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Jorge Soley en el último Congreso Católicos y Vida Pública sobre la corrección políticaPaula Argüelles

El Debate de las Ideas

Jorge Soley: «La vocación de El Debate de las Ideas es abordar los temas que nadie se atreve a abordar»

El escritor inaugura una nueva sección en El Debate que tratará de profundizar en las grandes cuestiones del mundo contemporáneo desde una visión humanista: «Lo más interesante en el campo de las ideas proviene de pensadores que miran la realidad desde una perspectiva cristiana»

Es habitual leer en El Debate a Jorge Soley, autor de amplio recorrido y honda reflexión que ilumina con su aplicación de la razón las más diversas cuestiones, pero cuya especialización se encuentra tal vez en el mundo de las ideas.

Economista y escritor, patrono de la Fundación Pro Vida de Cataluña y ex presidente de European Dignity Watch, Jorge Soley reflexiona sobre la cultura de la cancelación, la libertad de expresión y las batallas culturales. Además de plasmar algunas de sus conclusiones en un ensayo, Manual del buen ciudadano para comprender la cultura de la cancelación (ACDP), ahora lo hará también desde una sección propia en este periódico, que llevará por título El Debate de las Ideas: un bastión de amplia mirada para recoger el testigo de una tradición periodística en decadencia, la que lucha por mantener el valor del debate dialéctico frente al poderoso algoritmo.

−¿En qué consiste El Debate de las Ideas?

−Se trata de una sección de El Debate donde vamos a dar cabida a toda una serie de reflexiones sobre el mundo en que vivimos, hacia dónde vamos, qué retos enfrentamos… Reflexiones que ya no están sujetas a la estricta actualidad y que nos permiten entrar en profundidad en algunas cuestiones que son las que marcan el rumbo del mundo.

−¿Con qué periodicidad podremos leerle?

−La sección saldrá cada sábado y la capitaneamos Pablo Velasco, compañero en las páginas de El Debate además de doctor en Derecho, licenciado en Periodismo y editor en CEU Ediciones, y yo, pero contaremos con diferentes firmas invitadas.

−¿En qué han percibido la necesidad de una sección que aborde estos temas más marginales?

−Seguimos la estela de El Debate de Hoy, que fue el germen del periódico El Debate. Nos parece que el nivel de debate que hay hoy en día en España es muy bajo, muy superficial, muy de análisis y, normalmente, muy partidista: todo se traslada a bloques y eso impide la reflexión pública. Lo que queremos nosotros es elevar ese nivel y dar voz a aquellos que sí están pensando y reflexionando sobre cómo se está conformando nuestra sociedad.

−¿Y dónde están? ¿Se han retirado del debate público, han cedido ese espacio al pensamiento dominante?

−Creo que simplemente estas personas no tienen las plataformas o los lugares donde expresarse ni la fuerza para que su reflexión llegue a un número amplio de gente. Nosotros aspiramos a dar voz a las personas que están pensando, pero no sólo amplificar el pensamiento que se está elaborando aquí, sino también en los países de nuestro entorno, como Francia, Reino Unido, Alemania o Estados Unidos. Hay grandes pensadores que pueden ayudarnos a orientarnos en el mundo líquido en el que nos movemos, y queremos que El Debate de las Ideas sea el lugar donde se produzca esa gran conversación intelectual abierta.

−¿Se rigen por los principios del humanismo cristiano, de los que bebe también El Debate?

−Nos parece muy enriquecedora la visión y la mirada del humanismo cristiano sobre la realidad. Tiene muchísimo que aportar. Estamos convencidos de que arroja una luz sobre la realidad que nos pone en una posición ventajosa a la hora de comprender hacia dónde va el mundo. Nos parece además que lo más interesante, sugerente y excitante que se está produciendo en el campo de las ideas proviene de pensadores que miran la realidad desde una perspectiva cristiana. Otras escuelas de pensamiento están muy agotadas, repiten o significan o aportan poquísimo. Los grandes pensadores vienen de ese ámbito, como decía Benecito XVI: fe y razón se complementan.

Nos parece muy enriquecedora la mirada del humanismo cristiano sobre la realidadJorge Soley

−En el ambiente cultural polarizado en el que nos encontramos, ¿es posible un verdadero encuentro, un verdadero diálogo?

−Confiamos en que la argumentación racional puede derribar cerrazones. Cuando uno argumenta racionalmente y hay personas que no están de acuerdo pero pueden discutir racionalmente, eso es de una riqueza enorme. Queremos rescatar esa conversación intelectual donde no todo el mundo tiene que estar de acuerdo, donde hay discrepancias, porque es muy enriquecedora y esperamos que sea un camino para abrir otras vías de conversación civilizada con gente que puede parecer que está en trincheras opuestas. Si pensásemos que todo el mundo tiene orejeras y casco ideológicos, no empezaríamos esta aventura... ni tendríamos lectores.

−Pero no se van a plegar a ciertos temas incómodos, ¿no?

−Es importante decir que una sección de ideas tiene que ser una sección que provoque, que haga pensar, que sorprenda, que te descubra cosas nuevas, perspectivas nuevas… Siempre recuerdo a Charles Péguy cuando sacaba sus cuadernos, en los que decía que una buena publicación tiene que dejar descontentos a una tercera parte de los lectores. La clave es que no sean siempre los mismos. Intentaremos hacer eso, sorprender, y aunque no todo el mundo esté completamente de acuerdo, que enarbolemos no una proclama vacía, un grito al aire, sino un argumento para que a partir de ahí comience una conversación civilizada que sea la base de la vida común.

−¿Tienen ya pensada una agenda de temas?

−Nuestro ámbito es muy amplio. No vivimos en una torre de cristal y los debates que estén en la sociedad los tenemos que abordar sí o sí, aportando en cada momento una lectura profunda, de largo recorrido, y sabiendo que esas discusiones y debates que se encienden en nuestra sociedad cada vez que hay una noticia o que se aprueba una ley tienen fuerza una semana y luego caen en el olvido. Nosotros vamos a intentar darle una mirada más profunda a esos temas. Además de eso, tenemos la vocación de abordar los temas que nadie se atreve a abordar.

−En la era de la corrección política, ¿cómo se enfrentan al «veto» de hablar de ciertos temas?

−Hay una tendencia a convertir ciertos temas en tabú, pero eso no nos arredra, igual que sucede con El Debate. Decía George Orwell en 1984 que los totalitarismos buscan ir reduciendo el lenguaje, porque así reducen las ideas. Nosotros queremos hacer justo lo contrario, queremos ampliar el lenguaje y ampliar los temas sobre los que sí se puede debatir y sí se puede reflexionar. Aquello que no se puede decir porque puede ser ofensivo, nosotros, con mucho respecto y con mucha educación, lo vamos a decir.

−¿Cómo puede competir este mundo de las ideas y de la reflexión con el algoritmo que esclaviza a los medios de comunicación?

−Es un debate de ideas; aunque obviamente queremos llegar a gente que tenga inquietud por estos temas, no somos ingenuos. No es un medio académico, o sea que nos interesa que nuestros artículos sean legibles, interesantes y no sean obtusos, pero sabemos que no podemos competir con otras cosas con más tirón mediático. Pero nos importa poco: porque cuando uno piensa por ejemplo en las ideas woke, hace veinte años solo interesaba a unos poquísimos que normalmente procedían del mundo académico o universitario. Sin embargo, ha acabado teniendo un impacto enorme. Aunque no vamos a llegar a las grandes masas, esperamos llegar a las personas que reflexionan, piensan y están poniendo las bases de cómo será la sociedad del mañana.