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La historiadora y ensayista Elvira Roca BareaCarlos Ruiz B. k.

Entrevista

Elvira Roca Barea: «Se estudia poca Historia y mal porque hay periodos enteros desaparecidos»

Las Brujas y el Inquisidor , Premio Primavera de Novela, es la última obra de la filóloga española, autora de los ensayos Imperiofobia y leyenda negra y Fracasología: España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días

La reconocida historiadora y ensayista española, Elvira Roca Barea, autora de libros como Imperiofobia y leyenda negra y Fracasología: España y sus élites: de los afrancesados a nuestros días en la que se ha centrado en desmontar los mitos y estereotipos que rodean la historia de España y ha analizado el papel de la leyenda negra en la construcción de una imagen negativa de nuestro país en el extranjero, vuelve a las librerías con su primera novela histórica Las brujas y el inquisidor. Una obra en la que Roca Barea logra romper con todos los estereotipos de la Inquisición y la brujería en España. Tras ganar el Premio Primavera de Novela 2023, El Debate ha tenido la oportunidad de hablar con la autora sobre la leyenda española y el actual estado de la Historia en las aulas.

Las brujas y el inquisidor es un cambio de género para usted, conocida por sus ensayos. ¿Por qué decidió escribir una novela histórica para abordar la Inquisición española?

–Desde hace mucho tiempo he estado interesada en el asunto de Alonso de Salazar. Ya había varias publicaciones excelentes sobre él, especialmente los dos libros de Gustav Henningsen. Para poder hacer una contribución histórica significativa, habría necesitado trabajar mucho, posiblemente para agregar solo una página. Sin embargo, el tema era muy interesante y estuve reflexionando sobre él durante mucho tiempo. Finalmente, las piezas empezaron a encajar y la novela comenzó a tomar forma hasta que, a pesar de las dificultades, logré terminarla.

–¿Cuál fue el mayor desafío?

–Reunir todas las piezas del rompecabezas. El caso de Fouard Amourville es solo la punta del iceberg de un conjunto de problemas y circunstancias históricas. Había muchos elementos involucrados y mi principal dificultad era presentarlos a un lector que solo tendría la novela como fuente, es decir, proporcionarles todas las herramientas necesarias para que pudieran reconstruir el gran rompecabezas. Ese fue, sin duda, mi mayor desafío.

Es curioso que el caso de Zugarramundi sea conocido por todo el mundo, mientras que el inquisidor que evitó una catástrofe, Alonso de Salazar y Frías, sea desconocido

–El libro explora el papel de la Inquisición española y la visión distorsionada que el público tiene sobre el caso de Zugarramurdi. ¿De dónde surgen estos mitos o prejuicios?

–La brujería siempre ha sido un tema fascinante para la gente, y se ha convertido en una especie de «epidemia onírica» que se contagia fácilmente. Sin embargo, esto no es un fenómeno reciente, ya que la brujería ha existido siempre en la historia. Por otro lado, la Inquisición española ha sido un tema recurrente en la leyenda negra durante mucho tiempo. Es curioso que el caso de Zugarramundi sea conocido por todo el mundo, mientras que el inquisidor que intervino en ese caso y evitó una catástrofe, Alonso de Salazar y Frías, sea desconocido. Esto se debe en gran parte al arquetipo del malvado inquisidor, fanático y asesino, que ha existido durante siglos y que dificulta la posibilidad de presentar a un inquisidor razonable, inteligente y comprensivo, como lo era Alonso de Salazar. En la literatura, el arquetipo ha sido representado por intrigantes literarios, desde el doctor Carlos de Schiller hasta Verdi, Dostoyevsky y «El nombre de la rosa», mientras que la figura real de Alonso de Salazar ha sido ignorada. Este es un ejemplo de cómo el arquetipo literario puede vencer a la realidad.

Cubierta de 'Las Brujas y el Inquisidor'Espasa

–¿Por qué parece, a pesar de los diversos escritos ensalzando su figura, no interesar a sus compatriotas españoles?

