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Una curiosa imagen de 360 grados de la Fiesta de la ResurrecciónEl Debate

Los ecos de una gran cita

Cuatro buenas lecciones de la Fiesta de la Resurrección

Más de 60.000 personas participaron el sábado en la Fiesta de la Resurrección, el primer concierto de Pascua organizado y financiado por la Asociación Católica de Propagandistas que se celebró en la plaza de Cibeles de Madrid

Casi tres horas de música en vivo sin incidente alguno en una tarde agradable, divertida, limpia y llena de positivismo. Cuando preguntas a aquellos que asistieron a la gran Fiesta de la Resurrección, casi todos destacan el «buen rollo» que se extendía por la plaza de Cibeles y por las calles anexas: más de 60.000 personas dispuestas a celebrar lo más importante, que la muerte no tiene la última palabra.

Después de cientos de artículos, crónicas, galerías de fotos, vídeos y posts en las redes sociales, el regusto de una de las jornadas más memorables de la capital –a la que asistieron, además de los artistas, grandes nombres del panorama madrileño, como el alcalde, José Luis Martínez-Almeida, o el cardenal arzobispo, Carlos Osoro– nos ha dejado un balance en forma de claves y reflexiones. Mucho que celebrar... y ahora, mucho que aprender de lo celebrado.

Sí, católicos

Católicos en medio del mundo. En las periferias, como pide el Papa Francisco, pero también en el centro de España, en la plaza más célebre de la capital. Católicos fuera de las cuevas en las que tantas veces nos escondemos, como recordaba Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP y principal propulsor de la Fiesta de la Resurrección.

Un joven sostiene una pancarta en la que se lee: 'Jesús, eres el amor de mi vida'El Debate

La celebración del sábado fue una «oportunidad ganada», una demostración de que los católicos no sólo estamos llamados a ser testigos de la Buena Nueva, sino que además podemos hacerlo, y hacerlo muy bien. Nuestra misión es la de testimoniar de qué forma el acontecimiento cristiano es la respuesta más verdadera a las exigencias humanas: debemos ser protagonistas de este testimonio, construirlo, contribuir a ese bien.

Y si además por el camino nos divertimos, compartimos tiempo de calidad con familiares y amigos (¡incluso compañeros de trabajo!), construimos cada ámbito de la realidad social y de la vida social y cultural de nuestro país... ¿Qué queda fuera? «Si el Señor es mi luz, ¿a quién temeré?», reza el Salmo 26. Y como dijo el rapero Grilex, esa luz es para llevarla al mundo.

El poder de la música

No es ser relativista, reduccionista o «protestante» ceder cierto espacio a nuevas formas de evangelización. Hay quien ve en ello una pérdida de ortodoxia, pero nuevas realidades requieren también nuevas formas de transmitir un mensaje (el único mensaje) que, sin embargo, sigue siendo el mismo. Así quedaba claro en el escenario: «Ser testigos del amor de Dios».

El director de cine Jesús García-Calero suele repetir algo muy pertinente: si san Pablo viviera hoy, probablemente sería youtuber, no seguiría mandando cartas a los corintios y a los filipenses. Es decir, que querría llegar al mayor número de personas posible. Y por eso mismo se ideó la Fiesta de la Resurrección: porque hoy la gente está en las iglesias, pero también en los conciertos. Y porque nunca hay que subestimar el poder de la música para alegrar el espíritu, elevar el alma y sí, también para lanzar un mensaje. Que se lo digan si no a Hakuna...

Hakuna Group Music provocó un verdadero tsunami en la Fiesta de la ResurrecciónEl Debate

Una fiesta para todos

Familias enteras. Grupos de adolescentes. Chiquillos subidos a hombros de sus padres... o de sus abuelos. Incluso un grupo de monjas de clausura habían obtenido permiso para «saltarse» las rejas del convento y acudir a celebrar que Cristo ha resucitado. Miles de personas y ni un solo incidente: un ambiente sano, tranquilo, agradable, donde todo el mundo se sentía acogido. Un verdadero ambiente de fraternidad.

Esta es una de las claves del éxito de esta fiesta. El concierto quedó exento de cualquier proclama reivindicativa con tintes políticos por parte de asistentes y organizadores, de la misma manera que se orilló otro posible riesgo: convertirse en un arma preelectoral dado que no hubo presencia visible de candidatos más allá de la presencia institucional del alcalde. No era un evento para reivindicar, sino para celebrar. Y eso hicimos.

Decenas de miles de personas se congregaron en la plaza de Cibeles para celebrar la Fiesta de la Resurrección

Las cosas bien hechas

Es importante también (lo era para los organizadores, pero también para los católicos) que las cosas «salieran bien». Que la organización fuera oportuna y eficiente. Que no hubiera problemas, ni aglomeraciones, ni problemas de sonido o de imagen, ni imprevistos de última hora. Cabe decir que la puesta en marcha de la ACdP fue excelente, y que excelentes fueron también la iluminación, el sonido (clave en un concierto), el funcionamiento de las pantallas, las acreditaciones de prensa y el control del aforo, por mucho dolor que causara tener que limitar el acceso a la plaza Cibeles.

Es común escuchar que los actos de la Iglesia provocan pereza o desidia (esto, a quien no los entiende), por eso tanto más importante era que, en esta ocasión, tratándose del primer gran acto público que una realidad eclesial lleva a cabo en las calles de la capital española después de la Jornada Mundial de la Juventud, todo saliera a la perfección, fuera fresco, divertido y emocionante.

Un momento del concierto de Hakuna en la Fiesta de la Resurrección, ya de nocheEl Debate

El presentador, el cómico Nachter, gritó: «¡El Señor ha resucitado!». La excitación, minutos antes de que finalizara la gran fiesta, estaba en su clímax. Entonces, Juan Peña propuso una canción a la Virgen: entonó la Salve Rociera, para muchos el momento más emotivo de la jornada. Y se cerró la primera de muchas fiestas cuyo objetivo es uno: celebrar el amor del Resucitado. Por muchos años (y muchos aprendizajes) más.