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El juego del Monopoly

El juego del Monopoly

El curioso origen del Monopoly, el juego que advertía sobre el capitalismo

Contrariamente a su motivación, el famoso juego acabó convirtiéndose en una diversión «terrateniente» que además inventó una feminista

El fin del Monopoly es acaparar propiedades y riquezas en furiosa (y divertida) competencia con el resto de jugadores. Pero el origen del juego estuvo muy alejado de su posterior desarrollo. Elizabeth Magie Phillips fue una activista por los derechos de las mujeres que en 1902 creó un juego llamado El juego del terrateniente. Magie lo inventó siguiendo la teoría del economista Henry George, una suerte de precursor de la renta básica universal. El juego tenía dos normas. En la primera, si un jugador obtenía una propiedad, los demás también ganaban, y el juego terminaba cuando el jugador más pobre doblaba su riqueza. La segunda norma fue la que se estableció en el tiempo, cuyo objetivo era adquirir el mayor número de propiedades y arruinar a los demás competidores.

La inventora pretendía mostrar las bondades del primer reglamento (en un principio, nunca comercializado, solo era este) mediante la confrontación con el monopolio de la segunda, pero falló en el tiro. La historia acabó sin más (no tanto) cuando Parker Brothers, la empresa de juegos de mesa, le ofreció 500 dólares por la patente. Era 1936 y ella aceptó, pero un año antes un tal Charles Darrow patentó una variación de El Juego del Terrateniente y lo llamó Monopoly. Parker también le compró la patente, pero Darrow incluyó en la transacción los derechos de autor y se hizo rico.

Caja antigua del juego del Monopoly

Caja antigua del juego del Monopoly

Magie defendía la economía neoclásica frente a la clásica de Adam Smith. En la neoclásica desaparecía la figura del terrateniente, según George: el rentismo que no produce nada y se aprovecha de la propiedad por lo que apostaba por un impuesto al suelo que revirtiera en lo público, acabando con el poder de los propietarios. En la versión del Monopoly de Magie el alquiler del suelo no se pagaba al terrateniente, sino al Estado, un impuesto único que se utilizaba en beneficio de los ciudadanos y el impuesto «anticapitalista» por el que George creía que podrían desaparecer todos los demás.

El juego se hizo popular, pero la parte de Magie (y de Henry George) fue desapareciendo en beneficio de la otra opción. Cuando Magie vendió la patente ofreció los dos reglamentos, pero Parker Brothers se centró en el Monopoly de Darrow, como poseedora de ambas patentes, hasta hoy. La curiosa historia está de actualidad por un documental (La historia secreta del Monopoly) donde se cuenta el caso del creador del Anti-Monopoly, Ralph Anspach. Parker le ofreció dinero por renunciar al nombre de Monopoly y no contar nada, pero Anspach investigó la historia de Magie, encontró el origen de todo y el Tribunal Supremo le dio la razón. Tras llegar a un acuerdo con Parker, Anspach, profesor de economía (quien tenía una idea similar con su propio juego [cuyo fin era devolver el mercado libre] a la de la inventora en el sentido de mostrar lo dañinos que pueden ser los monopolios), pudo usar el nombre y contar toda la verdad de la idea de un juego de motivación «capitalista» que en el principio fue todo lo contrario.

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