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Así se vive la Navidad en diferentes países del mundo

¿Cómo se celebra la Navidad en el resto del mundo?

En los países con regímenes comunistas como China o Corea del Norte está prohibido celebrar la Navidad incluso penado con cárcel o pena de muerte, igual que en países musulmanes como Somalia donde se prohibió en 2015 por considerarla en contra de la fe islámica, o en Arabia Saudí donde solo permite celebrarlo en privado

El origen cristiano de la Navidad está claro, pero se ha convertido en una festividad universal en la que las familias se juntan en torno a una mesa que cambia de aspecto y alimentos según al país al que se viaje. También hay diferencias en las fechas porque en España y los países que tienen el calendario Gregoriano el 24 es Nochebuena y el 25 Navidad. Hasta aquí todo bien, pero no sucede igual en los países ortodoxos como Rusia, Ucrania o los cristianos coptos de Egipto, que siguen con el sistema Juliano y celebran el nacimiento de Cristo el 7 de enero, cada uno con sus propias tradiciones.

En Polonia la comida es puro simbolismo y espiritualidad cristiana, porque durante la ocupación nazi y comunista estaba prohibido otra fe que no fuese la del partido

El día importante para muchos países es Nochebuena, donde se junta toda la familia para cenar. Incluso en Japón, donde no es festivo el 24 de diciembre, las familias han adoptado la costumbre de ir a comer pollo frito al KFC, que todos los años saca un menú navideño. En los países del este de Europa como en Polonia la comida es puro simbolismo y espiritualidad cristiana, porque durante la ocupación nazi y comunista estaba prohibido otra fe que no fuese la del partido. Colocan paja bajo el mantel para simbolizar el Belén de Navidad y preparan doce platos (como el número de apóstoles) para compartir. Los más populares son la carpa, el barszcz, una sopa de remolacha y de postre el típico Makowiec (pan de Pacua), un rollo dulce de semillas de amapola. Antes de servir intercambian una especie de obleas con imágenes religiosas y cantan villancicos como símbolo de buenos deseos. Sus vecinos alemanes también toman carpa o el cerdo asado con ensalada de patata, que acompañan con el famoso gluhwein, el vino caliente condimentado con canela, naranja, azúcar y limón. Más al este, en Letonia se comen guisantes grises con salsa ahumada. Y cerca, en Noruega el plato principal es un pudín de arroz con azúcar, canela y mantequilla, también se comen costillas curadas de cerdo y cordero, bacalao y beben cerveza navideña. Además, en la mesa se esconden almendras y quien la encuentre gana un cerdito de mazapán. Una tradición parecida a la «suerte» de encontrar la figura dentro del roscón de reyes, que ahora pelea en los supermercados con el panettone italiano.

Aunque esta abundancia de alimentos contrasta con la celebración en otras partes del mundo como Etiopía, donde la comunidad ortodoxa practica el ayuno el día previo a Navidad, que ellos llaman Ganna. Se levantan a las cuatro de la mañana y se visten con el shamma, el traje tradicional de color blanco, para acudir a los servicios religiosos. En la comida de Ganna las familias etíopes cristianas utilizan el pan como cubiertos para comer el doro wat, un potaje de pollo con verduras.

¿Y los regalos?

El día de Nochebuena, San Nicolás, un anciano de larga barba blanca, algo rechoncho y sonriente se sube en su trineo tirado por renos voladores para recorrer el mundo repartiendo regalos a los niños, y no tan niños, que se han portado bien durante el año. En Estados Unidos y Canadá lo llaman Santa Claus, en los países hispanohablantes Papá Noel. En naciones ortodoxas como Rusia, Ucrania o Letonia el Deb Mozor (el abuelo de los nueves), ayudado de su hija la «doncella helada» deja los regalos. Su origen está en el folklore y nada tiene que ver con Frozen, porque según la leyenda era un anciano que secuestraba a los niños malos y que con los años se ha equiparado a la figura de Papá Noel. Para que Santa llegue a las casas hay que estar preparado, por eso en Letonia antes de abrir los regalos hay que recitar un poema y en Serbia van un paso más allá, los hijos secuestran a sus padres, que deben darles regalos para liberarse. Pero no a todos los países llega Santa. En Islandia los jóvenes Julen, hijos de los dos troles de la mitología islandesa dejan regalos en los zapatos a los niños que se han portado bien, o una patata si han sido malos. En Alemania, Suiza y Austria existe el Kris Kringle, el portador de los regalos navideños, inventado por Lutero durante la Reforma. Para que ningún niño se quede sin su regalo además de Santa, en países como Polonia también reparten por las casas el Gwiazdor (el Dueño de las Estrellas), el Ángel o el Niño Jesús.

A España también llegan los Reyes Magos desde oriente. Pero no es el único país: Melchor, Gaspar y Baltasar recorren Cuba, Argentina, Puerto Rico, Venezuela, Colombia, Bélgica y Alemania, donde la relación con los tres sabios aumenta porque –según cuenta la leyenda– Federico I de Hohenstaufen, cocido como Barbarroja, depositó los restos de los tres sabios en la Catedral de Colonia.