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Ocho lugares en España que parecen sacados de un relato posapocalíptico

Pueblos y edificios abandonados, territorios yermos con formas imposibles, lugares con un pasado oscuro... Todos parecen sitios idóneos para el Apocalipsis, en los que perfectamente se podrían ubicar las historias de Mad Max o deThe Last of Us

Adrián González Sebastián

Actualizada 04:25

Las Bárdenas Reales

Las Bardenas Reales (Navarra)

Este Parque Natural y Reserva de la Biosfera se localiza al sur de la comunidad foral de Navarra. Un escenario desértico, tan bonito como hostil (si no vas preparado), en el que caminar entre las rocas, alejado de toda población, es como recrear las escenas de Max Rockatansky combatiendo a los salvajes pandilleros por Australia. A pesar de las apariencias, el lugar está lleno de vida y de una riqueza geológica única en toda la Península.

Belchite

Belchite (Zaragoza)

El pueblo de Belchite es el reflejo vivo de la muerte: en él se produjo uno de los episodios más calamitosos de la Guerra Civil. Una localidad entera destruida que llega hasta nosotros como una sombra ruinosa de lo que fue: un municipio precioso con mucha historia detrás. La batalla de Belchite que se lo llevó por delante se produjo entre el 24 de agosto y el 6 de septiembre de 1937, dejando más de 5.000 muertos y un pueblo arrasado. A día de hoy, el Pueblo Viejo de Belchite se conserva como un museo al aire libre en el que se preserva su memoria.

Cuevas del Drach

Cuevas del Drach (Palma de Mallorca)

En la parte oriental de Palma de Mallorca se encuentra este conjunto de cuevas, que albergan uno de los lagos subterráneos más grandes del mundo: 1.200 metros de longitud y 25 metros de profundidad. En el primer contacto con el hombre, se utilizó como refugio de pescadores para aquellos que buscaban resguardo entre sus rocas ante un mal temporal. Un paraje de otro mundo en el que sus paredes y techos se ciernen, amenazantes, sobre los visitantes que recorren en barca el lago.

El Canto de Pico

El Canto de Pico (Madrid)

El palacio del Canto de Pico se eleva en el punto más alto de localidad de Torrelodones. Durante mucho tiempo fue la finca de recreo de Francisco Franco, hasta su abandono tras la muerte del dictador. A lo largo de estos años, la edificación ha sufrido un gran deterioro y expolio, lo que ha resultado en el aspecto actual del castillo: un edificio decadente, pintarrajeado y polvoriento que todavía alberga parte de su encanto y belleza.

El sanatorio de Cesuras

El sanatorio de Cesuras (La Coruña)

Uno de los múltiples hospitales para tuberculosos abandonados a lo largo y ancho de España. Durante el siglo XIX y a principios del siglo XX, la tuberculosis era uno de los grandes problemas de la sociedad española, de ahí la existencia de tantos recintos de este estilo. El sanatorio de Cesuras ha sido devorado, poco a poco, por la naturaleza que lo rodea, transformándolo en el aterrador paraje que aparece en la imagen.

Masía de Can Busquets

Masía de Can Busquets (Gerona)

La historia de esta masía se remonta hasta el siglo XV, y dejó de habitarse a principios del siglo XX. Desde entonces, la finca se ha dejado a su suerte, y la arboleda ha ocupado el lugar: lo único que resiste de forma estoica al paso del tiempo es la fachada. La residencia ha dado lugar, como suele ocurrir con este tipo de lugares, a leyendas negras y relatos de sucesos paranormales.

Monasterío de Santa María de los Ángeles,

Monasterio de Santa María de los Ángeles (Córdoba)

Sus raíces se adentran en un antiguo convento construido en el siglo XV, entre farallones y riscos, al borde del vacío sobre una pared vertical. El monasterio pasó por muchas manos hasta que, finalmente, en 1971 fue abandonado. Su localización hace muy difícil su acceso y su total aislamiento envuelve al lugar en un ambiente tétrico digno de los escenarios de cine más terroríficos.

El American Star (Fuerteventura)

American Star (Fuerteventura)

El American Star es un barco de entreguerras perteneciente a Estados Unidos. Su quilla quedó encallada en las playas de Garcey, en Fuerteventura, hasta que el oleaje consiguió sumergir, finalmente, el enorme navío. Los lugareños acabaron calificándolo como «barco fantasma» tras años de corrosión y óxido. A día de hoy, solo se conservan a flote unos pocos restos que pueden verse, de lejos, cuando baja la marea.

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