la Península, ¿por qué se produjo tan rápido?

–Los musulmanes que llegan al norte de África creían que, en la Península Ibérica, que está ocupada por los godos, había grandes tesoros, grandes ríos y tierras fértiles. En ese momento había una guerra civil en la península, por lo que era el momento más adecuado para intervenir y conquistarla. Además, conocían de la existencia de las calzadas romanas, con las cuales podían fácilmente acceder a los principales núcleos de población. Todo estaba muy bien estructurado, lo que les permitió conquistarla en dos años.

Juan Eslava Galán, en El DebateJorge Ruiz

¿Cómo eran esos dos pueblos que se enfrentaron: los hispanogodos y los árabes?

–Los árabes vienen con bastante mezcolanza porque hay musulmanes que salieron un siglo antes de Arabia, de pelo azafrán o pelirrojos, con los ojos claros, pero que se van mezclando con los pueblos que conquistan: el Imperio Bizantino y el Imperio Persa, que son dos núcleos muy importantes que ya estaban en decadencia. En el Norte de África convierten a los pueblos bereberes –de forma poco profunda– que pueblan el Magreb en general. Los que invaden la península son esa mezcla: por una parte, los magrebíes recientemente convertidos, que son más bien de tez oscura; y por otra parte, la aristocracia árabe, que son los verdaderos conquistadores. En cuanto a los godos, hay que pensar que el núcleo principal eran hispanos del Imperio Romano que fueron invadidos por las invasiones bárbaras. De entre ellos, se establecieron los visigodos, que constituyeron la aristocracia. Un pueblo germánico convertido a la misma religión católica, en un principio arriana, en la que existe una cierta cohesión entre la aristocracia goda y el pueblo que es de origen hispano romano.

En el pueblo musulmán hay mescolanza, porque se casaban con cristianas, pero las musulmanas no se pueden casar con cristianos: estaba penado con la muerte

Y durante la ocupación musulmana de la Península Ibérica, ¿se llegaron a mezclar los moros y los cristianos?

–Es curioso, porque a lo largo de ocho siglos hay mezcla por parte de los moros y las cristianas (y no al revés): casi todos los califas son hijos de cristianas que están en el harén del padre. Apreciaban mucho a las mujeres cristianas del norte, sobre todo si eran rubias. En el pueblo musulmán hay una mezcla de cristianos con gente de orígenes variados. Sin embargo, en el pueblo cristiano no se da esa mezcolanza, y no se produce por una razón muy sencilla: porque las musulmanas no se pueden casar con cristianos (estaba penado con la muerte), algo que todavía ocurre en la actualidad. ¿Y de dónde proceden los andaluces? Proceden de los conquistadores del norte, que iban vaciando de moros los lugares que ocupaban y los repoblaban con poblaciones traídas del norte, como muestran muchos de los apellidos de la gente de Cádiz, de Huelva o de Granada.

¿Cuáles fueron los factores más importantes del avance cristiano?

–Los cristianos acaban haciendo una sociedad para la guerra: una sociedad feudal que tiene muchos puntos de concomitancia con lo que hacen los franceses, los alemanes, los ingleses. El rey tiene una serie de grandes señores que lo apoyan en su empresa guerrera, y los grandes señores tienen a su vez mesnadas. En cuanto a los musulmanes, tuvieron un gran problema porque entre ellos se organizaban en una gran cohesión tribal y raramente crearon un Estado. Por lo tanto, se da una doble circunstancia: por un lado, hay una tendencia centrípeta a establecer un Estado potente con capital en Córdoba imitando lo que hay en Oriente (en Damasco), y hay también una tendencia centrífuga que sucede en las marcas que ponen en sus fronteras para contener el avance cristiano. Esas marcas están dirigidas por señores tribales que cuestionan la autoridad de Córdoba. Siempre existe esa falta de cohesión dentro de los musulmanes, que obviamente la aprovechan los cristianos.

«Ni lo uno tan brillante ni lo otro tan basto»

¿Y esa civilización del Al Ándalus, era tan avanzada como se cree?

–Se ha idealizado mucho, aunque es cierto que en el momento de esplendor de Córdoba, sobre todo con Abderramán III, hay un núcleo cultural e industrial muy importante. Sin embargo, esto ocurre con intermitencia, no es algo que dure los ocho siglos. Por otra parte, contrasta con la supuesta brutalidad de los cristianos del norte, algo que no es correcto. Los cristianos a partir de la constitución del Camino de Santiago están muy influidos por la cultura europea, que procede de Francia, del gótico del Císter, de Cluny, de las grandes órdenes que fueron las responsables de construir las catedrales de Burgos y la pulcra leonina de León. Lo que quiero decir es que ni lo uno fue tan brillante ni lo otro fue tan basto.

