La pintura más codiciada de Klimt, víctima del expolio nazi, vuelve a Viena 80 años después
La exposición en el Museo Belvedere reúne más de 90 piezas, entre las que también se muestran las de contemporáneos del pintor austríaco
La obra más cara de Klimt ha regresado a Viena gracias a la exposición Klimt. Inspirado por Van Gogh, Rodin, Matisse... Instalada en el museo más importante de la ciudad, el Belvedere, alberga la colección de Klimts más importante del mundo. La exposición estará abierta entre el 8 de febrero y el 29 de mayo.
A lo largo de siete años, comisarios del Van Gogh Museum de Ámsterdam y del Belvedere de Viena habían trabajado por conseguir ciertas obras de Rodin, Matisse y Cézanne para la exposición. Sin embargo, estos opinaban que no era posible montarla sin la obra Serpientes de agua II (1904-1907), perteneciente a un coleccionista anónimo (que por fin se decidió a cederla) quien la compró por más de 180 millones de dólares (169 millones de euros) y que había sido expoliada por los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
Un legado agitado
La obra fue robada a la empresaria textil judía Jenny Steiner, mecenas de Klimt y del movimiento secesionista. Cuando se iba a subastar en 1940, el gobernador del Reich en Viena, Baldur von Schirach, la sacó del lote y se la entregó al cineasta nazi Gustav Ucicky, hijo ilegítimo de Klimt, que la colgó en el comedor de su casa.
En 2013, los herederos de Ucicky y de Steiner firmaron un trato de restitución y se repartieron a partes iguales sus 112 millones de dólares. Posteriormente fue vendida a un oligarca ruso a un precio superior, que a su vez la revendió a su actual coleccionista.
En enero fue enviada al taller de restauración del museo. En tan solo dos semanas la obra quedó como nueva, disminuyendo el efecto del craquelado y pasando el examen de daños. «El lienzo se encuentra en un estado envidiable», declara Stefanie Jahn, jefa de la restauración.
Tras analizar el cuadro a través de rayos X, se ha podido detectar los bocetos del artista y sus cambios en la composición. No obstante, no todo se ha podido salvar: «Los peces castaños que se ven aquí», dice Jahn «eran originalmente de color plata, han sufrido el proceso de oxidación. Esto no se puede corregir».
Para conmemorar el tercer centenario de su construcción, el museo ha decidido celebrar esta exposición que reúne más de 90 piezas y en la que se presenta la obra junto a su compañera, Serpientes de agua I. De este modo, Klimt comparte espacio con artistas contemporáneos. El comisario Markus Fellinger concluye: «Nuestra investigación descubre un Klimt muy diferente al habitual. A partir de una serie de comparaciones significativas, ilustramos cómo asimiló los logros artísticos de su tiempo».