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Ginés Marín aguantando el chaparrón en el callejón de Las VentasEFE

Feria de San Isidro

Tarde de perros en Las Ventas en la que se aguaron los cubatas y todo lo demás

Perera, Talavante y Ginés Marín han soportado un intermitente aguacero lidiando una corrida sosa, mal presentada y sin atisbo de emoción

Rompió el paseillo al tiempo que lo hacia el cielo de Madrid. Una lluvia torrencial saludaba una tarde de viernes desapacible en la que las denominadas figuras han vuelto a chocar contra toros blandos, mansurrones y muy protestados.

Si siguen así las cosas, la plaza de Las Ventas, la más importante del mundo, va a perder su condición de discoteca favorita de los jóvenes madrileños. Cubatas caros, mal tiempo y un espectáculo carente de emoción de más de dos horas que no compensa el bailoteo de después. Los destellos de Miguel Ángel Perera y Alejandro Talavante saben a poco en una tarde de lleno en los tendidos.

Hasta tres hierros, Nuñez del Cuvillo, Toros de Cortés y Victoriano del Río, han hecho falta para completar un encierro muy justo de presentación, protestado por la parte de los tendidos que no suele tener las manos ocupadas sosteniendo el gin-tonic y con una nobleza bobalicona a la que no beneficiaba la absoluta falta de fuerza de los animales. Con esos bueyes ha tocado arar y la terna lo ha intentado cada uno con su estilo y peculiaridades.

Los paraguas poblaron los tendidos durante la primera faena de PereraEFE

Perera ha dejado, quizá, lo mejor de la tarde con su toreo ligado y en redondo. Es cierto que puede carecer de fondo y eso provoca que no acabe de hacer vibrar a los espectadores incluso en una tarde de viernes. Bajo un aguacero ha entrado a matar al primero y el bajonazo, aunque tal, debe reconocerse como meritorio.

Mejores muletazos le ha conseguido arrancar al manso cuarto. Curro Javier se desmonteró tras dos buenos pares de banderilla al tiempo que la lidia no conseguía evitar que el astado eligiese los terrenos de la faena. Se iba el de Badajoz a las proximidades de chiqueros para tratar de componer una obra que se veía interrumpida por la huida del astado. Dos derechazos y a correr tras el animal, otros dos y misma situación. Entre unas cosas y otras pasaba el tiempo y hasta dos avisos ha escuchado Perera atravesado con el descabello. Unas ligerísimas palmas reconocían su irregular actuación en el primero y el cuarto.

Talavante sigue queriendo, pero no termina de reencontrarse con Madrid. La plaza está con él, pero la selección ganadera no le beneficia. Su faena al segundo, cuando escampaba la lluvia, iba acompañada por la música de las protestas y los insultos cruzados entre los tendidos. «Miau», gritaban unos, «cállate, bobo», contestaban otros. Y en medio un matador de rosa palo y oro que toreaba con la derecha la sosa embestida del Núñez del Cuvillo. Los fallos con la espada alejaban cualquier posibilidad de premio.

Si el segundo era por la derecha, el de Victoriano del Río quinto, otro toro fuertemente protestado desde su salida de chiqueros, era por el izquierdo. Talavante, que caminaba cabizbajo por la plaza, conseguía hacer brillar algún natural rematados con torería con un pase del desprecio digno de cártel. A medida que se agotaban sus fuerzas, el animal ganó en peligro, con el extremeño soportando algún parón sobrecogedor. Otro pinchazo y otro silencio.

Probaturas por la espalda de Talavante en su primera faenaEFE

Y soportando la tormenta meteorológica, ganadera y del público un Ginés Marín que intercala tardes de mérito con otras insulsas en Madrid. Hoy tocaba cruz. En el tercero no ha conseguido dominar la embestida del animal y en el sexto, aunque con algún muletazo celebrado, ha pecado aún más de una evidente falta de sitio que resta emoción al conjunto. Silencio y silencio en una tarde sin pena ni gloria.

Al grito de «manos arriba, esto es un atraco» terminaba la tarde de viernes en Las Ventas... se lo gritaban al palco, no a los camareros. Estos todavía tienen mucha faena por delante. La noche en la discoteca taurina más importante del mundo no ha hecho más que empezar.

Ficha del festejo

  • Decimoquinta corrida de la Feria de San Isidro. Lleno de 'no hay billetes' (22.964 espectadores) en tarde lluviosa y desagradable.
  • Toros de Núñez del Cuvillo (1º y 2º) justos de presentación, sin fuerza y con una nobleza sin peligro; Toros de Cortes (3º) justo de presentación y mansurrón; y Victoriano del Río (4, 5º y 6º) protestados por su presentación, con cara novilleril, sin fondo y mansos, especialmente el quinto.
  • Miguel Ángel Perera (caldero y oro): ligerísimas palmas en ambos.
  • Alejandro Talavante (rosa palo y oro): silencio en ambos.
  • Ginés Marín (caldero y oro): silencio en ambos.