«El comunismo tiene hoy un rostro amable, el del marxismo cultural»
La última jornada de Voces por la Libertad, el congreso de víctimas del comunismo organizado por la Universidad CEU San Pablo, ha continuado buscando las consecuencias de esta ideología: «Si los comunistas tienen que mentir para perpetuarse, nosotros tenemos que buscar siempre la verdad, con valor, para poder sobrevivir»
En la segunda jornada de Voces por la Libertad, en la mesa redonda «El blanqueamiento del comunismo en la actualidad. Desafíos y propuestas», la profesora de Cultura Política de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan (Polonia), Joanna Rak; el profesor de Hermenéutica Filosófica de la Universidad de Trieste (Italia) y promotor del llamamiento «Nuremberg Trial for Communism», Renato Cristin; el presidente de SalL (Portugal), Afonso Teixeira da Mota, y el eurodiputado (VOX) y presidente del Grupo Iberoamericano ECR en el Parlamento Europeo, Hermann Tertsch, han detallado cómo se blanquea actualmente el comunismo en el mundo.
Jorge Soley, responsable de Relaciones Internacionales de CEU-CEFAS, ha introducido la conferencia afirmando que el comunismo no es algo del pasado, sino del presente: «Aunque en el contexto europeo ya no vivimos las situaciones que se dan en otras partes del mundo, vivimos unas situación que hemos denominado blanqueamiento del comunismo». La profesora Joanna Rak ha hecho una afirmación clara: «Los antidemócratas han encontrado canales para interferir en las estructuras políticas y tenemos que protegernos contra esto». Partiendo de una investigación que acaba de publicar, en la que ha estudiado la soberanía de las naciones políticas, se ha preguntado las razones por las que las democracias son todavía vulnerables a las amenazas antidemocráticas, y más mirando «el horrible pasado reciente».
«Las democracias liberales fallaron a la hora de protegerse contra el fascismo y el comunismo, y hoy en día el populismo de extrema derecha utiliza las mismas estructuras», ha destacado la investigadora polaca, antes de explicar la teoría de Karl Loewenstein (cuyo renacimiento se produjo tras la expansión del comunismo) sobre la necesidad de que las democracias se conviertan en militantes. «Parece que la llamada a la militancia es válida de nuevo si asumimos que la democracia es vulnerable a la influencia de los actores que buscan debilitarla», ha continuado, antes de advertir que las medidas preventivas han quedado obsoletas.
«La situación geopolítica contemporánea entraña nuevas amenazas para la democracia. Los antidemócratas han descubierto nuevas vulnerabilidades para interferir en las estructuras políticas, y para defenderse de ellas, las democracias han reforzado la restricción de libertades», ha concluido Rak, que ha insistido en la necesidad de tomar medidas innovadoras para defender la democracia.
«El blanqueamiento: la mentira comunista»
El profesor de Hermenéutica Filosófica de la Universidad de Trieste (Italia) y promotor del llamamiento «Nuremberg Trial for Communism», Renato Cristin, ha comenzado explicando su incredulidad ante el hecho de que una persona pueda ser encarcelada por simple hecho de ser «opositor político», como está sucediendo en Rusia. «Es una prueba de que el autoritarismo del comunismo continúa y no deja de ser el mismo, por mucho que se blanquee: el Kremlin es neosoviético».
El autoritarismo del comunismo continúa y no deja de ser el mismo, por mucho que se blanquee: el Kremlin es neosoviético
Fue el escritor Vladímir Bukovski quien le convenció de que era necesario que existieran unos juicios de Núremberg también para los crímenes comunistas, y trabajaron juntos en el llamamiento, tras el cual comenzó la pandemia. «No veremos justicia hasta que el comunismo sea juzgado: hasta que este mal no sea expuesto y reconocido formalmente», ha señalado, antes de compararlo con un cáncer. «La caída del Muro y de la URSS fueron una remisión del cáncer, que ahora, con metástasis, ha contagiado a otros pueblos. Debe haber un tribunal de la conciencia política y moral que condene de forma definitiva el comunismo, para poder afirmar, como ocurre con el nacionalsocialismo, un definitivo 'nunca más'».
Cristin ha entrado de lleno en este «blanqueamiento», explicando cómo el nazismo se ha considerado el mal absoluto, mientras el comunismo se ve como un mal menor, «incluso necesario en un contexto europeo convulso». Cristin hace un llamamiento a una acción política, social y cultural de condena del comunismo, que «no ha muerto como praxis infiltrada en las instituciones liberal-democráticas. En este sentido hemos constatado dramáticamente durante la gestión pandémica de la crisis cómo los gobiernos occidentales han obrado según el modelo chino y totalitario», ha continuado.
«El blanqueamiento, como símbolo de la mentira comunista, sigue siendo todavía una práctica vigente. En la parte social, manipulan las conciencias; la cultura de la cancelación es una modalidad del blanqueamiento», ha continuado, antes de explicar cómo otra de sus versiones trata de volver «inmaculado» el árbol genealógico de los comunistas. «Es una astucia sádica de la ideología comunista: parece que cien millones de muertos han sido sólo 'un pequeño accidente' para ellos, justificando así los asesinatos en masa».
