La reconstrucción digital del primer retrato de San Valentín se exhibe por primera vez en Italia hasta el 12 de marzo
El retrato más antiguo de san Valentín, de trece siglos de antigüedad, es devuelto a la vida
Se trata de la evidencia artística más antigua del santo que ha podido ser reconstruida gracias a la inteligencia artificial
La reconstrucción digital del primer retrato de san Valentín es expuesto por primera vez con ocasión de la exposición «El santo sin rostro» organizada en el marco del «Valentine Fest 2023», llevado a cabo por el Instituto de Estudios Teológicos e Histórico-sociales (ISPESS) de Terni, ciudad natal del mártir, en colaboración con el Ministerio de Cultura italiano.
La arqueología se moderniza
Se trata de una minuciosa reconstrucción realizada por la arqueóloga y restauradora Ilaria Carocci para el libro San Valentín. El perfil y la imagen. El rostro «real» de san Valentín fue reconstruido a partir de la pintura más antigua que representa al santo y que se encuentra en Roma en la iglesia de Santa María Antigua, ubicada en los foros imperiales, y data del siglo VIII.
La imagen se encontraba muy deteriorada, señaló Carocci, por lo que se decidió emplear la tecnología debido al posible daño que podría acarrear una restauración tradicional. «La fase previa a la intervención digital –continúa diciendo la restauradora– consistió en una cuidadosa investigación destinada a estudiar el método de ejecución del fresco». A continuación, se fotografió la imagen del santo en alta resolución junto con algunos detalles tomados de los personajes vecinos.
Con esto, se han rellenado los huecos del fondo, la ropa y la aureola, y se ha logrado recuperar las orejas y el pelo gracias a una primera intervención. «La segunda fase –comenta la restauradora– avanzó hacia la reconstrucción ideal, hipotética pero probable, de la imagen de san Valentín, lograda gracias al estudio comparativo de las partes faltantes de la obra con los detalles presentes en las figuras de los otros santos».
La tradición sostiene que San Valentín fue un obispo martirizado y decapitado en el siglo III por profesar la fe cristiana y probablemente por celebrar matrimonios prohibidos entre soldados y mujeres por ley, en el Imperio Romano, aunque su figura acabó entre el misterio y la mitología.