–En España, el prejuicio inquisitorial es muy arraigado, no solo en el caso de la Inquisición, sino también en muchos otros aspectos. Hay ciertos territorios que son como caminar en terreno minado, y es preferible evitarlos o buscar otro camino si se quiere evitar problemas, ya sea para un investigador o un novelista. Además, en España somos muy dados a seguir la corriente y a aferrarnos a lo establecido. El país está lleno de museos inquisitoriales falsos, donde la gente paga por ver un museo de horrores lleno de objetos falsificados. Esto sigue sucediendo incluso en 2023 y continúa educando a generaciones de personas que creen que lo que se les muestra es cierto. Por supuesto, todo esto tiene que ver con el negocio. Al final, todo se reduce a esto, y eso hace que sea difícil cambiar. En España somos muy conservadores y poco innovadores, aunque todo el mundo pretenda ser lo contrario. Ser innovador es muy difícil, ya que requiere mucho trabajo y esfuerzo.

–Volviendo a la novela histórica, ¿Cree que es una forma más efectiva de llegar a un público más amplio que el ensayo cuando se trata de temas históricos complejos?

–La novela histórica puede ser una herramienta valiosa para enseñar sobre una época pasada, pero también puede ser peligrosa. A menudo, los autores no hacen un esfuerzo suficiente para investigar y presentar los hechos de manera precisa. En algunos casos, como en la novela Yo, Claudio de Robert Graves, se ha creado una visión distorsionada de una época histórica que ha educado a generaciones enteras. Esto demuestra que la novela histórica puede ser un arma de doble filo, ya que, si no se hace un trabajo riguroso, se puede transmitir una imagen inexacta y perjudicial. Por lo tanto, es importante que los autores de novela histórica hagan una investigación minuciosa para que su trabajo sea educativo y preciso. De lo contrario, el peligro es que se conviertan en una fuente de desinformación, lo cual es especialmente peligroso cuando un autor es tan talentoso como Graves, quien creó un arquetipo que solo está a la altura de los escritores más dotados.

No es fácil determinar quiénes son los buenos y quiénes son los malos en la historia del Imperio y la leyenda negra

–Hablemos de Imperiofobia y leyenda negra. Tras su increíble éxito, ¿opina que ahora los españoles son más conscientes de los mitos y leyendas que rodean su propia historia?

–Es difícil saberlo, pero me gustaría creer que sí y, sobre todo, me gustaría creer que al menos hay una cierta parte que ha comprendido por qué. Entender los motivos detrás de la contestación a una hegemonía es tan importante como comprender los hechos en sí mismos. Esto no es algo exclusivo del Imperio Hispánico, sino que ha ocurrido y ocurre en otros imperios a lo largo de la historia. Se trata de una guerra de opinión que implica poderes que combaten esa hegemonía. Es crucial comprender que esto no es una cuestión de buenos y malos, sino una cuestión de política internacional y de luchas de poder, donde todos se arman de razones y por, ello, no es fácil determinar quiénes son los buenos y quiénes son los malos en esta historia. España construyó en el siglo XIX una narrativa nacional en la que se identificaba con el Imperio, a pesar de que éste ya había desaparecido. Esto distorsiona nuestra visión histórica y sigue siendo un tema de conversación incluso hoy en día. Sin embargo, es importante recordar que el Imperio dejó de existir hace mucho tiempo.

–¿Diría usted que España es un enigma histórico?

