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Román ha cortado una oreja al quinto de la tarde en Las Ventas

Román ha cortado una oreja al quinto de la tarde en Las VentasEFE

Feria de San Isidro

Oreja a la valentía de Román en una tarde que pudo ser mayúscula

El valenciano se lleva un trofeo que sabe a poco mientras que Francisco José Espada sufre una cornada y las exigencias del palco

La amenaza de lluvia ha acompañado la decimotercera corrida de la Feria de San Isidro. Más de 18.000 personas en Las Ventas para presenciar un encierro de Luis Algarra y Montalvo al que se ha podido sacar mucho más partido. El Payo ha pasado sin pena ni gloria, Román ha cortado una oreja épica, pero que sabe a poco, y Francisco José Espada ha dejado buenos momentos y ha visto como el palco le negaba un premio reclamado mayoritariamente.

Román ha forjado buena parte de su trayectoria en las corridas duras, a las que no renuncia y que le dan la experiencia necesaria para cortar orejas como la que ha cortado al quinto de la tarde. El diestro valenciano ha sabido bregar con un astado de Montalvo que tenía mucho peligro, pero también una casta que ha exprimido por el pitón izquierdo. Al natural ha templado una embestida compleja, anárquica y con riesgo. Una labor que el público ha sabido apreciar y recompensar.

La faena ha tenido sus altibajos, pero siempre con ese punto de emoción que falta en tantas otras tardes de pases y pases en redondo. Un susto en los compases finales y las casi obligatorias manoletinas en el epílogo han dado paso a una gran estocada de Román. Petición mayoritaria y oreja justa para el valenciano. Sin embargo, la tarde podía haber sido mucho más rotunda para él. El primero de su lote también era de triunfo, un toro de bella estampa, con tranco y clase que ha sobresalido en una corrida buena en líneas generales.

Pase de pecho de Román en la decimotercera de San Isidro

Pase de pecho de Román en la decimotercera de San IsidroEFE

Se equivocó Román en las primeras tandas de su faena al querer sacar partido del trote del animal. Hasta en tres ocasiones lo ha citado en largo para no terminar de cuajar ninguna de las series y agotar al toro. Pese a todo, la calidad de su embestida ha permitido al diestro componer algunos muletazos largos y lentos, aunque menos de los que han podido ser. Otra buena estocada, una ovación con saludos compartida con el de Luis Algarra y una puerta grande que pudo y no fue.

Lo de Francisco José Espada es casi peor. El torero madrileño ha podido salir a hombros y casi tiene que dar las gracias por hacerlo por su propio pie. El joven matador ha sufrido la exigencia de un palco que le ha negado la oreja en el tercero de la tarde. Una dureza presidencial que contrasta con la facilidad con la que se conceden los trofeos otras tardes. ¿Veremos mañana semejante injusticia ante una petición mayoritaria como la de hoy? Solo hace falta repasar el cartel (Manzanares, Emilio de Justo y Roca Rey) para poder asegurar casi de forma tajante que no.

Sin ser excelente, la faena de Espada ha sabido sacar partido de otro toro con clase. Incluso se podría decir que ha estado por debajo del astado. Sin embargo, la labor en su conjunto ha sido celebrada por un público al que los toreros han cogido el truco. Al más puro estilo Roca Rey, manoletinas y arriesgados recursos similares son el yeso que sirve para cubrir los desperfectos de unos naturales y derechazos a los que les faltó ligazón, templanza y les sobró altura.

Enrabietado tras una vuelta al ruedo que no tuvo nada de democrática, el de Fuenlabrada trató de reponerse en el que cerró plaza. Otra faena lejos de ser sobresaliente, pero en la que destacó una primera serie en la que el matador lidió de rodillas con más temple que en posición vertical. En esta ocasión, los consabidos riesgos del epílogo pasaron factura y Espada ha sufrido una cornada de la que ha tenido que ser operado en la enfermería de la plaza de toros. Pese al percance, el joven torero siguió en el ruedo para estoquear con desacierto al animal y cerrar su actuación.

Por supuesto, tener un torero en la enfermería no ha frenado la triste nueva moda venteña que convierte las galerías de la plaza de toros más importante del mundo en una suerte de discoteca.

Francisco José Espada, prendido por el sexto de la tarde

Francisco José Espada, prendido por el sexto de la tardeEFE

Abrió el cartel El Payo. El mexicano llevaba ocho años sin torear en San Isidro y posiblemente pasen otros tantos hasta que lo vuelva a hacer. Con un lote que daba oportunidades, el diestro ha estado totalmente desdibujado, fuera de sitio y evidenciado que la exigencia de la temporada española ya es mucho para él.

Ficha del festejo

  • Decimotercera corrida de la Feria de San Isidro. Menos de tres cuartos de plaza (18.224 espectadores, según la empresa) en tarde nublada y con algunas lluvias.
  • Toros de Luis Algarra, de correcta presentación, salvo el sexto, con clase, pero faltos de fuerza, y Montalvo ( 4º y 5º), menos cuajados y con peligro el quinto.
  • El Payo (añil y oro): silencio y silencio.
  • Román (plomo y oro): ovación con saludos y oreja.
  • Francisco José Espada (azul noche y oro): vuelta al ruedo tras petición y silencio.

Parte médico de Fco. José Espada

El torero ha sido operado en la enfermería de la Plaza de Toros de Las Ventas de una cornada de dos trayectorias de 15 cm cada una en el muslo izquierdo y trasladado a la clínica Fraternidad Muprespa Habana con pronóstico grave.

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