¿Quién se quedará con Graceland, la icónica mansión de Elvis Presley?

Situada en Memphis, Tennessee, Graceland es la mansión en la que vivió Elvis Presley desde los 22 años hasta su muerte el 16 de agosto de 1977. Un lugar que con el paso del tiempo se ha convertido en todo un símbolo de la cultura pop que atrae a más de 650.000 personas cada año desde que abrió sus puertas al público en 1982.

Esta propiedad, que se encuentra valorada entre 400 y 500 millones de dólares (370 a 460 millones de euros) ha dejado de tener propietario: el pasado 12 de enero, Lisa Marie Preslye, la única hija del conocido Rey del rock, falleció tras sufrir un paro cardiaco a los 54 años.

Lisa Marie como heredera de la propiedad de su padre tomó posesión de ella en 1980, tres años después de la muerte de su padre. La hija de el Rey del rock adquirió y mantuvo la posesión de toda la casa del artista, una propiedad que mide 5,6 hectáreas. Tras su muerte, se planteó la pregunta sobre quién se quedará con la icónica mansión. La respuesta parece clara. Graceland pasará a ser propiedad de las tres hijas vivas de Lisa Marie: la actrix Rileigh Keough, de 33 años, y las gemelas Harper y Finley Lockwood de 14 años.

Lisa Marie prometió que Graceland se quedaría, siempre, en manos de su familia: «Me la dieron a mí y siempre será mía», dijo en 2013. «Y después la heredarán mis hijas. Nunca será vendida». Sin embargo, parece ser que, a pesar de que Lisa Marie heredó la propiedad, hay dos socios minoritarios: su madre Priscilla y SunTrust, uno de los mayores bancos regionales del sur de Estados Unidos. La madre de Lisa Marie, fue quien transformó la mansión en una actividad comercial gestionada profesionalmente, salvándola así de la ruina. Aunque legalmente la propietaria era Lisa Marie, en la práctica, su madre –de 77 años– tiene una mayor influencia en la gestión del patrimonio de Elvis. Muchos se preguntan si la tercera generación mantendrá la propiedad de la casa o, por el contrario, la venderá. Por ahora, Graceland, un símbolo de la cultura pop pero también una gran fuente de ingresos, queda en las manos de esta nueva generación que ni siquiera lleva el apellido «Presley».