–No, para nada. Yo creo que esto forma parte del complejo de autarquía. El complejo de autarquía es un problema arraigado en la historia de los territorios que formaron parte de la gran monarquía hispánica, incluyendo a España y a los hispanoamericanos. Este complejo se manifiesta en una dificultad para superar la pérdida del imperio y en una tendencia a mirar hacia atrás y hacia adentro, en lugar de ubicarse en la realidad presente y mirar hacia el futuro con inteligencia. Los españoles han arrastrado este problema durante mucho tiempo, lo que se refleja en su tendencia a la metafísica y los esencialismos. Esta tendencia solo sirve para ahondar el problema de la autarquía y, mientras no se supere, será difícil para cualquier país hispano ubicarse con éxito en el mundo presente y organizarse con garantías. Es esencial superar este complejo de autarquía y enfocarse en herramientas conceptuales que permitan entender el presente y mirar hacia el futuro con inteligencia.

Elvira Roca Barea en ZugarramurdiCarlos Ruiz B. k.

–Hablaba usted en su libro Fracasología de los afrancesados y las élites españolas. ¿Somos los españoles nuestros mayores enemigos?

–La historia de España en el siglo XIX es compleja y está marcada por una serie de cuestiones que surgieron tras la caída del Imperio español. La fragmentación del imperio y la falta de una respuesta adecuada a esa situación provocó el cierre de puertas en distintas áreas. Un ejemplo de ello fue la política activa de los Borbones que llegaron al trono tras la llamada Guerra de Sucesión, un conflicto que tuvo consecuencias mundiales y que es mucho más complejo de lo que se enseña en los libros de texto. La llegada de los Borbones al trono de España supuso una gran transformación política, ya que esta dinastía había sido la mayor enemiga de la anterior. Es fácil entender la dificultad que supuso para Luis XIV, quien fue rey de Francia durante 73 años y tuvo numerosas guerras contra los Habsburgo, llegar a reinar en Madrid. Los Borbones desarrollaron una política que cerró puertas en muchos aspectos, lo que contribuyó a una visión distorsionada de la historia de España.

–¿Qué es la leyenda rosa y qué finalidad tiene?

–La leyenda rosa es curiosamente compartida por aquellos que dicen estar en contra de la leyenda negra que es una idea absurda desde cualquier perspectiva. En cada época, hay diferencias y confusiones que contribuyen a la formación de leyendas negras y rosas. Este tema es la fuente de muchos conflictos, ya que algunos ven a la leyenda rosa como una herramienta fabricada para destruir el nombre de España debido a su asociación con un horror histórico. Las matizaciones importantes que se deben hacer al respecto a menudo son pasadas por alto por envidia o por una necesidad de preservar ciertas partes del argumentario de los oponentes políticos. Como señaló Rafael Altamira, la hispanofobia, también conocida como leyenda negra, es una herramienta de lucha política que se utiliza en el siglo XXI tanto en Hispanoamérica como en España.

Estudiándose la historia a cachitos no se estudia nada. Pero esto no es algo único de España

–Durante los últimos años ha surgido una ola de revisionismo histórico que ha conseguido introducirse en los centros educativos. ¿Diría usted que los jóvenes conocen su país?

–No la conocen, pero el conocimiento de la historia ha ido sufriendo un deterioro desde los años 80 en todo Occidente. Esto no es un problema particular. Aquí tiene unas connotaciones y, en cada caso hay sus variantes, pero en general el conocimiento de la historia en Occidente ha ido deteriorándose hasta unos niveles realmente tremendos, terribles. Y todo esto puede estar relacionado con la demolición de las humanidades y su desaparición o cuasi desaparición de los currículos en la formación. Se estudia muy poca historia y la poca que se estudia, se estudia mal, sí. Y se estudia mal porque hay periodos enteros desaparecidos, estudiándose la historia a cachitos no se estudia nada. Pero esto no es algo único de España. Aquí ha sufrido un deterioro grande en la medida en que se ha producido una parcelación por comunidades autónomas y entonces cada uno estudia el cachito de su pueblo. Esto empeora lo que ya venía siendo grave, pero, en general, el conocimiento que tiene hoy un joven europeo o americano de la historia en relación con el que tenía hace 50 años, no es incomparable. No se puede comparar. O sea, prácticamente el uno es un analfabeto con respecto al otro.