«Aunque el comunismo hubiera muerto, Marx está vivo: se afirma que lo que ha muerto es el aparato estatal del régimen, pero el ideal permanece actual. Es una argucia discursiva que nos induce a creer que la idea comunista sería buena a pesar de las monstruosidades que ha engendrado», ha advertido, antes de hacer un llamamiento a «desenmascarar las mentiras comunistas». «Era más fácil luchar con el comunismo en la Guerra Fría: con la globalización, su diabólica acción se ha multiplicado e infiltrado en todos los espacios del mundo occidental», ha finalizado.
Una lucha contra Occidente
Por su parte, el abogado y presidente de SalL (Portugal), Afonso Teixeira da Mota, ha hablado de la metamorfosis del comunismo. «La amenaza del comunismo no ha terminado, sino que tiene hoy un rostro amable, el del marxismo cultural», ha comenzado su intervención, antes de afirmar que los comunistas siguen tratando de imponer su revolución, «ahora disfrazada de revolución radical feminista, ecologista, antirreligiosa y, en general, anti tradición occidental».
Según Teixeira, su enemigo a abatir es la propia sociedad occidental, nuestros orígenes grecorromanos y judeocristianos. «Nuestro patrimonio común está amenazado: el sentimiento antioccidental ha fagocitado el sentido común a través de temas como la leyenda negra, la ideología de género y, en general, el odio hacia todo lo que representa Occidente», ha continuado, antes de citar a Putin: «Ahorcaremos a Occidente y ellos nos venderán la cuerda».
«Si es cierto que el comunismo ha logrado pasar de las élites al pueblo, también es cierto que ha sido devuelto a las élites, que lo han aceptado y lo han integrado en el Estado, que ha hecho suyo el proceso. Haciendo uso de su prerrogativa del uso de la fuerza y coerción, los Estados están contribuyendo a reducir nuestra civilización. En este combate maquiavélico están dispuestos a cambiarlo todo, y a mentir, siempre que con ello destruyan las estructuras sobre las que se construye la civilización occidental: familia, patria y bien común», ha afirmado.
Los comunistas están dispuestos a todo siempre que con ello destruyan las estructuras de la civilización occidental: familia, patria y bien común
Teixeira ha concluido con una hipótesis de trabajo: «Creo que hay una verdad que defender y unas tareas que realizar para que no se imponga el silenciamiento de la maldad del comunismo: debemos volver al orden natural y a la familia, no podemos aceptar principios injustos. Si los comunistas tienen que mentir para perpetuarse, nosotros tenemos que buscar siempre la verdad, con valor, para poder sobrevivir».
Simpatizantes de Chávez y Cuba
El eurodiputado de Vox y vicepresidente del grupo ECR Hermann Tertsch ha sido muy claro a la hora de exponer la gravedad de la situación: «Parece que no aprendemos, cuando no hay un solo proyecto de socialismo-comunismo que haya tenido ningún tipo de éxito, ni siquiera parcial. Todos han acabado en miseria, crímenes masivos y catástrofes sociales y humanitarias generalizadas».
Tertsch ha criticado la situación de «los comunistas en el Gobierno español», a la vez que ha denunciado que hoy en día haya quien enarbola con orgullo la bandera de la hoz y el martillo o incluso que haya ministros que luzcan camisetas de la RDA. «En el Gobierno hay simpatizantes y apologistas de Chávez y de Cuba, el régimen criminal más antiguo del mundo, que hace vivir a su población en el crimen y el terror desde hace 64 años», ha continuado el también vicepresidente de la delegación parlamentaria Europa-Latinoamérica.
«Asistimos a fenómenos bárbaros, a enchufes obscenos que quieren que la agenda cultural se vaya cumpliendo paso a paso, y el resto estamos marginados, porque queremos resistir». Hermann Tertsch ha explicado que venía de un debate en el Parlamento Europeo donde se discutían las medidas para combatir el cambio climático enarbolando la fe en la ciencia. También ha analizado la situación rusa, «donde operan las estructuras del aparato soviético»: «El comunismo caníbal tiene un mensaje clarísimo: el mundo está a punto de acabarse si no renunciamos nosotros a parte de lo que ha sido nuestra sociedad occidental».
Los comunistas quieren acabar con conceptos que nos han mantenido y nos han identificado como civilización
«No hay nada peor que las posiciones templadas ante maldades radicales», ha aseverado, a la vez que hablaba también de un momento más complejo que el que nos enfrentaba al Ejército Rojo. «Los nuevos individuos están adoctrinados, convencidos, motivados y educados para creer que el empresario es un explotador, que maltratamos la naturaleza, que abusamos de la gente, que hay que compartir todo y que cualquier intento de destacar es insolidario. Estos mensajes generales pretenden vaciar y aislar al ser humano; vaciarlo de sentido y llenarlo del contenido necesario para que esté satisfecho en su soledad, sin familia, sin patria, sin pasado, sin historia...». Finalmente, ha sentenciado: «Los comunistas quieren acabar con conceptos que nos han mantenido y nos han identificado como civilización».