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Pedro Almodóvar durante la presentación de su libro 'El Último Sueño'GTRES

El Pedro Almodóvar literario es casi una parodia del cineasta

El Último Sueño (Reservoir Books, 2023) es el libro de relatos del director manchego que solo alcanza a reflejar parte de su imaginario, pero ni se acerca a su cumbre cinematográfica

Dice Juan José Millás del libro de relatos de Pedro Almodóvar, El Último Sueño, que «si la obra cinematográfica de Almodóvar fuera un traje, estos relatos podrían ser su forro». Puede que Millás tenga un poco de razón, o toda, porque al forro le falta el resto del traje, que son demasiadas cosas: la estética de las películas del director manchego falta, aunque esté escrita, y en esto es como si faltara la mención a la hipocondría en las películas de Woody Allen.

Por cierto, el director estadounidense también es un cineasta que escribe o un escritor que hace cine y hay una coincidencia casi estupenda entre ambos, y es que las palabras no les lucen tanto como las imágenes, al contrario de lo que le pasa, por ejemplo, a José Luis Garci. De aquí, quién sabe, la decisión personal de hacer cine: el encontrar el punto que falta, el toque necesario para ser un artista de éxito. No son malos los relatos de Almodóvar, quizá solo un poco: lo suficiente. Tampoco lo son los de Allen, mejores que los otros. Y ya está.

'El Último Sueño' (Reservoir Books, 2023)

Si Manhattan es una obra maestra y Mujeres al borde de un ataque de nervios una obra estupenda y prometedora que todo el mundo recuerda, El Último sueño es un germen difuso de esta, sin especialidades, como una copia falsa de lo decorativo de los filmes que apenas se aprecia si no es porque ya se han visto. Si esas películas no hubieran existido es posible que tampoco hubieran existido, aunque existan, los cuentos de Pedro Almodóvar, incluso puede que tampoco hubiera existido, aunque exista, Pedro Almodóvar.

Quizá Woody Allen quiso ser Scott Fitzgerald como Pedro Almodóvar quiso ser Tennessee Williams. Y ambos lo fueron, lo consiguieron, nunca mejor dicho en su ficción. Hay relatos (algunos con una falta de ritmo desoladora) del de Calzada de Calatrava que son (han sido) películas y hay películas que gracias a que lo fueron también fueron relatos. Almodóvar es una suerte de Tennessee Williams castizo y de la Movida, y apoyado en él y en ella se hizo el hueco mundial completamente ajeno, o si no tanto demasiado alejado, a años luz, de El Último sueño que quizá fue el primero y, a la vista del resultado, imposible.