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'The Leaning Tower of Pisa' (La torre inclinada de Pisa), fotografía tomada en 1990 en Pisa (Italia) por Martin ParrMartin Parr

Adiós a las fotos turísticas: la torre inclinada de Pisa ya no está tan inclinada

Un estudio concluye que las obras de estabilización que comenzaron en 2001 han logrado corregir en 42 centímetros la inclinación, que sigue enmendándose al ritmo de 0,5 milímetros al año

Es quizá la postal turística por excelencia. Una tradición convertida en meme, una imagen repetida hasta la saciedad: posar como si uno estuviera apoyado en la Torre de Pisa o sosteniéndola es casi un icono cultural. Pero ahora podría dejar de serlo.

Sin embargo, la inclinación de la torre ha sido motivo de preocupación para ingenieros e historiadores durante décadas. Afortunadamente, un estudio reciente ha revelado que el campanario italiano se está enderezando gracias a las obras de estabilización que comenzaron en 2001. Ya entonces el proyecto de estabilización redujo su inclinación en 38 centímetros, y en los 21 años transcurridos desde entonces, la torre ha ganado otros cuatro.

El reciente estudio ha sido financiado por la organización de conservación Opera Primaziale della Pisana (OPA) para comprobar si sus predicciones eran correctas. Según el profesor de geotecnia Nunziante Squeglia, de la Universidad de Pisa, aunque la inclinación se ha reducido, sigue oscilando una media de 0,5 milímetros al año. «Lo más importante es la estabilidad del campanario, que es mejor de lo esperado», ha declarado a la Agencia Nacional de Prensa Asociada (ANSA).

«Teniendo en cuenta que se trata de 'un paciente enfermo' de 850 años, con una inclinación de unos cinco metros y un hundimiento de más de tres, el estado de salud de la Torre Inclinada de Pisa es excelente», ha explicado otro de los portavoces.

Un problema de cimientos

El campanario medieval, símbolo del poder de la república marítima de Pisa en la Edad Media, ha logrado sobrevivir, sin daños, a al menos cuatro fuertes terremotos que han sacudido la región desde 1280. Un estudio de 2018 descubrió que fue la blandura del suelo de los cimientos, originalmente responsable de su inclinación, lo que la protegió de los violentos temblores.

Las teorías sugieren que la torre de 57 metros comenzó a hundirse después de su construcción, que comenzó en 1173. La causa fue un diseño defectuoso que hizo que sus cimientos tuvieran sólo tres metros de profundidad y se asentaran en un subsuelo débil e inestable.

Esta base era más blanda en el lado sur, lo que dio lugar a la inclinación epónima, por lo que los constructores intentaron compensarla mientras edificaban los ocho pisos hacia arriba. Para ello, las plantas eran más cortas en un lado que en el otro, lo que provocó que la estructura se curvara y se inclinara. La construcción no se completó hasta 1319 debido a varias batallas entre Pisa y Génova, Lucca y Florencia, pero estas pausas dieron tiempo al suelo subyacente para asentarse.