¿Qué ocurre con la palabra «Reconquista» en la actualidad?

–Ocurre que la palabra Reconquista es una palabra que surgió por vez primera a finales del siglo XVIII. En el siglo XIX, por comodidad, los historiadores denominan Reconquista a este periodo de avance y retroceso entre cristianos e islamistas en la Península Ibérica. Ahora bien, últimamente se dice que en realidad no pensaban en la Reconquista, sino que fue una cosa que a lo largo del tiempo fue ocurriendo, que no había una conciencia cristiana de estar reconquistando nada. En realidad, en los documentos nos muestran que sí la había y en el libro enseño referencias directas de Reyes que cuando se enfrentaban con los otros les decían: «Este territorio es nuestro, vosotros lo invadisteis y por lo tanto a mí me corresponde conquistarlo».

Juan Eslava Galán, en El DebateJorge Ruiz

Y entonces, ¿qué ha quedado de Al Ándalus en la actualidad?

–Queda, evidentemente, la historia, quedan monumentos muy importantes que son básicos dentro del mundo musulmán como la Alhambra de Granada, la Aljafería de Zaragoza, la Mezquita de Córdoba.

Desde el punto de vista de la civilización europea, el Islam es inasimilable: es una religión que tiene unos principios y unas costumbres que no coordinan en absoluto con la cultura desarrollada en Europa

Al final del libro explica que existe un enfrentamiento en la actualidad de dos civilizaciones. ¿Cómo se debería afrontar este problema desde la sociedad y de la política?

-Voy a poner otro ejemplo que se entiende siempre mejor: en el mundo musulmán no se pueden construir iglesias cristianas. Sin embargo, en Europa se construyen, con dinero oficial, mezquitas. Un ejemplo muy actual es Colonia, que aparte de construir mezquitas, tiene permiso para poner altavoces y llamar a la oración. Es decir, hay un distinto tratamiento en el mundo musulmán y el mundo cristiano. Por otra parte, el Islam, desde el punto de vista de la civilización europea, es inasimilable. Porque sencillamente es una religión que tiene unos principios y unas costumbres que no coordinan en absoluto con la cultura desarrollada en Europa desde el siglo XVIII, que ha sido una cultura de tolerancia. Con la Revolución Francesa y la Ilustración se separa el concepto de delito del concepto de pecado. En el Islam todavía se confunde el delito con el pecado con la Sharía, la famosa ley islámica. Por lo tanto, yo creo que el futuro del Islam en Europa necesariamente tiene que ser conflictivo, de hecho ya lo es. Lo que ocurre es que por ser políticamente correctos, lo disimulamos.

¿Tiene sentido el revisionismo histórico?

–Sí, yo creo que la historia siempre hay que revisarla. La historia por una parte es una ciencia porque utiliza el método científico, pero por otra parte es un arte que depende del historiador. Alguna subjetividad siempre está expresada en lo que se está escribiendo. Por lo tanto, la historia siempre debe ser revisada. Dentro de ella hay muchas modas, algunas veces se le da mucha importancia a la historia económica, en otros momentos se la da a la historia social. Ahora estamos en un tiempo muy brillante para la historia de las costumbres y del pueblo de los que padecen la historia: la intrahistoria o la microhistoria. Yo creo que todas están coadyuvando a que tengamos una idea más clara de lo que fue el pasado de un pueblo o de una sociedad.

La última revisión que se ha hecho del sistema educativo es absolutamente demencial, espero que no dure mucho. Quieren que la historia se estudie a partir de la primera Constitución de 1812

¿Por qué es importante que la Reconquista se dé en el sistema educativo?

–La última revisión que se ha hecho del sistema educativo es absolutamente demencial, espero que no dure mucho. Quieren que la historia se estudie a partir de la primera Constitución de 1812. Entonces, ¿cómo le vamos a dar la espalda a la historia de Roma, de la Reconquista o del Imperio Español que dominó medio mundo? España fue una provincia romana muy importante que incluso dio algún emperador. Esto es completamente absurdo. Nosotros somos lo que somos porque somos también producto del pasado.

¿Cuándo ponemos nombre a España como nación?

–Yo creo que como nación, en el sentido más moderno, hay una cierta unidad a partir del siglo XVIII. Sin embargo, en un sentido más lato, creo que podemos decir que España se empieza a dibujar y la palabra España empieza a tener un sentido incluso para el extranjero a partir de los Reyes Católicos.

Para concluir, ¿podemos sentirnos orgullosos de ser españoles?

–Absolutamente. Tenemos que sentirnos orgullosos. Hay cierto complejo de inferioridad que hay que sacudirse. Cuando se sale al extranjero, te das cuenta de que somos un pueblo más, con sus virtudes y sus defectos. No hay que sentirse inferior a nadie.